Parte 5

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 Con tan solo doce años, la agencia le había proporcionado una casa para él solo, pagada en parte con su dinero – por sus padres que eran los que lo recibían – para que comenzara a ser independiente a pesar de ser aun un adolescente. Solo, así se sentía. Ahora era lo suficientemente grande como para saber que su mánager le mintió y que sus padres no le querían, que para ellos él solo era una fuente de dinero fácil para vivir de lujo, que la única persona que le acercaban por interés y que, en realidad, nadie le importaba como se sintiera.

Minseok solo quería morir, pero tenía aun esperanzas de que eso cambiara.

¿Por qué sus padres no le querían? ¿Qué hizo mal en su anterior vida para que solo fuera un mero objeto de las personas?

Minseok sabía, solo era una fábrica de dinero.

Odiaba su voz, odiaba su extrema delgadez, odiaba sus gatunos ojos tan característicos y que sus fans amaban, odiaba sus mejillas y, sobretodo, odiaba el mundo.

Minseok deseaba que el mundo se extinguiera. Eran pensamientos muy negros para un niño de tan solo doce años de edad. El mundo lo había contaminado, sus padres destrozaron su infancia por completo y lo metieron en un mundo donde la falsedad reinaba por encima de todo, donde el qué dirán era más importante que una amistad o un amor.

Metieron a Minseok en un mundo lleno de depredadores con amables rostros y cuchillos escondidos en suaves palabras.

¿Acaso creían que Minseok no se acordaba de cómo, sutilmente, le decían que estaba gordo y debía adelgazar si no quería ser insultado cuando era pequeño? ¿En realidad pensaban que Minseok no terminaría comprendiendo que las personas a su alrededor se acercaban a él por lo que sería en un futuro?

Niño prodigio...

Odiaba ese apodo.

El reflejo en el espejo le miraba, le hacía contemplar la verdad. Un niño de doce años, mirada triste, sonrisa decaída y pálido. Odiando su reflejo, salió de allí y caminó por la casa contemplando todos los detalles por décima vez ese día. Hacía poco que se había mudado y ahora vivía solo, con el mánager viniendo a visitarle una vez cada dos días para traerle comida, llenarle la nevera y asegurarse que seguía vivo.

¿De verdad creía el mánager que Minseok no sabía que si ahora vivía solo era porque no lo quería en su casa?

Jongdae ya no le hablaba, de hecho, hacía mucho que no le miraba a la cara porque se sentía inferior a él. Minseok era el niño prodigio, no merecía su amistad.

No supo jamás el daño que le hizo eso a Minseok.

Minseok no entendía porque se le prohibió tocar una pelota de fútbol, porque no podía salir a comer helados con sus compañeros de clase – los cuales le evitaban o le decían '' niño famoso '' -, porque no podía hacer amigos normales, sin talentos como el canto, el baile o la actuación o porque no podía jugar videojuegos de terror y zombies o ver películas nuevas de romance, aventura e incluso drama.

Bueno, quizás si lo entendía y es que todo se resumía a una palabra: Dinero.

Sus padres solo le querían por el dinero.

Y por supuesto, no se podía olvidar los cambios hormonales del cuerpo. Como cualquier niño de su edad, sabía que los bebés no se hacían por arte de magia sino que se hacían mediante el sexo, también sabía que era el sexo y algo del amor, pero no lo sabía por sus padres, tampoco por el mánager, sino por los estudios de la escuela y la reciente clase de '' educación sexual '' que se daba una vez cada dos semanas.

Hablando de eso, Minseok era consciente de que no estaba bien. Cuando veía una chica, no sentía nada, ni siquiera ganas de besarla, pero cuando veía a un hombre ese pensamiento estaba ahí. Un pensamiento simplemente curioso. Encontraba a las chicas atractivas, pero solo eso, en cambio, cuando veía un chico que le gustaba a la vista, Minseok se ponía rojo como un tomate.

No entendía porque le gustaban los hombres antes que las mujeres pero no creía que fuera malo ¿No? El amor era amor, fuera como fuera, eso le dijo la profesora de educación sexual en privado, pero Minseok seguía pensando que quizás, sí estuviera algo mal en él.

En todo caso, no cambiaba nada en su vida que le gustaran los hombres o las mujeres, después de todo, si sus padres tenían pensado hacer planes de toda su vida, seguro que cuando menos se lo esperara, le encontrarían una mujer o algo para el futuro, una mujer con talento, que fuera tímida y fácil de controlar, seguro. Quizás hasta controlara sus nietos – si es que tenían, porque Minseok dudaba funcionar correctamente con una mujer, si sabían de lo que hablaba –.

Además, dudaba que alguien le amara realmente. ¿Pretendientes? Seguro que muchos; ¿Personas que le amaran a él, Kim Minseok? Nadie.

Nadie jamás podría amarle.

Y con esos pensamientos, lloró gran parte de la noche.

Y así, el tiempo avanzó de una manera lenta, dolorosa y robótica para Minseok, quien poco a poco, comenzó a llorar menos, a tener más paciencia para los de su alrededor, a distanciarse de las personas teniendo, así, unos pocos amigos tan solo y apenas hablaba con ellos o con los miembros del staff y mánager.

Nadie creyó jamás que fuera extraño, porque nadie quería ver el daño que se le hacía. Porque nadie quería ver lo feo que estaba tener a un chico de doce años solo en una casa pequeña, con apenas un salón, una cocina, un baño y dos habitaciones cuando ganaba millones a su edad y podría costearse más – sus padres tenían gran parte del dinero –; porque nadie quería fijarse en que llevaba siempre las mismas cinco prendas de ropa comprada por el mánager y que, a veces, llevaba las ropas que le daban las estilistas – por pena – y que usaba en programas de televisión; porque nadie jamás pensó que el que se estuviera alejando lentamente de las personas indicaba algo.

Porque a nadie jamás le importó Minseok, la persona real, no el chico que salía por televisión.

Porque nadie se acordó de su cumpleaños, ni siquiera el propio mánager, y nadie le dio regalos de navidad, y con trece años, Minseok ya no pudo más.

Minseok perdió las esperanzas.

Minseok se volvió, por completo, lo que siempre fue.

Una marioneta, pero no una cualquiera, sino una marioneta fría, sin sentimientos por fuera y con el corazón congelado por dentro...

Minseok estaba roto.

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Lamento el retraso, espero que el capitulo les guste

Ese monstruo que yo amo (XiuHan, LuMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora