CAP 9/ te lo prometo

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- no, ¿que te pasa?, ¿vas a dejar a Samantha sola?- solté su mano.

- por favor.- suplico.

- no.- dije y empezó a caminar hacia la casa.

- Enara...- me llamó y yo seguía caminando.- Enara.- hacía como si no lo escuchara. De repente sentí que me cargo como quien carga un saco de papas, gracias a Dios el vestido era la suficientemente largo como para que no se me viera nada.

- Izan bájame, por favor.

- ahora no.

- bájame.- le golpeaba la espalda.

- ahora te esperas.- camino por unos minutos y me bajo. Yo que hice el intento de correr pero al ver donde estábamos me quede inmóvil.

Estamos en el invernadero de la reina, siempre me gustaba venir para acá cuando era niña, la reina en su tiempo libre estaba allí y sembraba o cultivaba flores, además pintaba y leía, con ella fue que aprendí a pintar, de allí todo ese amor por el arte. En medio del invernadero estaba una mesa solo para dos alumbrada con velas y un par de antorchas a lo lados.

- a Samantha le gustara.- dije, estaba apunto de soltar una lágrima de la impotencia, ¿para que me tenía que viera la sorpresa que le tenía a su prometida?.

- no es para Samantha, es para nosotros.- pude ver como a Izan le temblaban las manos.

- ¿para nosotros?- el solo asintió, y me guió a la mesa.

- toma asiento por favor. - me saco la silla y me senté, luego se sentó frente a mí. - ¿quieres vino?.

La comida estaba servida, aún estaba caliente, comimos en silencio, era un poco incómodo y no dejaba de pensar que esta situación era un poco extraña.

- ¿puedes decirme qué pasa?- pregunté cuando terminamos de comer.

- ok, ahora sí.- tomó aire.- como ves hoy no es una cena para anunciar mi compromiso. Hoy es un día en el cual he tenido que tomar varios té de valeriana y esas cosas para calmarme, lo que haré me pone muy nervioso. - yo estaba inmóvil, se veía verdaderamente nervioso, esa seguridad que demostró hace un rato se desvaneció cuando pronunció estas palabras. - Enara, no se como decirte esto, he practicado y no he sabido que decir, solo puedo ser sincero. Desde que volviste te has convertido en un ser muy especial para mí, ya no eres la niña de la que cuidaba, ni la adolescente que nos alcahueteaba todo a Gael y a mí llegaste siendo toda una mujer, con la misma esencia, pero una mujer; bella e inteligente, y hace unos días me di cuenta que eres con la que quiero compartir mis días.

Mi corazón latía al mil porciento, no sabía que decir ante esta confesión, su mirada era sincera y muy convincente.

- se que es muy difícil asumir esto, para mí también fue repentino, además estar conmigo es una responsabilidad, seré el rey en solo unos meses y mi vida va a cambiar por completo, pero quiero que todo esto sea contigo. Sueno egoísta, lo se, pero solo quería compartirte mis sentimiento y dejarte pensar, solo piénsalo.

Aún no salían palabras de mi boca. El se levanto de su asiento y yo lo imite, se acercó a mí y me miró directo a los ojos.

- quiero una oportunidad.

- ¿puedo pensarlo?- preguntó.

- sí, pero no te dejare pensar sola, te voy a conquistar Enara, te lo prometo.

- gracias, por todo, pero ahora quisiera irme hablamos luego. - salí prácticamente corriendo del invernadero.

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Cuando llegue a mi casa ya todos estaban durmiendo o eso creía, cuando entre a mi habitación mi hermano estaba tirado en mi cama.

- al fin llegas.- dijo.

- eres un...

- ¿hermano bueno?

- me dejaste en la boca del lobo.

- nunca lo haría, te deje con él porque se que no te haría daño.

- no se, ahora solo quiero pensar.

- por favor, Enara, piensa en todo lo que te dijo, y lo que sientes.

- No se lo que siento.

- si sabes solo que no te dejas llevar.

- tengo mucho miedo, estar con Izan implica muchas cosas.

- el amor cubre todo eso.- respondió sabiamente mi hermano.

- gracias.

- te quiero.- me abrazo antes de salir de mi habitación.

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Me encuentro en la escuela de los empleados del castillo, como me dijo Mirta si estaban buscando maestras, justamente de artes, estoy esperando para hablar con la directora y ver si tengo oportunidad de entrar.

- Enara Bellamy.- me llamo la secretaria.- puede pasar.- me guió hasta la oficina de la directora.

- buenos días.- dije al pasar.

- Enara Bellamy.- dijo muy amable la directora. Se me hacia conocida pero no la distinguía.

- ¿no me recuerdas cierto?- me pregunto.

- se me hace familiar.

- no es para menos, te di clases cuando estabas en preescolar.

- ¿maestra Dulce?- Mis pensamientos se aclararon.

- ahora si...- rió

- claro recuerdo su bragas de colores.- ella soltó una gran carcajada.

- ¿solo eso?

- me temo que sí.

- solo tenías 5 años.

- oh, que bueno verla.- le dije y ella se me acercó para darme un abrazo.

- que bueno verte por aquí. Me dijeron que estas buscando trabajo.- me hizo señas para que nos sentamos en el sofá que estaba en su oficina.

- necesito distraerme un poco, además estaría cerca de mi casa.

- hay una vacante para una profesora de artes, puedes ver si te gusta.

- ¿y que tendría que hacer?- nunca he trabajado, mis padres nunca lo permitieron, además en vacaciones de verano siempre hacia cursos y esas cosas para distraerme.

- darías clases a los niños, todos los días, de a un a dos grados dependiendo de tu tiempo claro, puedes usar el contenido de los libros o ser libre, esta clase es más de esparcimiento que de exigencia académica.

- me encantaria.-solté emocionada.

- ¿te gustan los niños?.

- la verdad me aterra un poco estar sola con varios niños a la vez.

- la maestra del grupo estará contigo siempre.

- muchas gracias de verdad...

- mañana te espero a las 8 am.

-aquí estaré.

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MUCHAS GRACIAS DE NUEVO POR LEER.

Editado el 20-02-19

Se busca una Reina EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora