17. A Bocajarro

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  "dicen que enamorarse es un acto reflejo

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"dicen que enamorarse es un acto reflejo. Algo que no se puede aprender...ni controlar...como el respirar"—LHDP

El estacionamiento de la secundaria Hawkins se había vuelto un verdadero y despótico caos monumental, cualquiera que hubiera presenciado el hecho desde una distancia prudente podría haber alegado que dentro del aparcamiento se estaba desatando una trifulca similar a la de un apocalipsis zombie. Entre los gritos de los adolescentes, los golpes que volaban a diestra y siniestra y la sangre derramada la cosa parecía augurar un final estilo tragedia griega. Toda la prole de adolescentes que habitaban la asfaltada zona frente al instituto se habían conglomerado alrededor de los dos chicos que parecían no perder las fuerzas por más de estar propinándose unos golpes sangrientos y desmesurados. Tommy H y los demás integrantes del grupito infame que dominaba al colegio ya habían comenzado a cantarle a Billy para apoyarle y pronto como buenas vacas obedientes todos los demás estudiantes empezaron a unirse a aquel canto idiota y monotemático "¡Billy! ¡Billy! ¡Billy!"

Bex Burdeaux sin saberlo, ni pedirlo se había ganado un asiento de primera fila a lo que seguramente sería conocida como la pelea del año, acaso no era un clásico Hargrove vs Harrington, el nuevo rey contra el viejo. Al principio la cobriza se había quedado atónita, no había visto al rubio llegar y en el minuto en el que el puño de Billy colisión con la mandíbula de Steve el mundo pareció detenerse por un par de segundos. La chica se encontraba petrificada aun sin saber qué demonios estaba aconteciendo frente a sus ojos, en menos de dos minutos Burdeaux había pasado de haber estado hablando con el castaño de perfecta melena sobre como el chico no se había armado de coraje aun para ver a Nancy y de soslayo Steve se encontraba tumbado en el suelo con el californiano sobre el a lo que ambos se partían la madre.

Billy Hargrove podía sentir los huesos de Steve crujiendo contra su puño, el chico iba como poseído por una furia ciega y zumbante que ya había perdido motivo, nada le importaba al rubio más que destruir lo que poseía entre las manos, que para desgracia de Harrington en este preciso caso era él. El californiano no podía oír absolutamente nada, el mundo exterior se había vuelto negro, había dejado de tener importancia o validez, lo único real para Billy en aquel instante era la sangre que extraía de cada golpe contra el castaño y cada herida que era abierta en su piel por Steve, el odio feroz que el chico le despertaba de las entrañas por manchar lo único que a escondidas y en secreto le había interesado después de muchísimo tiempo. Nada de lo otro poseía algún valor para el ojiazul, ni el apoyo de sus compañeros, o el amor de su novia, nada más.

Por su parte Steve Harrington estaba sufriendo la golpiza de su vida, podía sentir cada golpe propinado por Hargrove como una puñalada al hígado. La boca se le lleno de sangre invadiéndole las papilas gustativas de un violento sabor férreo, el líquido le bailo entre los dientes para luego recorrerle el mentón manchándoselo de un fulgurosos color carmesí. Cada derechazo que recibía el castaño, significaba para el estar más cerca de la derrota. Y la triste realidad era que Billy le estaba ganado por goleada, aunque Steve si había logrado sacarle sangre a Hargrove las diferencias físicas se notaba a la legua. El californiano parecía estar hecho de piedra, no importaba la ferocidad de los golpes o las patadas de Harrington nada parecía tumbarle, vencerle, lastimarle. Y fue ahí cuando Steve entre el dolor palpitante de las magulladuras y la desorientación de los golpes había dado en el blanco, Billy estaba roto, nada le dolía porque no podía sentir.

THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora