Al día siguiente, Helena se encontró con Harry, Hermione y Ron fuera de la sala común de Gryffindor antes del desayuno. Harry se apresuró a contarles lo que Malfoy había dicho en el expreso de Hogwarts.
- Es evidente que presumía delante de Parkinson, ¿no? -terció Ron. Helena lo miró lascivamente.
- Bueno -vaciló Hermione-, no sé... -le dedicó una rápida mirada a Helena. La chica le había contado anoche las últimas palabras que Draco le dedicó-. Es muy propio de Malfoy aparentar más de lo que es. Pero eso es una mentira muy gorda...
- ¿Nunca te han dicho que señalar con el dedo es de mala educación? -le espetó Helena a un alumno bajito de quinto cuando los cuatro amigos iban bajando las escaleras. El chico que estaba murmurándole algo a un amigo se ruborizó y, con el susto, tropezó y bajó tres escalones a la vez. Ron rió por lo bajo.
- Tranquilízate, Hel -la calmó el pelirrojo-. Malfoy es sólo un niñato.
Pero Helena no se tranquilizó.
Debido a que ya estaban en sexto año, las asignaturas que elegían ya eran optativas, y había menos gente en cada clase. Después de la desastrosa primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras con Snape (en la que Harry ya se había ganado un castigo), Helena, Harry, Ron y Hermione se dirigían hacia las mazmorras, concretamente hacia la clase de Pociones con el profesor Slughorn.
Cuando llegaron al pasillo comprobaron que tan sólo una docena de alumnos iban a cursar el nivel de ÉXTASIS. Cuatro alumnos de Slytherin habían conseguido la nota mínima, entre ellos Draco. También había cuatro alumnos de Ravenclaw (sin contar a Helena) y un Hufflepuff.
Apenas habían podido memorizar las caras de sus compañeros cuando se abrió la puerta de la mazmorra y la barriga de Slughorn salió por ella procediéndolo. Su enorme bigote de morsa se curvó hacia arriba debido a su radiante sonrisa, y saludó con especial entusiasmo a Helena, Harry y Zabini.
La mazmorra ya estaba llena de vapores y extraños olores. Helena, Harry, Ron y Hermione se sentaron juntos en la mesa que estaba más cerca de un caldero dorado que rezumaba uno de los aromas más seductores que Helena había inhalado jamás.
La clase fue bastante amena, hasta que el profesor Slughorn llamó la atención de Helena.
- Señorita Wheeler -dijo haciendo que su bigote hiciera movimientos extraños-. ¿Sabría usted decirnos cuál es ésta poción? -señaló el caldero dorado. Helena se levantó cautelosamente y aspiró por la nariz, para después suspirar.
- Si no me equivoco es Amortentia, señor -Helena asintió.
- ¡En efecto! -la apremió Slughorn-. Supongo que sabes que efecto produce, ¿verdad?
- Es el filtro de amor más potente que existe -respondió Helena, dedicándole a Draco una breve mirada. El chico la miraba fijamente-. Se supone que para cada uno tiene un olor diferente, según lo que nos atraiga. Yo huelo a cenizas, a vainilla y a... -volvió a aspirar- manzana verde.
Se sentó rápidamente en su asiento bajo la divertida mirada de Ron.
- Por supuesto, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de todas las que hay en esta sala. -Informó el profesor. Helena rodó los ojos cuando escuchó la risa despectiva de Draco y de Theodore Nott-. Sí, ya lo creo. Cuando hayáis vivido tanto como yo, no subestimaréis el poder del amor obsesivo.
La clase terminó cuando Harry ganó el pequeño frasco de suerte líquida que el profesor ofrecía como premio al que consiguiera hacer el mejor Filtro de Muertos en Vida.
ESTÁS LEYENDO
fireproof; draco malfoy.
FanficElla el fuego y él el hielo. Ambos se necesitan, ambos se complementan, pero juntos se destruyen. ¿Conseguirá Draco volverse a prueba de fuego por Helena?