Las sesiones con el psiquiatra seguían adelante a pesar de la advertencia que este les dio a los padres sobre Luhan. Aquel adolescente no estaba bien, pero ellos insistieron que con un par de terapias todo estaría bien. Por complacer a los padres, había recibido a Luhan más de cuatro veces en cuestión de dos meses, aprovechados por el propio chico en estudiar duro para avanzar un curso más.
Habían hecho todo tipo de terapias, pero nada daba resultado y es que el psiquiatra sabía, solo encerrando a Luhan y dándole pastillas, podría, con el tiempo, olvidar a ese chico, pero solo para fijarse otro objetivo al olvidar a aquel famoso artista. Así era la mente de Luhan.
Le había recetado unas pastillas en secreto y, los padres, haciéndolas pasar por pastillas para mejorar el rendimiento escolar y distraerle de otras cosas – aunque eso le sonó muy extraño a Luhan – se las daban. Luhan se las tomaba regularmente, una por la mañana nada más levantarse y otra por la tarde, concretamente. Pero Luhan no era idiota, y no tardó en darse cuenta que algo extraño estaba pasando.
Las pastillas, con grandes efectos de calmantes, le dejaban siempre mareado, con ganas de hacer nada, solo dormir, comer y sentarse en el sofá o en la cama. No quería ni estudiar ni ir al instituto a pesar de hacerlo. No era lo que sus padres le dijeron. También se dio cuenta, seguía yendo a aquel maldito psiquiatra para '' olvidar a Minseok '' y, pensando en él, cayó en cuenta que hacía semanas que no miraba nada de él, apenas y tenía tiempo entre los estudios y dormir para el artista.
Luhan, superdotado y con una mente maquiavélica extraña, se dio cuenta que eran calmantes en gran medida, pero que tenían un extraño efecto en su mente. Después de un ataque de rabia que pagaron varias de las criadas de la casa, Luhan comenzó a fingir tomárselas para después ir al baño y escupirlas, notando como esos efectos pasaban.
Habían estado drogándole con a saber qué cosa, eso no gustó nada a Luhan.
¿Por qué no entendían que Minseok y él estaban hechos el uno para el otro? ¿Por qué no comprendían de una maldita vez que nada ni nadie podría separarlo jamás de Minseok, ni antes de verle ni cuando lo tuviera entre sus brazos?
Nada, jamás, podría conseguir que olvidara a Minseok. Ni con pastillas, ni con tratamiento ni siendo encerrado.
Minseok era suyo.
Por otro lado, en los estudios Luhan iba avanzando a pasos agigantados, hasta el punto que, para el año siguiente, con apenas quince años, ya cursaba último año de secundaria, un curso cuyos compañeros de clase de Luhan tenían dieciocho años. Dos cursos por delante del que debería cursar, aquello redujo dos años para poder ver a Minseok y Luhan no podía estar más feliz con eso aunque eso significara renunciar a ciertas cosas. Por ejemplo, se la pasaba toda la tarde estudiando y solo por las noches veía algo de Minseok, también dejó de ir a sus programas para estudiar y solo grabarlos.
Podría poner de los nervios a Luhan no verle como antes, pero sabiendo que todo su esfuerzo valdría después la pena, Luhan se contentaba.
-Luhannie –Le llamó Sehun -¿Puedo usar eso?
Luhan miró lo que su hermano estaba señalando con su pequeño dedo: La pelota de fútbol que hacía tiempo no usaba. Miró a su hermano con el ceño fruncido y este, sin sentirse intimidado por la mirada de Luhan, hizo un puchero esperando que tuviera el mismo efecto que con sus padres.
-No.
-¿Por qué no? Sehunnie quiere jugar.
Luhan bufó con fuerza ¿Es que no entendía ese niño que sus cosas no se tocaban y que solo eran suyas?
-¡No, dije! ¡¿Cuántas veces he dicho que la pelota de fútbol no se toca?! ¡¿Qué te hace pensar que si me la pides te la daré?!
-¡Eres un maleducado, hyung! –Gritó Sehun -¡Mamá dice que hay que compartir, pero no lo haces!
-¡Lo que diga mamá me importa una mierda, mocoso! ¡Vete ahora mismo!
Sehun le sacó la lengua y se fue de la habitación, seguramente a llorarle a alguna de las criadas teniendo en cuenta que sus padres estaban en un viaje de negocios. Luhan suspiró con fuerza, sujetando sus oscuros cabellos, y se recolocó en la cama dejando un lado los apuntes del instituto para un examen de historia universal, concretamente la revolución francesa.
La adolescencia, las hormonas y el estrés sacaban lo peor de él, definitivamente. Luhan estaba sexualmente frustrado, y es que quería tener a Minseok entre sus brazos, debajo de su cuerpo y hacerle el amor, pero para empezar, aun no se podían ver, para continuar, Minseok debía tener actualmente unos trece o catorce años – que no era que le importara demasiado eso – y por último pero no menos importante, aun si lo conociera, debía ganarse su confianza y que este se entregara a él.
Malditos sueños húmedos...
Las fantasías de Luhan crecían mediante iba haciéndose más grande, pero no eran olvidadas. Pensaba cumplir todas esas fantasías, una por una, con Minseok.
Con la idea de olvidarse momentáneamente de sus fantasías, cogió de nuevo los apuntes para estudiar, pensaba comenzar la universidad con apenas diecisiete años y, entonces, ya se las vería. Pero primero, el joven de quince debía estudiar duro.
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Bueno espero que les guste, el capitulo es cortito pero es que salio así jejeje
Por favor no olviden votar y comentar, para mi es importantisimo <3
Un fuerte abrazo
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Ese monstruo que yo amo (XiuHan, LuMin)
FanficMinseok era un niño prodigio, un genio de la música, y sus padres aprovecharon eso para crear al niño perfecto, viviendo del dinero que producía, sin amarlo realmente, dándole una miserable vida a un ser inocente. Luhan es un niño de familia adinera...