fireproof; draco malfoy.

avada kedavra

Una vez volvieron a Hogsmeade, Helena comprobó que las calles estaban desiertas.

- ¡Lo hemos conseguido, profesor! -susurró Harry-. ¡Lo hemos conseguido! ¡Tenemos el horrocrux!

Dumbledore perdió el equilibrio y se apoyó en Helena. La chica reparó en que su cara estaba más pálida y desencajada de lo que jamás pudo imaginarse. 

- ¿Se encuentra bien, señor? -preguntó asustada.

- He tenido momentos mejores -contestó con voz frágil, aunque le temblaron las comisuras de los labios, como si quisiera sonreír-. Necesito... al profesor Snape... Pero no creo... que pueda caminar mucho...

Dumbledore se desplomó en el suelo justo cuando la señora Rosmerta corría hacia ellos por la oscura calle.

- Madre mía, madre mía... ¿Qué le pasa a Albus?

- Está herido -explicó Harry-. Señora Rosmerta, ¿puede acogerlo en Las Tres Escobas mientras vamos al colegio a buscar ayuda?

- ¡No podéis ir solos! ¿No os dais cuenta? ¿No habéis visto...?

- Si me ayuda a levantarlo -dijo Harry sin prestarle atención-, creo que podemos llevarlo hasta allí...

- ¿Qué ha pasado? -preguntó Dumbledore-. ¿Que ocurre, Rosmerta?

- La... la Marca Tenebrosa, Albus.

Y la bruja señaló hacia el cielo que cubría Hogwarts. Suspendido encima del castillo había un reluciente cráneo verde con lengua de serpiente.

- Hemos de volver enseguida al castillo -dijo Dumbledore, tomando las riendas de la situación pese a que le costaba mantenerse en pie-. Rosmerta, necesitamos escobas.

- Tengo algunas detrás de la barra -dijo muy asustada. Helena levantó la varita de inmediato.

- ¡Accio escobas de Rosmerta!

Un segundo más tarde tres escobas volaron hacia ella.

- Rosmerta, envía un mensaje al ministerio -pidió Dumbledore al tiempo que montaba en una escoba-. Es posible que en Hogwarts aún no se hayan dado cuenta de que ha pasado algo. Harry, ponte la capa invisible.

Harry se tapó con la capa invisible. A continuación, los tres dieron una patada en el suelo y se elevaron. Durante el vuelo hacia el castillo, Helena sentía que vomitaría en cualquier momento. Helena oyó a Dumbledore murmurar algo en una lengua extraña, y comprendió que el director estaba deshaciendo los sortilegios que él mismo había puesto alrededor del colegio; necesitaban entrar sin perder tiempo. La Marca Tenebrosa relucía por encima de la torre de Astronomía, la más alta del castillo.

Los tres desmontaron de sus escobas. La azotea estaba desierta. No había rastro de lucha, pelea a muerte o cadáveres.

- ¿Qué significa esto? -preguntó Harry-. Profesor...

- Ve a despertar a Severus -dijo Dumbledore en voz baja pero clara-. Cuéntale lo que ha pasado y tráelo aquí. No hagas nada más, no hables con nadie más y no te quites la capa. Helena, quédate aquí conmigo.

- Pero...

- Juraste obedecerme, Harry. ¡Márchate!

El muchacho corrió hacia la puerta. Entonces, la puerta se abrió de par en par y alguien interrumpió gritando:

- ¡Expelliarmus!

Helena se tambaleó ante la aparición que acababa de producirse en la sala. Guardó disimuladamente su varita en la túnica.