la profesora umbridge

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Helena nunca había deseado tanto volver a Hogwarts, y una vez que puso un pie en el Gran Comedor, volvió a sentirse segura, volvía a sentirse en casa. Emprendió camino hacia la mesa de Ravenclaw y se sentó en su sitio de siempre, sola. 

Las fuentes de oro se llenaron de comida antes de lo que Helena hubiera imaginado, y se dispuso a comer mientras observaba la mesa de los profesores. Rápidamente se dio cuenta de que alguien muy especial para ella faltaba ahí: Hagrid no estaba.

 - Bueno, ahora que estamos dirigiendo otro magnífico banquete, os pido un instante de atención para los habituales avisos de principio de curso -Comenzó Dumbledore, pero Helena no prestó demasiada atención a esa parte-. Este año hay dos cambios en el profesorado -prosiguió el director-. Estamos muy contentos de dar la bienvenida a la profesora Grubbly-Plank, que se encargará de las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas; también nos complace enormemente presentaros a la profesora Umbridge, la nueva responsable de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Hubo un educado pero no muy entusiasta aplauso. Después, Dumbledore siguió diciendo:

- Las pruebas para los equipos de quidditch de cada casa tendrán lugar en...

Se interrumpió e interrogó con la mirada a la profesora Umbridge. Se produjo un momento de confusión ya que nadie entendía por qué Dumbledore había dejado de hablar; pero entonces la profesora Umbridge se aclaró la garganta, y los alumnos se dieron cuenta de que se había levantado y de que pretendía pronunciar un discurso.

Dumbledore sólo vaciló unos segundos; luego se sentó con elegancia y miró con interés a la profesora Umbridge, como si lo que más deseara fuera oírla hablar. Otros profesores no fueron tan hábiles en disimular su sorpresa. Las cejas de la profesora Sprout habían subido hasta la raíz de su airosa melena, y la profesora McGonagall tenía la boca más delgada que nunca. Era la primera vez que un profesor interrumpía a Dumbledore. Era evidente que aquella mujer no tenía ni idea de cómo funcionaban las cosas en Hogwarts.

- Gracias, señor director -empezó la profesora Umbridge con una sonrisa tonta-, por esas amables palabras de bienvenida.

Tenía una voz muy chillona y entrecortada. Sin saber cómo, Helena sentía hacia ella una aversión que no podía explicarse. Lo único que sabía era que todo en ella le resultaba repugnante, desde su estúpida voz hasta su esponjosa chaqueta de punto de color rosa. La profesora volvió a carraspear, y continuó su discurso, el cual Helena decidió no escuchar, porque sentía que en cualquier momento vomitaría.

No fue hasta que escuchó unos débiles aplausos que volvió a mirar a la profesora, y esta ya estaba sentada de nuevo. Dumbledore se levantó de nuevo y siguió con su discurso sobre las pruebas de quidditch.

Cuando terminó, se produjo un gran estrépito en el Gran Comedor. Todos los alumnos se disponían a salir e ir dirección a sus salas comunes. Anthony Goldstein llegó al lado de Helena.

- Eh... -balbuceó, sin mirarla a los ojos-. Eres la prefecta, ¿no?

- Sí -contesto Helena-. Tenemos que enseñar a los de primero a donde deben ir, ¿no? 

Anthony asintió. Helena suspiró y se levantó de su asiento.

- ¡Los de primero! -exclamó-. ¡Los de primer año de Ravenclaw, por aquí!

Ambos prefectos guiaron a los alumnos más pequeños de su casa hasta la sala común de Ravenclaw, les explicaron que tenían que adivinar el acertijo que la estatua les decía para entrar y, después de eso, indicaron en qué lugar estaban las habitaciones de las chicas y en qué lugar la de los chicos.

- Bueno... -dijo Anthony Goldstein cuando ya todos los alumnos estaban en sus habitaciones-. Nos vemos.

- Adiós -se despidió Helena y subió las escaleras de caracol que llevaban a las habitaciones de las chicas. 

fireproof; draco malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora