"Al final de una caída, siempre viene el impacto"
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Desde que había puesto un pie en Hawkins Bex Burdeaux no había podido deshacerse de la vertiginosa sensación de estar cayendo por la madriguera del conejo blanco, el problema para ella es que en vez de haber aterrizado en el país de las maravillas había terminado en un pueblo venenoso, podrido, plagado de secretos y de lenguas viperinas, gente mentirosa, cizañera, y mounstros que no le temían a la luz del sol, dispuestos a zamparte con público y todo. Pero tal vez Bex si había terminado en el país de las maravillas, al fin y al cabo Hawkins siempre había poseído esa extraña mística de locura y demencia tan peculiar como discordante con el resto del universo, y es que aquello no era el problema en realidad. El problema es que ella no era Alicia.
Las manos de Billy se moldearon perfectamente a las curvaturas del cuerpo de la cobriza. Pronto la chica fue despojada de las últimas prendas de ropa que aún se encontraban sobre su cuerpo, dejándola en ropa interior. El rubio paso un brazo brusco por sobre la cintura y la espalda de Burdeaux depositándola en la cama. Hargrove le sonrió lobunamente a lo que posicionaba la pistola de su padre sobre la mesita de luz junto a la cama, Bex espió por el rabillo del ojo a su buzo oliváceo que ahora yacía solitario sobre el suelo de la habitación del californiano entre revistas, discos de vinilo y latas vacías de cerveza, recordando que dentro del mismo se encontraba la instantánea de Billy y su supuesta madre. Pero todas sus preocupaciones fueron borradas cuando la boca del chico se posó ferozmente sobre la suya.
Y así Bex continuo envenenándose de Billy, consumiendo de su boca aquella oscuridad que impasiblemente lo envolvía y lo materializaba. La lengua del californiano jugo traviesamente con la suya, fundiéndose en un frenesí que los cegó a ambos por varios segundos. Las manos de la cobriza se aferraron a la musculosa blanca del chico, pronto la prenda termino en el suelo dejando a Hargrove con el abdomen al descubierto. Burdeuax acaricio con sus dedos la piel pecosa, dorada y tersa de la espalda del californiano, dejando grabados círculos imaginarios o dibujos sin sentido.
—Billy...espera...para—murmuro la chica entre jadeos.
Parte de ella deseo morderse la lengua ni bien las palabras se escaparon de sus labios, pero sabía que aquel no era el mejor momento para andar a los besos con Hargrove. En parte porque todos los chicos la estaban esperando con documentación que podía contener evidencia vital sobre su futuro y el paradero de su hermano y también porque Neil Hargrove se encontraba a menos de dos puertas de distancia y como llegara a oírlos, molería a palos a Billy y a ella ¿Quién sabe lo que podría hacerle?
El chico la observo con el ceño fruncido, a lo que le corría un mechón rebelde de cabello cobrizo de los ojos. La chica pego un suspiro largo aun sintiendo el ardor de los toques del rubio, pudo observar los moratones purpúreos alrededor de sus clavículas que Billy había plantado con sus labios. El californiano se incorporó, sentándose sobre el acolchado azul Francia aun con Bex en su regazo. Hargrove le sonrió lobunamente, relamiéndose el labio inferior y disfrutando aun de las vistas.
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THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVE
FanfictionNota mental: mantente alejada de Billy Hargrove