Capítulo XI

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Matt había ido muy lejos esta vez pero, fue por una hermosa razón.

Nos había dicho que su madre sufrió un accidente automovilístico y estaba en la posta central esperando a ser atendida. Caroline y yo fuimos hasta allá esperando poder brindarle un poco de nuestro apoyo a Matt. Al llegar allá nos dimos cuenta de que todo era una farsa, en cambio, Matt estaba fuera del hospital con un ramo de claveles -Las flores favoritas de Caroline- y un anillo de compromiso. Cuando Matt le preguntó a Caroline si esta aceptaba ser su esposa por el resto de su vida, ella lo abofeteó pero, antes de que él pobre hombre alcanzara a reaccionar, mi amiga lo lo sujetó de los hombros y lo beso diciendo "Sí" incontables veces. 

Se quedaron en su nube simplemente. Yo por mi parte volví a casa sola, dejando a esos dos tortolos solos, amándose, disfrutando su ilusión. Tras una pequeña celebración, abrazos y felicitaciones regresé, al departamento donde encontré a Marcus sobre la cama de su habitación sumamente centrado en lo que sea que veía por medio de la pantalla de su notebook. No me oye llegar pero, apenas nota mi presencia a más o menos medio metro de él, baja la pantalla del aparato un tanto brusco. Sospechoso. 

-Hola -Saludo como si nada-

-Hey...-Responde desganado- 

-¿Todo bien?

-Sí -contesta de forma automática-

-Ideas tuyas, solo estoy aburrido. 

-Traigo noticias -Decido cambiar el tema y el ambiente por algo más alegre- 

Anuncio sentándome a su lado deliberadamente con una sonrisa de oreja a oreja por la emoción que me producen las nuevas buenas de Caroline y Matt. Apenas me siento Marcus se aleja de mi "discretamente". Decido hacer caso omiso, si se pone peor o muy incómodo debido a quien sepa lo que le suceda a este hombre, voy a actuar. 

-Adivina que.

-¿Qué?

-Adivina, no seas aburrido.

-No, solo dime.-me dice ya algo más hastiado-

-... Matt le propuso matrimonio a Caroline y Caroline le dijo que ¡SÍ! ¡Se van a casar! -Respondo importándome poco su mal humor- Por favor no te alegres tanto por ellos -Insisto con sarcasmo- 

-No los conozco tanto como tu como para sentir tu misma euforia -Acepta encogiendose de hombros- Pero si ellos son felices con algo tan fantasioso como lo es él matrimonio, bien por ellos.

-Veo que no eres partidario de las bodas eh.

-No es más que un contrato, un pedazo de papel ante el Estado y Dios.

-No lo sé, puede que sí, puede que no. Últimamente pienso que es maravilloso que dos personas sean capaces de amarse, él uno al otro. Que sientan que es real, fuerte y duradero, tanto así que decidan formalizarlo en un "Por siempre"

-Si realmente se aman, como tu lo llamas. ¿Por qué casarse? ¿No es acaso suficiente que se amen y ya? Sin la necesidad de esa "Formalidad". Que pasen su vida juntos y ya, que se amen y ya, tengan hijos y ya.

-La respuesta a tu pregunta va por una cuestión cultural. A lo largo de la historia, la alianza de dos personas por medio del  matrimonio es símbolo de permanencia y estabilidad, es la prueba fidedigna ante ellos y ante los ojos de la sociedad que están unidos, que se aman y será así por siempre. Ahora, si bien la tradición ha trascendido y los motivos "Evolucionado" sigue siendo lo mismo. La gente puede amarse y vivir juntos por siempre pero, si no está validado por un matrimonio, la pareja tiene problemas legales por los bienes, él dinero, los hijos, etc.

Príncipes En FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora