Capítulo XV

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-¿Sabes que? ya me aburrí. Esto definitivamente no es lo mío.

La Princesa Elizabeth es todo un caso, le dio por aprender a cocinar bien con mi ayuda y la de Youtube. Intento que logre algo más o menos decente o por último digerible. Lamentablemente, no importa lo que haga o como lo intente, se corta cada vez que toma un utensilio,y todo se le seca o se le quema, estoy tentado a hacerle servir un vaso de agua a ver si se evapora o explota. 

-Ya no quiero seguir -suplica viendo sus manos llenas de venditas-

-No puedo creer que seas tan inútil.-Aunque es comprensible, es una Princesa. No se nos tiene permitido tocar nada de estas cosas-  

-Pues disculpa por no ser perfecta.

-No hay que ser perfecta para saber manejar una sartén. 

Me posiciono detrás de ella rodeando sus brazos con el mío. El aroma que desprende su ser se penetra mis fosas nasales incrustándose dentro de mí. Solo tengo mi brazo izquierdo funcional, pero de alguna forma me las ingenio para asir su muñeca derecha.

-Toma la sartén. -Susurro a su oido, siento como se tensa, pero igual obedece- Solo tienes que hacer este movimiento firme y suave. 

Sujeto su muñeca guiando suaves movimientos circulares, las verduras en su interior saltan levemente sobre el aceite. Los músculos de Elizabeth se relajan y apoya su espalda contra mi pecho, encajando perfectamente en el. Desearía no tener mi brazo enyesado pegado a mi estómago, así el cuerpo de Elizabeth estaría pegado al mio por completo. 

-Creo que ya lo tengo

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-Creo que ya lo tengo.

-Ahora alcanza al ají de color a tu izquierda y échale un poco.

-¿Cuánto? 

-2 pizcas. 

-Bien, ahora tapa la sartén y baja el fuego. Tiene que quedar así por 10 minutos a fuego lento. 

-De acuerdo-

 Hace todo eso pegada a mi sin siquiera inmutarse, como si fuera la cosa más natural del mundo. Cuando termina se da media vuelta quedando cara a cara conmigo, alza la vista viéndome con cierta chispa juguetona en los ojos, casi lamento mi posición como Príncipe que me impide tocar a la Princesa.

-Marcus.

-¿Dafne?

-Gracias por ayudarme. Ya vuelvo.-Besa mi mejilla de puntillas y se marcha. 

Y es así como se construye nuestra relación, una muy bipolar a decir verdad. Un día somos mejores amigos y al otro nemesis irremediables. Aún así por alguna razón disfruto cada momento que paso junto a ella. Cada vez nos hacemos más cercanos, solo espero pronto poder hablar con ella y revelar el secreto de nuestras identidades y mis intenciones de pedir su ayuda para recuperar mi trono. No me siento cómodo guardando silencio, siento que de una u otra manera la estoy engañando, y no quiero que haya secretos entre nosotros. 

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