Capítulo I

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Nota: Para cuando se hable Francés usaré * Ahora si disfrútenlo.

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El asiento del avión en el que me encuentro es horriblemente incómodo, es mi primera vez viajando en un avión comercial, por lo general viajaba en mi Jet privado, digno de una Princesa. La verdad es que pese a que es incómodo, estoy increíblemente feliz y emocionada. No fue para nada fácil pero lo logré, me escapé del palacio. Si no fuera por mi mejor amiga Lady Katherine no lo hubiera logrado jamás en mil años.

Sí lo sé, es extraño que en pleno s.XXI sigamos utilizando títulos nobles pero en mi país Buambrich, es de los pocos que aún conservan una monarquía. En nuestro caso una Monarquía Constitucional.

En fin, Katherine hizo uso de todos su contactos confiables para proporcionarme pasaportes, visa e identificación falsa bajo el nombre de Dafne Guzmán, con tal de poder ser libre tan solo 6 meses, que es lo que dura una visa turista. Voy en camino al continente Americano, a un país llamado Chile... Es poco convencional pero, es el único lugar donde es posible que pase desapercibida 6 meses completo. Mis padres, sus sirvientes, el servicio secreto, ¡el país entero! no deben enterarse de mi paradero ¿Por qué? porque durante toda mi corta vida no he hecho nada más que seguir las reglas, nada más que estudiar. A mis casi 20 años tengo títulos de ciencias políticas, economía, administración de empresas y un certificado de Comunicación internacional porque hablo 10 lenguas. Todos los días tengo reuniones con el parlamento, reuniones públicas, conferencias internacionales, todo en modo aprendiz porque, en 6 meses tengo que volver a a seguir preparativos para mi boda con un completo desconocido y obtener así mí coronación.

Cierro mis ojos en un intento por calmar mis nervios, mi emoción, mi entusiasmo, mis miedos ¡AHG! tengo una vorágine desde que me escabullí por los jardines del palacio. Ansío bajar del avión y lanzarme al mundo real, convivir con personas normales, trabajar un poco tal vez, levantarse tarde, probar cosas nuevas. etc.

El sonido de las turbinas apagándose me despiertan repentinamente, no sé en que momento me quedé dormida, dormí muy bien. Bajo del avión en dirección a la terminal en busca de mis maletas, hay mucha gente y es muy grande aquí creo que estoy algo perdida. Camino dando vueltas por todo el terminal aéreo en busca de algún letrero que me diga donde esta el despacho de las maletas. Genial, vaya forma de llegar a Chile pienso fastidiada justo en el momento diviso el cartel lejos de mi, poco importa ¡lo encontré! Doy un paso hacía esa dirección

puff!

¿Qué rayos? algún monstruo con fuerza sobre humana me ha derribado, no quiero abrir los ojos, el brazo me duele demasiado y hay algo muy pesado encima mío.

-Démons - oigo a alguien maldecir en francés, mi lengua madre- Que demonios te pasa estúpida, estabas en medio del camino-

Oigo la misma voz, esta vez en español pero, con un inconfundible acento francés. Abro los ojos aterrada de que el universo entero estuviera en mi contra y por esas casualidades de la vida, haya chocado con algún funcionario del servicio de seguridad secreto de mi país Buambrich, que viene en mi búsqueda. Oh por Dios ¡NO!

-¿Qué esperas niñata?

Definitivamente no es del servicio de seguridad secreto, yo he tenido que nombrar con medalla a cada uno de ellos y un hombre así sería difícil de olvidar. Él tipo que me ha derribado es por lo menos 15 o 20 centímetros más alto que yo, y yo mido 1.70. Tiene el cabello negro azabache desordenado de una manera desalineada, pero a la vez tan atractiva. Sus ojos grises brillan con tal intensidad que podría jurar ver estrellas chispeantes dentro. Y sus labios... Dios sus labios son simplemente perfectos.¡PERO! eso no borra el hecho de que me haya botado y este comportándose sumamente descortés conmigo, debería disculparse por Dios, soy una princesa, y aunque no lo fuera debería disculparse igual, no tiene derecho a llamarme estúpida si ha sido ÉL, el que me ha tirado al suelo.

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