casi maleficios

745 76 1
                                    

Las semanas pasaron de una manera inusualmente rápida, lo más probable sería porque Helena había pasado todas las tardes de esos días junto a Draco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las semanas pasaron de una manera inusualmente rápida, lo más probable sería porque Helena había pasado todas las tardes de esos días junto a Draco. Su relación iba cada vez mejor. 

Un lunes, Helena caminaba sola hacia el Gran Comedor para el almuerzo, cuando una Hermione bastante agitada apareció frente a ella cortándole el paso. Helena no quería hablar con ella.

- Helena -dijo la Gryffindor mientras jadeaba. La nombrada no contestó, simplemente hizo un movimiento de cabeza-. ¿Por qué ya no vienes a las reuniones?

Helena rió sarcásticamente e intentó seguir caminando, pero Hermione emprendió paso a su lado.

- ¿Eh, Helena? -instistió-. ¿Ha pasado algo?

- ¿No te lo ha contado, Hermione? -preguntó Helena entrando en cólera. Su voz era tan fría que quemaba-. ¿No sois tan amigos? ¿No os lo contáis todo?

- ¿Quién? ¿Ron? -preguntó Hermione sin entender. Helena rodó los ojos-. ¿¡Harry!?

- Sí, Hermione. El gran y perfecto Harry Potter es un maldito hijo de p...

Pero la Ravenclaw no pudo terminar su tan ansiada frase porque el recién nombrado azabache salía del Gran Comedor junto a Ron a la vez que ellas entraban. Helena le dedicó una última mirada a Hermione y se separó del trío. Definitivamente, no se iba a librar de esos ojos verdes en mucho tiempo.


En las siguientes semanas, Helena había vuelto a ser castigada por la profesora Umbridge, lo que provocó que en su mano quedara perfectamente grabado el mensaje que la Suma Inquisidora le había ordenado copiar. Esta vez, a la chica ni se le habría ocurrido prenderle fuego a la pluma, pues la profesora Umbridge se llevó todo el tiempo que duró el castigo apuntándola con su varita. Por todos los medios, Helena intentaba cubrir el dorso de sus manos, tanto que llevar guantes a finales de febrero era algo que jamás habría pensado hacer. Pero, obviamente, Draco no era tonto...

- ¿Qué haces con guantes? -le preguntó cuando llegaron a la torre de Astronomía y se acomodaron-. Eres de fuego, ¿no puedes simplemente autocalentarte las manos?

Helena rodó los ojos ante la última pregunta del chico. Aunque, en realidad tenía razón. Helena tuvo que pensar rápidamente una respuesta.

- Mi abuela me tejió estos guantes -suspiró-. Es uno de los pocos recuerdos que tengo de ella.

Draco tragó saliva. Helena luchaba por no reír mientras miraba al suelo.

- Lo siento, nena -se disculpó-. No lo sabía.

- Está bien, Draco -Helena sonrió-. No te preocupes -le dió un beso en la comisura de los labios.

- Oye, Draco -le dijo la chica. El rubio la miró invitándola a continuar-. Se acerca San Valentín -sonrió la Ravenclaw mientras apoyaba su cabeza en el hombro del chico. 

- ¿Y qué? -preguntó Draco. Helena frunció levemente el ceño.

- Yo... -se trabó ante la indiferencia del chico-. Me preguntaba si querrías que fuéramos los dos... Ya sabes... Hay organizada una excursión a Hogsmeade... Pero si no quieres, está bien.

No pudo terminar la frase porque el Slytherin comenzó a reír a carcajadas. Helena se dio cuenta de la broma que le había gastado y comenzó a darle golpes en el brazo.

- ¡Eres un idiota, Malfoy!

- Deberías haber visto tu cara -Draco dejó de reír pero tenía una sonrisa de lado-. Pues claro que vamos a ir juntos a Hogsmeade en San Valentín, nena -le dio un beso corto en los labios-. Quería preguntártelo yo -le dio otro beso, esta vez un poco más largo-, pero eres una impaciente -terminó dándole un beso largo y lento.

