Capítulo XXII

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*De aquí en adelante solo se habla en fránces, por lo que no usaré más los asteriscos, si se hablara en otro idioma, lo especificaré*

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Nuevamente me encuentro en el asiento del avión en clase económica, ya no me siento incómoda como la primera vez camino a Chile, aunque esta vez este camino a Condell luchando por destino incierto. Marcus y Katherine duermen plácidamente, yo no he podido dormir nada, impedida por la preocupación y los nervios, toda esta situación se escapa de mi control y odio que eso pase, soy una Princesa por el amor de Dios, todo está en mis manos, es natural que cosas así me superen. No dejo de preguntarme si todo resultará de acuerdo al plan, si alguien nos reconocerá, si podré volver a Buambrich victoriosa o con vida. Por favor Dios que todo salga bien.

*Estimados pasajeros, en breves momentos comenzáremos a descender. Favor de abrochar su cinturones y apagar cualquier dispositivo electrónico*

La azafata habla, se encienden las luces, despierto a Marcus y Katherine, los tres seguimos las instrucciones y esperamos el aterrizaje. A cada segundo que pasa, siento como mi estómago se contrae más y más, claro que no lo aparento, por fuera sigo igual de impasible que siempre. No olvido la regla N°8 del "A, B, C de las Princesas" *Ante cualquier situación, una Princesa no baja la cabeza, no se deja amedrentar por nada.* Básicamente no debo demostrar emociones, lo que yo proyecto es lo que lo demás perciben y sienten, si yo estoy calmada el resto también lo estará.

Todo pasa muy rápido. Bajamos del avión, cogemos nuestras maletas y ahora caminamos por el aeropuerto en busca de la gente que según Marcus nos acogerá. Yo no me fío mucho de ellos, por lo que me contó, es el líder de un grupo de revolucionarios en contra de su padre, siendo así no es 100% viable que confiemos en ellos, pueden vernos como una amenaza por ser futuros monarcas. Fuera del aeropuerto, en el estacionamiento del mismo, vemos a un trío de personas al lado de una camioneta, compuestos por un hombre mayor y regordete de pelo cano y mejillas rojizas, tras del dos hombres jóvenes al parecer gemelos, me atrevo a decir que sumamente guapos. Marcus se acerca a ellos y saluda.

-Rogelio, le presento a la Princesa Elizabeth de Buambrich, y a su mejor amiga Lady Katherine.

-Es un verdadero placer alteza y señorita. -Saluda el hombre reverenciando torpemente- Ellos son mis hijos Luka el mayor -señalo al gemelo de ojos negros- y Jean Marc -Señala el gemelo de ojos verdes-

- Mucho gusto.

-Permítame que le ayude con las maletas su alteza. -Se ofrece Luka amablemente-

El tal Rogelio codea a Jean Marc para que imite a su hermano, a lo que él responde bufando pero cediendo finalmente. Rogelio nos abre la puerta de la camioneta excusándose por el poco espacio, nos dice que alguien tiene que ir sentado arriba de alguien más para que quepamos todos. Katherine y yo decidimos que ella se sentaba arriba mío y así lo hicimos. Cruzamos la autopista adentrándonos a la ciudad en completo silencio, bajo una tensión sin sentido. En poco rato llegamos a una especie de bloques departamentales bastante humildes y sombríos.

-Henos aquí. Nuestro hogar y cuarteles del la organización revolucionaria. Enos

Rogelio nos da la bienvenida mientras sus hijos bajan nuestro equipaje. Las luces de los departamentos se van encendiendo una por una, dejando al descubierto la variedad de gente asomada a las ventanas con la intención de vernos a nosotros, espero que con ojos de paz. Somos guiados hasta uno de los bloques centrales, oculto entre los bloques principales, subimos hasta el tercer piso en medio de las miradas curiosas de los vecinos.

-Siéntanse como en casa por favor- Luka abre las puertas hacia un departamento sumamente pequeño y estrecho, atestado de muebles y cuadros por doquier-

Príncipes En FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora