"No puede ser que estemos aquí para no poder ser"—Julio Cortazar
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Bex ingresó a la secundaria Hawkins como si la persiguiera el mismísimo diablo, aunque, cavilo que aquel rubio que desconocía y el diablo no diferían en muchos aspectos. Pudo notar claramente que el pasillo donde se encontraba estaba totalmente desierto, estaba claro que toda la secundaria había presenciado aquel bellísimo espectáculo que ella y aquel imbécil abusivo habían desplegado. La furia la envolvía, asfixiándola. La cobriza sintió un fuerte ardor recorrerle todo el cuerpo. Gimió jadeante sin poder evitar la situación.
El piso debajo de sus pies comenzó a agrietarse de manera súbita, las grietas se cerraban y volvían a abrirse poseídas por un poder que a Bex le era casi imposible controlar. Las raíces que antes dormían debajo de la tierra y el concreto de la secundaria comenzaron a recorrer los suelos aferrándose a los casilleros. La chica podía sentir sus manos ardiendo como un fuego abrazador. Bex jadeo desesperada por detener algo que ya le había sucedido en demasiadas ocasiones.
—por favor, otra vez no...por favor—Lloriqueo desganada.
Debía calmarse, mantener la mente en frio. Aunque Bex aquello lo tenía bastante claro. Su jodido problema era que aquel idiota había desatado en ella una furia tan abrasadora que le era imposible controlar. La cobriza apoyo sus manos en uno de los casilleros que se encontraban detrás de ella. Intento mantener una respiración pausada y profunda. Pero el simple hecho de saber que la campana para el ingreso de clases sonaría en cualquier segundo y todos los estudiantes entraría en tropel a la escuela le estaba poniendo los pelos de punta. No podía permitir que nadie la viera en este estado.
Aun así la fuerza de voluntad de Bex comenzó a reaparecer, generando que poco a poco las raíces volvieran a su lugar designado, las grietas se cerraran, y sus manos dejaran de arder como lava caliente. Por suerte esta vez no hubo una jodida tormenta eléctrica en medio del verano, pensó.
— ¿Bex? — Una voz masculina la llamo, a lo que todo su cuerpo se tensaba nuevamente.
La chica se dio media vuelta a lo que exhalaba aliviada. El chico que la miraba semi sonriente y con una cámara en mano era alguien a quien jamás olvidaría. Estaba claro que había cambiado especialmente en altura, pero seguía siendo el mismo niño con el que había jugado toda su infancia.
—¿Jonathan? —rio divertida mientras que el mayor de los Byers abría los brazos para saludarla.
Ambos adolescentes se abrazaron a lo que el timbre del inicio de clases hacía eco por los pasillos de la secundaria de Hawkins. Pronto un ejército de chicos y chicas ingresaron al edificio poblándolo casi por completo. Jonathan y Bex se separaron aun sonrientes. Pero el castaño rápidamente frunció el ceño mirando por detrás del hombro de la chica.
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THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVE
FanfictionNota mental: mantente alejada de Billy Hargrove