Al despertar el domingo por la mañana, a Helena le costó un rato recordar por qué se sentía tan mal. La noche anterior había sido la peor que había tenido en mucho tiempo, y aún no sabía muy bien la razón. Era obvio que Harry Potter tenía que destacar en algo, y eso no iba a cambiar en su cuarto año en Hogwarts.
Los días siguientes fueron los más lentos y más aburridos que Helena había vivido jamás. El jueves, las cuatro casas tenían clase doble de Pociones juntas, y cuando, después de comer, Helena, Draco y los demás Slytherin se dirigieron a la puerta de la mazmorra de Snape, la morena vio algo que no le gustó para nada. Los Slytherin sacaron unas insignias rojas que decían:
Apoya a CEDRIC DIGGORY.
¡el AUTÉNTICO campeón de Hogwarts!
Helena suspiró.
- ¿Quieres una? -le ofreció Draco con una amable sonrisa.
- No, gracias -volvió a suspirar. Era lo único que había hecho en los últimos cinco días.
- ¿Te gustan, Potter? -oyó decir a Draco unos segundos después en voz muy alta. Harry y Hermione estaban casi llegando a la mazmorra-. Y eso no es todo, ¡mira!
Apretó la insignia y el mensaje desapareció para ser reemplazado por otro que emitía un resplandor verde:
POTTER APESTA
Los Slytherin berrearon de risa y también apretaron sus insignias. Helena notó que Harry se ponía rojo de furia.
- ¡Ah, muy divertido! -le dijo Hermione a Pansy Parkinson y su grupo de chicas de Slytherin, para luego mirar a Helena-. Derrocháis ingenio.
Helena no le hizo caso a Hermione, pero se fijo en que Ron estaba a escasos metros de ella, apoyado contra el muro con Dean y Seamus. No se rió, pero tampoco defendió a Harry.
- ¿Quieres una, Granger? -le dijo Malfoy-. Tengo montones. Pero con la condición de que no me toques la mano. Me la acabo de lavar y no quiero que una sangre sucia me la toque.
Helena ahogó un grito de sorpresa. Estaba enterada de los ideales de Draco, pero nunca le había escuchado insultar a alguien de esa manera. De repente, Harry sacó su varita y apuntó al rubio. Todos los que estaban alrededor se apartaron, excepto Helena y Hermione.
- Vamos, Potter -lo desafió Draco con tranquilidad, sacando su varita también-. A ver si tienes lo que hay que tener...
Se miraron a los ojos por un segundo, y luego, exactamente al mismo tiempo, ambos atacaron:
- ¡Furnunculus! -gritó Harry.
- ¡Densaugeo! -gritó Draco.
Los chorros de luz que salieron de las varitas chocaron en el aire y rebotaron en ángulo. El conjuro de Draco le dio a Hermione, y el de Harry a Helena. Esta chilló y se llevó las manos a la nariz, de donde le brotaban unos forúnculos enormes que dolían como la muerte. No se fijó en Hermione, pero también oía sus gemidos de dolor.
- ¡Helena! -Draco se acercó a ella apresuradamente, para ver qué le pasaba. Le quitó las manos de la cara y la morena volvió a lanzar un grito de terror.
- ¿A qué viene todo este ruido? -dijo una voz baja y apagada. Snape.
Los de Slytherin se explicaban a gritos. Helena lloraba en el suelo.
- Potter me atacó, señor... -dijo Draco.
- ¡Nos atacamos el uno al otro al mismo tiempo! -gritó Harry.
-... y le dio a Helena. Mire...
Snape se agachó frente a Helena, le quitó las manos de la cara y la examinó.
- Ve a la enfermería, Wheeler -indicó Snape con calma. Helena salió corriendo de ahí.
- ¡Malfoy le dio a Hermione! -oyó que Harry gritaba, y soltó un sollozo.
La enfermería era su lugar favorito de Hogwarts, pero no cuando ella era la enferma. Madame Pomfrey soltó un grito de horror y la sentó rápidamente en una camilla, donde le dio más de una docena de potingues. Cuando iba por el vasito número catorce, Hermione entró llorando por la puerta de la enfermería con los incisivos por las rodillas. Helena sintió lástima por ella.
- Ahora necesito que te tomes esto, querida -la señora Pomfrey volvió a aparecer frente a ella-. Esto te dormirá y así podré hacer desaparecer los forúnculos que quedan.
Helena asintió y se tomó aquel jarabe sin rechistar, su vista se nubló y cayó en un profundo sueño.
El sábado antes de la primera prueba dieron permiso a todos los alumnos de tercero en adelante para que visitaran el pueblo de Hogsmeade. Draco y los demás Slytherin invitaron a Helena a ir con ellos. Cuando los seis caminaban por las frías calles del pueblo, Hermione pasó por su lado.
- ¿Potter ya se ha cansado de ti, Granger? -dijo Pansy Parkinson mientras reía. Helena se agarró al brazo de Draco. Había visto a Hermione hablar sola, por lo que era obvio que ahí estaba Harry, bajo la capa invisible.
Todo era tan distinto ahora.
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fireproof; draco malfoy.
Hayran KurguElla el fuego y él el hielo. Ambos se necesitan, ambos se complementan, pero juntos se destruyen. ¿Conseguirá Draco volverse a prueba de fuego por Helena?