07. Los Primeros Vestigios

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"The wound is the place where the light enters"—Rumi 

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"The wound is the place where the light enters"—Rumi 

Bex sintió el crujir de las hojas bajo sus pies descalzos. Le costaba respirar, se sentía aturdida, desorientada. Observo el lugar inhóspito donde se había levantado sin explicaciones. Se veía como Hawkins, parecía Hawkins pero no era más que una versión fantasmagórica y tétrica del pueblo alzándose frente a ella. El hedor a putrefacción le invadió las cavidades nasales mareándola aún más si aquello era posible. Llevo sus ojos al cielo, un cielo que fulguraba al rojo vivo entre rayos centellantes que simulaban una tormenta a punto de estallar. Al principio no se había percatado de la criatura que se alzaba entre las tinieblas nebulosas del cielo granate naranjoso, lo observo con el corazón desbocado, podía sentir bajo su piel la mirada aberrante de aquella bestia indiscernible. Como si estuviera esperándola agazapado, como un animal salvaje acechando a su presa indefensa.

El aire rancio le envolvía el cuerpo, a lo que pequeñas motas de un polvillo extraño e irreconocible flotaban alrededor de ella como bailándole de manera macabra. Entrecerró los ojos intentando enfocar algo que se movía al final del camino sinuoso que estaba transitando. Reconoció la silueta de un niño, de unos doce, trece años como mucho, la misma edad que tendría Donnie ahora, dedujo. Sintió el corazón estrujado, latiéndole erráticamente. Percibió algo que se le movía entre los pies, salto hacia atrás reventada por el susto, a lo que se encontraba con la rojiza mirada de un conejo enteramente blanco. El animal desentonaba con el aspecto lúgubre y pútrido en el que se hallaba, el bicho la observo por unos segundos moviendo la nariz, mascando pequeños trocitos de un pasto seco y podrido. Llegas tarde, pequeña Bexie. Una vocecita melódica y chillona le canturreo en el oído. El conejo aun le miraba aireado ¿Había sido el?, pensó Bex. ¿Había sido el conejo el que le había hablado? Pero antes de que pudiera comprobarlo el bicho de un salto se desvaneció en la negra argamasa del bosque.

De soslayo la invadió una congoja petrificante. Volvió la mirada al final del camino, el niño seguía allí. ¿Donnie? No puede ser, cavilo. Pero algo la hacía dudar, algo que la obligo a echarse a correr hacia aquella silueta que parecía esperarla. Sintió las motas de polvo colisionar contra su rostro, pero no le importó. Jadeo entrecortadamente sintiendo como el sudor frio le recorría las cienes y aquella sección cóncava detrás de su cuello y el nacimiento de sus cabellos.

DONNIE, ¡DONNIE! ¿ERES TU?

Le llamo sin obtener respuesta. Sintió la garganta seca, le costaba articular si quiera una palabra.

¿Donnie?

Tosió expectante por alguna respuesta que nunca llego.

Pronto obtuvo mejor visibilidad del pequeño. Se encontraba a pocos metros de él, noto una extraña familiaridad en su rostro. No era Donnie, eso estaba claro. Pero aun así reconocía aquellos rasgos tan distintivos que poseía el niño de ojos color nuez. Es igualito a Jonathan, pensó sin dudarlo dos veces.

THE WHITE RABBIT || BILLY HARGROVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora