Nos quedamos en...
Alejandra sonreía para sus adentros, sabiendo que no se iba a encontrar a César solo, y esperando que Victoria la pusiera de nuevo en su lugar, aunque, para nada se imaginaba que los encontrarían algo más que acaramelados...
A: (Divertida) Sí, sí, dale "querida"... Con un poco de suerte, hoy te sacan los ojos...
Continuación...
Se asomó al pasillo discretamente esperando ver volar a Danna tras alguna otra cachetada triunfal de Victoria pero lo que ocurrió fue algo muy diferente. La viuda negra se encontraba frente al camerino de César, inerte, con la puerta abierta y la mirada clavada en el interior pero sin atreverse a entrar. De repente Alejandra la vio salir corriendo pasillo adelante y su indomable curiosidad la llevó a plantarse allí para saber qué era lo que la había ahuyentado de esa manera. Inmediatamente comprendió la reacción de Danna al ver a Victoria sobre César, haciéndole el amor de una manera digamos "pasional"; hasta ella misma se quedó inmóvil por unos segundos al contemplar la escena pero, sin ninguna duda, los gemidos de ambos iban a alertar a todas las personas de alrededor, por lo que rápidamente volvió en sí y cerró la puerta tras ella para dejar que terminaran lo que estaban haciendo.
A: (Aguantando la risa) Definitivamente, una imagen vale más que mil palabras...
Esa noche Alejandra decidió volver a su apartamento a dormir y dejarlos solos, necesitaban un tiempo para ellos, sin tener que estar pensando en cuidar a los demás. Sin embargo, Victoria tenía otros planes; llevaba varios días sin dormir en casa con sus hijos y le pareció que era momento de volver. Ya en su departamento y con gran pena pero más tranquila después de lo ocurrido en el camerino, se despidió de César de forma cariñosa y se metió de nuevo en su papel de mamá. Él la vio tomar el ascensor y alejarse, dejando un hueco enorme en su interior; ya no era capaz de dormir bien sin ella, sin su calor, sin su sonrisa en la mañana y, aunque acababa de tenerla entre sus brazos, la necesitaba de nuevo, pero de una forma distinta, más tierna... Después de aquella entrega tan pasional su cuerpo le pedía besarla, acariciarla sin llegar a nada más. Era imposible liberar su instinto animal sin que después saliera a flote su instinto protector, que le pedía a gritos mimar cada centímetro de su cuerpo, cubrir de nuevo con besos dulces cada cicatriz y hacerle sentir su amor y su veneración por ella. Aquella noche los tres dormirían por separado pero juntos en pensamiento, regresando a su mente los momentos vividos esas últimas semanas y las sensaciones de una nueva felicidad que nunca hubieran creído posible.
A la mañana siguiente en la cafetería de Televisa, Alejandra los encontraría desayunando muy acaramelados, "como dos adolescentes enamorados" se decía a sí misma y automáticamente sonreía emocionada cuando ambos abrían sus brazos para recibirla.
V: (Extrañada por la expresión de Alejandra) Buenos días mi amor, qué te pasa?
C: (Preocupado) Sí, qué le pasa a mi princesa?
A: (Mirando a los dos y sin poder contener algunas lágrimas de alegría) Esto me pasa...Que lo habéis conseguido, que por fin puedo ver en vuestras caras la alegría, la felicidad inmensa de estar juntos después de tanto sufrimiento y... y que compartís ese amor conmigo, que me tratáis como nadie lo ha hecho nunca.
V: (Secando sus lágrimas) Mi amor... Lo hemos conseguido, los tres!! Tú eres parte de todo esto mi niña y nuestra felicidad no es sólo por estar juntos, sino porque tú estás a nuestro lado también. Sin ti nada hubiese sido posible, (mirando a César) cierto mi vida?
C: (Sonriendo con ternura) Muy cierto! Soy el hombre más feliz del mundo porque uno, tengo por fin a mi lado a la mujer a la que llevo amando toda la vida, (tomando la mano de Alejandra) en grandísima parte gracias a ti; y dos, porque has hecho nacer en nosotros un nuevo y maravilloso sentimiento, el de ser padres. La vida nos separó y nos quitó la oportunidad de tener un hijo fruto de nuestro amor. Y ahora nos recompensa poniéndote en nuestro camino, para salvar a Victoria del terror, traerla de vuelta a mis brazos y convertirte en la hija que nunca pudimos tener. Te das cuenta de la felicidad inmensa que tú supones en nuestras vida Ale?
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Resiliencia Tekila
RomanceVictoria Ruffo y César Évora, una realidad muy distinta a la ficción... Qué pensarías si todo hubiese acabado por una mentira? Si toda tu vida fuese una actuación... Es la primera vez que escribo en mi vida, por supuesto que nadie se sient...