Ella el fuego y él el hielo. Ambos se necesitan, ambos se complementan, pero juntos se destruyen. ¿Conseguirá Draco volverse a prueba de fuego por Helena?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¡Espera, Harry! -gritó Helena en susurros una vez ambos estaban saliendo del cementerio de Godric's Hollow.
- ¿Qué pasa?
- Ahí hay alguien -informó-. Alguien nos está observando. Allí, detrás de esos arbustos.
Se quedaron quietos, escrutando los densos y negros límites del cementerio.
- ¿Estás segura?
- He visto moverse algo, juraría que he... -metió la mano en el bolsillo donde se encontraba su varita-. Estoy segura de que hay alguien, Harry.
- Será un gato -comentó él- o un pájaro. Si fuera un mortífago ya estaríamos muertos. Pero salgamos de aquí y volvamos a ponernos la capa.
Caminaron por la calle principal del pueblo hasta que Harry frenó en seco. Una anciana se acercaba a ellos a paso lento, encorvada y arrastrando los pies. Helena pellizcó a Harry en el brazo. Según todas las leyes de la magia normal, a la mujer no le sería posible ver a Helena ni a Harry. Sin embargo, la muchacha intuía que la anciana sabía que estaban allí e incluso quiénes eran. Acababa de llegar a esa inquietante conclusión cuando la mujer levantó una mano enguantada y les indicó que se acercaran. Helena se estrechó más contra Harry bajo la capa. La mujer volvió a hacerles señas. Cuando Helena estaba a punto de pedir que se marcharan, Harry dijo:
- ¿Es usted Bathilda?
La figura envuelta asintió y volvió a hacerles señas. Bajo la capa, Harry consultó a Helena con la mirada, y ella se encogió de hombros. Avanzaron poco a poco y la mujer se dio la vuelta echando a andar por donde había venido. Entró a una de las casas y se apartó para dejarlos entrar. Los dos chicos se quitaron la capa.
- ¿Es usted Bathilda? -repitió Harry. Ella volvió a asentir mientras echaba a andar arrastrando los pies. Empujó a Helena al pasar, como si no la hubiera visto, y entró en lo que parecía un salón.
- Harry, esto no me gusta -musitó Helena.
Pero Bathilda gritó algo en lengua pársel desde la otra habitación. Helena dio un respingo y se abrazó del brazo de Harry.
- Tranquila -dijo él con una leve sonrisa, y la guió hasta el salón. Bathilda iba de un lado a otro encendiendo velas.
- ¿Por qué nos ha pedido que viniéramos con usted, señora Bagshot? -intervino Helena-. ¿Quería contarnos algo?
Bathilda se acercó a Harry arrastrando los pies, como si no hubiera oído a Helena, y con la cabeza señaló el vestíbulo.
- ¿Quiere que nos marchemos?
Bathilda repitió el gesto, esta vez señalando primero a Harry, luego a sí misma y por último el techo.
- Me parece que quiere que suba con ella al piso de arriba.
