10. Nadando con Tiburones

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" Sometimes that shark, he looks right into you

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" Sometimes that shark, he looks right into you. Right into your eyes. Y'know the thing about a shark, he's got... lifeless eyes, black eyes, like a doll's eyes. When he comes at you, doesn't seem to be living... until he bites you."

La puerta de entrada reboto detrás de Bex como si fuera giratoria, la realidad es que la cobriza había ingresado a su casa de tal violenta manera que casi había arrancado la puerta de cuajo de las vigas. La chica aun podía oír el rumor del motor de Billy hasta que gradualmente se volvió inaudible, aun así lo que parecía no querer desaparecer jamás era aquella sensación de ardor caliente que sentía sobre sus labios y sobre cada sección de su piel allí donde el rubio la había tocado. Burdeaux intento encontrar dentro de sí algún tipo de razón lógica por la cual había cedido ante los avances de Hargrove pero lo único que encontraba coherente en esos momentos era acercarse al manicomio más cercano y declararse como una maniática sin remedio, quien iba a decir al fin y al cabo que Carol Browning había estado en todo su derecho en llamarla loca.

Agradecida de que su padre se encontraba en un viaje de negocios y su madre debía bajarse dos valiums para dormir los cuales la dejaban más muerta que viva; nadie en la casa pudo oírla ingresar como un pequeño huracán en potencia. La mansión de los Burdeaux simulaba ser aún más inmensa a oscuras y extremadamente mas tétrica, Bex camino entre los sinuosos muebles y el sin fin de adornos innecesarios que poblaban los recovecos de la planta baja. La chica ingreso en la salita de estar y encendió la luz a lo que observaba el gran ventanal que daba hacia la calle y adornaba el cuarto. Se acercó al televisor a lo que ingresaba dentro de la casetera el VHS de la película Jaws dirigida por Steven Spielberg, sabía que la única manera de sacarse al imbécil del californiano de la cabeza era ver a un par de idiotas ser destrozados por un tiburón gigante.

A lo que la película comenzaba a rodar dentro del televisor Bex se acercó al pestillo de la luz y la volvió a apagar. Se quitó los shorts quedando en bragas y se enterró en el amplio sillón escarlata que enfrentaba a la T.V. Sin notarlo se encontró acurrucada en la campera de cuero de Billy, en la cual por debajo aún continuaba desnuda. Respiro el aroma tan distintivo y adictivo del rubio a lo que sentía un extraño revoltijo en el vientre bajo. No entendía como había terminado tan atontada por un chico como aquel, que lograba sacarla de quicio con una facilidad infantil. Un chico abusivo, violento y cada vez más psicópata. Bex solo sabía una cosa, y era que desde ahora en adelante por su bien y el bien de la búsqueda de su hermano debía mantenerse lo más alejada posible de Billy Hargrove.

La película gracias al cielo logro sumirla en un estupor inocente absorbiéndola en un mundo de fantasía. Estaba claro que entre Hawkins y los demogorgons Bex definitivamente prefería vivir en un universo donde acechaba un gigantesco tiburón blanco, al menos aquella vida estaría dirigida por Spielberg y no habría ningún prototipo de Hargrove a la vista. Aun así algo la despertó de su estupor, por el rabillo del ojo pudo notar una silueta negra que se movía entre las sombras junto a su ventana. Sintió como su corazón se saltaba un latido, no deseaba voltear la cabeza, el terror la mantenía paralizada en su sitio. Pudo oír un par de golpeteos sobre el vidrio, a lo que comenzaba a jadear erráticamente. La figura pareció acercarse a un más hacia la ventana, la cobriza tomo coraje y se volteo para terminar enfrentada con nada más y nada menos que Steve Harrington.

THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora