Capítulo III

145 5 2
                                    

Vine a este país para pasar desapercibido, para divertirme un poco antes de sentar cabeza contra mi voluntad para acceder al trono que tanto deseo y para no tener que oír la lengua francesa. ¿Y qué pasa? Que lo primero que encuentro es a una francesa a penas bajo del avión y a penas llego a mi primera fiesta aquí. El mundo es asquerosamente chico o, el universo horriblemente irritante.

La niñata fea me mira enfurecida y ¿Qué? Si no que quería que le botaran su vaso no tendría que haber venido a bailar con él en la mano. No aparta la mirada de mis ojos, en ellos puede ver fuerza y superioridad, es más baja que yo pero, pareciera que me mira desde arriba. ¡Ja! No sabe a quien está apunto de atacar, soy Él príncipe heredero de Condell y NADIE me mira desde arriba.

-Otra vez tú, no me lo puedo creer. ¿Me estás siguiendo? -Me pregunta cruzando los brazos bajo su busto, bonito por cierto-

-¿¡Qué!? Claro que no, quien querría seguir a una niñata como tú.

-Que borde eres, aún ni siquiera te has disculpado conmigo por lo de esta tarde, y ahora me vuelves a empujar haciendo que derrame mi bebida.

-Deberias haberlo pensado mejor antes de venir a bailar con un vaso niñata -Infla levemente sus mejillas claramente indignada, sus reacciones me parecen graciosas-

-*No vales la pena, no eres merecedor de estar ante mi presencia y mucho menos a recibir palabras mías. Te ordeno que te retires*-

-*¿Tú me ordenas a mí?*

-*¿Acaso estas sordo?*

-Te informo que no estoy acostumbrado a recibir órdenes, menos de niñata como tu -No tolero que me hable en francés, vine aquí para no tener que dirigirme a nadie en francés-

-*Mi nombre es Dafne, no niñata*

-Como si me importara

-*Eres un...*

-¿Te está molestando este sujeto Dafne? -Un sujeto solo un poco más alto que ella y obviamente inferior a mí la rodea por los hombros  a la niñata. Está marcando territorio innecesariamente- 

-No Matt gracias. El caballero ya se iba. -Dafne, como la llamó el tipo, se da media vuelta y se va con él. -

Pero que mujer más irritante, se cree una princesa cuando el Príncipe aquí soy yo. Además estaba hablando conmigo, a su primera oportunidad de dejarme plantado. Rayos, de pronto ya no tengo ganas de nada. Me doy la vuelta y camino hacia la salida, a lo lejos la veo charlar de lo más feliz con el chico de hace un momento y otra chica para nada fea. Están riendo, tiene una sonrisa bonita. ¡Demonios! la niñata es bastante guapa, le da puntos extras. Pobre del hombre que decida casarse con ella. Así como yo voy a tener que hacerlo en 6 meses. 

Sacudo levemente mi cabeza alejando esa clase de pensamientos de mi mente. ¡Basta Marcus! En 6 meses no debo pensar en el inminente destino que me acecha, ahora solo debo relajarme, y disfrutar la vida porque en 6 meses perderé la oportunidad de hacer todo ello.  Si no me caso, no puedo heredar el trono de Condell, deshonraría al país y a mis padres. Es decir, me caso o me caso. El trono y la corona han sido mi meta desde que tengo memoria, estoy dispuesto a dejar todo de lado por el, con tal de conseguir el poder que se me confirió desde niño. 

Fuera del local está corriendo aire fresco pero, se siente el ambiente cálido. Me suscitan ganas de caminar hasta el hotel donde me hospedo. No recuerdo cuando fue la última vez que caminé solo en la calle, sin seguridad, de hecho, no recuerdo haberlo hecho nunca. Aveces es verdaderamente agotador ser un Príncipe, en términos de que la gente que me rodea es hipócrita en especial en el circulo de élite por el que me muevo. Nadie se acerca a mi por lo que verdaderamente soy por dentro, y si no, me temen por mi título y mantienen las distancias, nadie se atreve a ordenarme o hacerme ver un error, nunca nadie a excepción de mi padres se ha enojadoo conmigo y hecho saber.

Príncipes En FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora