"Double, double toil and trouble, fire burn and cauldorn bubble"—William Shakespeare, Macbeth
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Halloween había sumido al pueblo de Hawkins indiana en una histeria colectiva. Las tiendas, usualmente desiertas se encontraban atiborradas de gente hasta el tope, adolescentes comprando disfraces de último momento, padres y madres haciendo malabares entre los dulces, las chucherías y los caprichos de sus hijos pequeños, gente peleando por la ultima bolsa de chuches de Candy corn o las típicas mini barritas de three musketeers. La excitación, las historias de terror y las decoraciones lúgubres y terroríficas adornaban las casas y comercios en un estridente intento de pertenecer al espíritu que envolvía a los habitantes de un pueblo olvidado.
Bex zigzagueo entre el millar de niños que se apelotonaban en la entrada del Arcade, los jueguitos pasados de moda echaban chillidos estridentes y disparaban luces de colores erráticas y cegadoras que le darían a cualquier adulto un fuerte dolor de cabeza y harían saltar de pura felicidad a cualquier niño. El rugido feroz del motor de un auto que la cobriza ya conocía a la perfección irrumpió en la tranquila histeria matutina. El camaro azul centello frente a sus ojos como una bala entintanda en cobalto, Billy aparco violentamente frente al bazar de juegos, casi llevándose puesto a un grupo de niños que correteaban por el pequeño aparcamiento que ofrecía el comercio. Como de costumbre Hargrove se mantuvo indiferente a la situación, la idea de que casi aplastaba a un grupo de chicos uno o dos años más pequeños que su hermana no lo movía en lo más mínimo. El rubio se comportaba como una jodida piedra cuando de los demás se trataba.
La pelirroja descendió de manera belicosa del auto de su hermano, se notaba a la legua que habían venido peleándose durante el camino. Max sostenía por las ruedas delanteras su skate con los nudillos blancos de la impotencia y la furia causada por el californiano, la chica le levanto el dedo medio antes de perderse entre el arremolinamiento de cabezas infantes. Hargrove la observo fulminante a través del claro espejo del vehículo, Bex trago en seco a lo que las imágenes de su último encuentro en el closet del conserje le bailaban dentro del subconsciente, las mejillas de la cobriza se tornaron de un enérgico color granate. Billy se lamio los labios juguetón, como si hubiera podido leer los recientes pensamientos de la chica. El rubio bajo el vidrio de la ventana sacando un brazo hacia el exterior y exhalando el humo que mantenía apresado en sus pulmones.
Bex deseaba haberse pirado de allí en el segundo que había escuchado las llantas de aquel camaro del infierno resbalando en el asfalto, pero la atracción que la mantenía atada al chico de ojos azules y pervertidos la mantenía petrificada en su sitio.
—Nos vemos esta noche Burdeaux—mascullo el rubio sonriéndole lobunamente a lo que le guiñaba el ojo divertido. —Feliz Halloween princesa.
El californiano desecho la colilla quemada de su cigarro y arranco el auto como si se lo llevara el mismísimo diablo.
Bex exhalo como si le hubieran quitado un yunque del pecho. Un calor ardiente le recorrió todo el cuerpo, dejándola aturdida y acalorada. Aun así tuvo que obligarse a recomponerse lo más rápido posible ya que se encontraría con Jonathan y Will en la tienda General de Melvald, donde la madre de ambos chicos, Joyce Byers trabajaba. La cobriza pudo sentir una felicidad inexplicable al pensar en la madre soltera de los Byers, recordaba a Joyce con claridad, como siempre la había tratado como a una hija y como ella había llegado a quererla aún más que a su propia madre. Pero aquello ya había pasado hacia mucho años, y lo único que en realidad deseaba la pequeña chica era que la mujer, que tanto estimaba, la recordara con cariño.
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THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVE
FanfictionNota mental: mantente alejada de Billy Hargrove