Cuando se separaron, Helena se sentía desorientada.

- Nos vemos, Malfoy -le guiñó un ojo y se fue escaleras abajo de la torre de Astronomía, dejando arriba a un Slytherin con una sonrisa tonta.


Al día siguiente, la noticia de que Marietta, la Ravenclaw, se había chivado a la profesora Umbridge de la reunión del ED se había propagado por toda la escuela. El ministro de Magia había estado por la noche en el despacho de Dumbledore y, al final, el director tuvo que fugarse. Según los rumores, Umbridge había encontrado el pergamino con todos los nombres de los alumnos del ED, en el que Helena seguía figurando.

Cuando iba camino al Gran Comedor para desayunar, volvió a encontrarse de frente con Hermione.

- ¡Hermione! ¿Es cierto? -le preguntó la morena con angustia. La Gryffindor asintió.

- Lo han descubierto, pero sólo creen que ha sido una única reunión. Dobby nos avisó cuando Umbridge y la Brigada Inquisitorial estaban llegando -Hermione susurraba-. Al parecer, le modificaron la memoria a Marietta para que no dijera que llevamos seis meses con el ED. Umbridge tiene el pergamino, pero cree que son los elegidos de Dumbledore para su ejército, y que la reunión nunca pudo llevarse a cabo -la rizada suspiró-. Pudo haber sido peor.

Helena también suspiró y, como de costumbre. Harry y Ron aparecieron detrás de Hermione. La chica estaba a punto de irse cuando oyó la voz del azabache.

- Malfoy me atrapó -dijo con la voz dura.

- Era su trabajo -Helena se encogió de hombros.

- ¿Ahora estás de su lado? -preguntó Harry, subiendo el tono de voz. 

- Ya basta, Harry -susurró Hermione, tirando de la muñeca de su amigo.

- No puedo estar de tu parte si no quieres que forme parte del Ejército, Harry -Helena dio un paso hacia él-. Ya basta de ir formando espectáculos cada vez que algo no sale como tú quieres. No sé que te está pasando, pero yo no voy a intentar solucionarte el problema. Ya hice eso bastantes veces años atrás.

- ¡Sigues con el rencor por algo que ni siquiera tuvo consecuencias, Helly!

Al escuchar el apodo con el que Harry solía llamarla, Helena sacó su varita y lo apuntó directamente a la cara, lo que hizo que todos los alumnos que estaban alrededor fijaran la vista en ellos y se formara un cerco a su alrededor.

- Adelante, hazlo. Umbridge está deseando la mínima tontería para expulsarte. 

- Me encargaré de que te expulsen a ti también, entonces -miraba a Harry fijamente a los ojos, y la mano no le temblaba a la hora de apuntarle.

- Helena, los de la Brigada no van a tardar en avisar a Umbridge -Hermione seguía susurrando mientras lloriqueaba-. Baja la varita, por favor.

- Helena -oyó una voz familiar a sus espaldas, pero no se dio la vuelta. Notó la presencia de Draco a su lado, pero no se movió. El rubio colocó sus manos en sus hombros, haciendo que la cordura volviera al cerebro de la Ravenclaw. 

Dedicándole al rubio una mirada de arrepentimiento, la chica guardó su varita en el bolsillo de su túnica, haciendo que Hermione soltara un suspiro de alivio. 

- Vámonos antes de que venga Umbridge -aconsejó Draco, agarrando a Helena de la mano y caminando hacia dentro del Gran Comedor-. Deja en paz a mi chica, Potter -dijo en voz alta sin mirar al trío de leones.

- No sé a qué juegas, Harry, te hubiera hecho polvo si Malfoy no hubiera llegado -oyó a sus espaldas la voz angustiada de Hermione.

fireproof; draco malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora