Nos quedamos en ...
C: (Mirándola fijamente) No podemos adoptarte...
Continuación ...
La joven mantenía la cabeza agachada y apretaba lo dientes intentando mantener la compostura. Tenía que protegerse con su coraza y esconder el dolor que estaba sintiendo pero, aún acostumbrada a hacerlo durante años, el impacto de aquellas palabras que acababan de salir de la boca del que creía un padre la tenía completamente desequilibrada.
C: ...Ale escúchame...
A: (Levantando la mano sin mirarlo) No, no, no es necesario...
C: (Muriendo de la angustia) Hija, por favor escúchame.
A: (Mirándolo con una rabia que jamás había tenido hacia él) Nunca me vuelvas a llamar así!
V: (Con el corazón encogido) Ale mi niña, escúchanos, hay una razón...
A: NO ME INTERESAN VUESTRAS RAZONES!
C: (Manteniendo la calma y hablando con dulzura) Déjanos explicarte sí?
A: (Respirando profundamente) Yo no os estoy pidiendo explicaciones. Lo entiendo perfectamente.
C: No, es que no es lo que sea que estás pensando!
A: (Tapándose los oídos) Nooo, es que no quiero escuchar nada más!!
V: (Acercándose para abrazarla) Mi amor...
A: (Apartándose bruscamente) NO, no te me acerques...
La joven los miraba desde el otro lado de la sala, rota de dolor y como una niña aterrorizada; nunca la habían visto así y no soportaban aquello. Victoria ya lloraba desconsolada al presenciar el sufrimiento de su hija y angustiada por resolver aquel malentendido lo antes posible.
C: Está bien, está bien (levantando las manos en señal de paz) no diremos nada más. Victoria mi amor...
Ella entendió perfectamente a lo que César se refería y, sin esperar un segundo más, abrió su bolso, sacó un sobre y con las manos temblorosas se lo extendió a Alejandra. La joven se quedó mirándolo indecisa, pero los ojos suplicantes de Victoria la doblegaron y se acercó para tomarlo. Lentamente sacó los papeles que había dentro y empezó a leer. Segundos después se llevaba una mano a la boca para acallar un gemido de dolor y volvía a leer incrédula una y otra vez aquellos documentos.
C: Mi amor, entiendes ahora por qué no podemos adoptarte?
Alejandra lo miraba aterrorizada.
C: Los apellidos Évora Martínez Del Río te corresponden por derecho de sangre. Tú (suspirando) ya eres nuestra hija.
A: (Llevándose las manos a la cabeza y respirando con dificultad) Dios mío, dios mío....(Leyendo los informes una vez más con aquella palabras retumbando en su cabeza) Nooo...
V: (Desesperada) Mi niña...
A: Nooooooo, esto no puede ser, no puede ser!!! (Tan nerviosa que no sabía ni qué decir ni qué hacer)Esto es mentira....es mentira!!
V: No mi amor, no lo es.
A: (Fulminándola con la mirada) Nunca me dijiste nada de otra hija. Jamás mencionaste que te quedaste embarazada de César!!!!
V: Lo sé... Mi amor perdóname.
A: (Fuera de sí) Pero por qué?? POR QUÉ???? Con todo lo que hemos compartido....por qué me ocultaste eso????
V: (Destrozada) Era muy doloroso para mí mi vida...perdón...yo...
A: (Atacándola) Qué hiciste conmigo?? QUIERO LA VERDAD!!!
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Resiliencia Tekila
RomanceVictoria Ruffo y César Évora, una realidad muy distinta a la ficción... Qué pensarías si todo hubiese acabado por una mentira? Si toda tu vida fuese una actuación... Es la primera vez que escribo en mi vida, por supuesto que nadie se sient...