El día del partido de Gryffindor contra Slytherin, Helena fue a recoger a Draco a las mazmorras para ir juntos a desayunar. La chica tenía una enorme sonrisa en la cara, que no tardó en contagiarle al rubio. Nada más salió de su mazmorra, Draco pasó su brazo por los hombros de Helena, y le dio un dulce beso en la cabeza. En la otra mano tenía su Nimbus 2001.
- Hoy es el día -le dijo el Slytherin con entusiasmo. Helena asintió, dedicándole otra sonrisa.
- Vas a ganar -le dio un leve golpe en las costillas, haciendo que él riera.
La mañana amaneció fría y despejada, señal de que noviembre acababa de comenzar. Cuando Draco aún no se había acabado su manzana, el capitán de Slytherin llegó a donde la pareja se encontraba y, con voz dura, dijo:
- Deja lo que estés haciendo y ve al terreno de juego -miró a Helena de arriba a abajo y volvió por donde había venido. Draco le dedicó a la chica una sonrisa tranquilizadora.
- ¿Irás a verme? -le preguntó mientras se levantaba y se alisaba su túnica de quidditch. Helena rodó los ojos.
- Por supuesto -ella también se levantó y le dio un abrazo reconfortante a su acompañante-. Lo harás genial.
Draco se quitó su bufanda y se la amarró a Helena al cuello. Luego agarró su escoba y salió del Gran Comedor con decisión. Helena estaba sonriendo como una tonta cuando Hermione apareció en su campo de visión.
- No pensé que te volverías así -dijo la recién llegada con una mirada que Helena no pudo descifrar.
- ¿Así cómo? -preguntó la Ravenclaw.
- No pensé que Malfoy te volvería así -rectificó, con la voz más firme. Helena rodó los ojos-. ¿Vas al partido?
- Sí -sonrió sin mostrar sus dientes-. ¿Vamos?
Ambas chicas fueron juntas hacia las gradas del campo de quidditch, y las dos se sentaron una al lado de la otra. Era extraño, Hermione animaba al equipo de los leones, mientras Helena quería que las serpientes vencieran. Oyó a los Slytherin cantarle una canción despectiva a Ron.
El partido llevaba más de una hora de juego. De pronto, Harry y Draco se lanzaron al mismo tiempo a por la snitch. Ambos hombro con hombro, escoba con escoba. Volando a unos palmos del suelo, Harry soltó la mano derecha de la escoba y la estiró hacia la snitch. Draco también extendió el brazo. Pero en cuestión de segundos, Harry cerró sus dedos alrededor de la diminuta bola alada y tiró de la escoba hacia arriba. Gryffindor había ganado. Helena y Hermione se miraron y bajaron juntas al césped.
Cuando Helena llegó justo al lado de Harry, oyó el bufido de Draco.
- Le has salvado el pellejo a Weasley, ¿eh? -le dijo al azabache. Harry no contestó. Dio media vuelta y fue a reunirse con el resto de los jugadores de su equipo.
- ¡Queríamos escribir un par de versos más! -gritó Draco-. Pero no se nos ocurría nada que rimara con gorda y fea... Queríamos cantarle también a su madre, ¿sabes?
- Hay que ser desgraciado -susurró Hermione mirando a Draco con desprecio. Helena estaba helada.
- Tampoco pudimos incluir <pobre perdedor> para referirnos a su padre, claro...
- Draco, ya basta -suplicó Helena. Pero entonces Fred y George oyeron lo que estaba diciendo Draco.
- Pero a ti te caen muy bien los Weasley, ¿verdad, Potter? -continuó Draco con una sonrisa burlona-. Hasta pasas las vacaciones en su casa, ¿no? No entiendo cómo soportas el hedor, aunque supongo que cuando te has criado con muggles, hasta ese tugurio de los Weasley debe de oler bien...
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fireproof; draco malfoy.
FanfictionElla el fuego y él el hielo. Ambos se necesitan, ambos se complementan, pero juntos se destruyen. ¿Conseguirá Draco volverse a prueba de fuego por Helena?