Tan cerca de tenerlo todo...

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Nos quedamos en ...

Sacerdote: (Extrañado) Victoria?? ...Te repito la pregunta... Aceptas a César como esposo?

V: ...

Continuación ...

César se volvió para mirar a la mujer que amaba y sus enormes ojos verdes se clavaron en él con tal angustia que hicieron que se le encogiera el corazón; podía ver a través de ellos el miedo y el dolor que estaba sintiendo. Aunque le provocaba abrazarla y comérsela a besos, se contuvo y sólo tomó sus manos, las apretó y le susurró dulcemente un "te amo". Ella llevó las manos a su cara y recorrió sus facciones; cerró los ojos, los volvió a abrir y suspiró.

V: Esto...Esto está pasando de verdad cierto?

C: (Besando sus manos) Sí mi cielo, te prometo que sí. No tengas miedo mi amor...

V: (Dejando escapar algunas lágrimas) César te amo...

C: (Secando sus mejillas) Y yo a ti mi vida, te amo como nunca he amado a nadie Victoria. (Ignorando al sacerdote) Y por eso mismo quiero convertirte en mi esposa. Qué dices mi sol? Me aceptas? Me aceptas como tu marido?

V: (Mirándolo a los ojos y sin importarle ni dónde estaban ni quién estaba presente) ....Sí...(Afirmando con vehemencia) Sí, claro que te acepto amor.

Por fin, por fin Victoria se pronunciaba y, aunque no estaba entendiendo nada, el sacerdote suspiró aliviado y se dirigió a todos los presentes:

S: (Divertido) Bueno, lo tomaremos como válido. (Alzando las manos) Yo los declaro marido y mujer! Y ahora sí... pueden besarse.

Como volviendo a la realidad, Victoria se llevó las manos a la cara al escuchar aquella frase y miró a César descolocada, asustada, feliz...todo al mismo tiempo. 

V: (Sin poder creerlo) Dios mío...

C: (Sonriendo al ver su desconcierto) Ven acá mi vida...

Y sin dudarlo un segundo más, la tomó firme por la cintura y por la nuca para depositar en su boca un profundo beso que sellaba su compromiso ante todos y que le proporcionaba a su mujer la seguridad y el amor que le hacía falta en ese momento.

V: (Sonriendo en sus labios) Soy tu esposa...SOY TU ESPOSA!!

C: (Atrapando de nuevo sus labios) Lo eres amor, por fin lo eres!

V: (Llorando emocionada aún en sus brazos) Amor soy tan feliz que....

C: (Secando sus lágrimas con ternura) Lo sé mi vida, he sido consciente de los fantasmas que te han atormentado hoy y que te siguen impidiendo creer que esto esté ocurriendo de verdad. Pero te prometo que voy a ir borrando esos miedos, hasta que nada más recuerdes felicidad a mi lado.

Ahora era ella la que lo besaba en agradecimiento a esas bellas palabras, a su amor, a su apoyo, a todo lo que significaba en su vida. Segundos después empezaron a sentir los brazos de sus hijos rodeándolos y celebrando con ellos aquel momento de inmensa alegría y una sonrisa infinita se dibujó en el rostro de la bella mujer de ojos verdes.

Al salir de la iglesia posaron todos juntos para la prensa, respondieron preguntas, accedieron a tomarse fotos y, una vez cubierta su imagen pública, se retiraron a celebrar en compañía de sus amigos y familiares directos. Pasaron el resto del día en un pequeño rancho a las afueras de la ciudad, bailando, riendo, disfrutando de aquel momento de plenitud y, ya cayendo la tarde, un ansioso César llegaba a su límite.

C: (Tomando de la cintura a Victoria y susurrándole al oído) No aguanto más...

V: (Jugando con él) Bueno amor, pues deja de bailar...Mejor siéntate en una sillita y descansa sí? Mira que ya estás mayor...

Resiliencia TekilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora