18. El Gato y el Ratón

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"what's normal for the spider is chaos for the fly"

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"what's normal for the spider is chaos for the fly"


          

Bex pudo sentir como el calor de la piel dorada de Billy la envolvía placenteramente. La chica respiro con violencia al sentir las manos traviesas del chico juguetear con el cierre de su buzo aceitunado a lo que este sonreía divertido y perverso como ya le era costumbre. La cobriza pensó en ceder, en bajar la guardia, pero no quería volver a caer en el mismo estúpido loop en el que siempre terminaba con Hargrove, un círculo vicioso e interminable. Siempre el mismo patrón insufrible, ella actuando como un indefenso ratoncito y el intentando zampársela como un gato arisco y caprichoso. Estaba harta siempre de sufrir bajo la merced del ojiazul que parecía adorar aquel juego tonto y degradante y ella como era costumbre siempre volvía a caer. Al fin y al cabo el ratón huele queso, y solo piensa en comer, pero el gato también puede pecar de tonto o quien no ha oído el dicho de que la curiosidad mato al gato.

La cobriza se deshizo del agarre del rubio, y recorrió a hoscos pisotones la reducida habitación posicionándose detrás del pequeño escritorio de caoba, situado en el centro de la misma, buscando de alguna manera refugio del californiano. Burdeaux sabía muy bien que si se dejaba engatusar por Hargrove, caería rendida, acalorada y febril bajo su agarre y lo último que precisaba en ese momento era aquello, lo que ella necesitaba era obtener respuestas, algo que la ayudara a continuar con su búsqueda, algo que le señalara el camino correcto. Y para su desventura el único que parecía poder hacer eso en aquel momento era nada más ni nada menos que el desgraciado de Billy Hargrove.

Billy se carcajeo divertido al ver como la pequeña chica se escabullía como un ratoncito asustado de su agarre, el chico se tambaleo un tanto mareado ya que aún conservaba las dañinas secuelas de la pelea de aquella mañana. Hargrove apoyo ambas manos sobre el escritorio enfrentándose a Bex que se encontraba casi pegada a la estantería del otro lado de la mesa. La cobriza respiraba frenética a lo que abrazaba con fuerza su pequeña mochila negra. El rubio le regalo una sonrisa lobuna a lo que le arrancaba de las manos el bolso negruzco, la chica pego un leve grito de sorpresa antes de abalanzarse por sobre el pupitre para intentar recuperar lo que el californiano le había quitado.

—¡Deja de hacer el imbécil y devuélveme mi mochila! —exclamo Bex furiosa a lo que se acercaba al rubio para intentar recuperar a manotazos lo que era suyo.

—¿Sabes que Burdeaux? Hagamos un trato—ofreció el chico a lo que sacaba un encendedor de su bolsillo trasero— Tú me contestas todas las preguntas que yo te haga, sin mentir y sin falta y yo no te quemo la mochila—se carcajeo divertido el chico a lo que encendía el mechero y posicionaba la llama justo debajo de la base del bolso.

Bex jadeo violentamente, al ver su jodido futuro no solo en manos del mismísimo Hargrove sino también ahora siendo amenazado por las llamas de un fuego que terminaría por llevárselo todo consigo. La cobriza sabía que si la foto que residía en el interior de aquella mochila desaparecía, también desaparecerían todas sus chances de conocer su verdadero pasado, de desenmascarar a su padre y al de Billy, y tal vez hasta la única posibilidad de encontrar a Donnie.

THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora