Capítulo 18

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-Por favor, abre...- Se escuchó como por duodécima vez del otro lado de la puerta.

Cuando me levanté, seguí escuchando a Evan pidiendo que le abra, no creo que se haya quedado toda la noche, yo por lo menos no lo hubiera hecho.

Seguramente quería disculparse conmigo, pero yo no quería hablar con él. Ni con ninguno.

Entiendo que ellos no confíen en Josh ni en Andrew, pero sabían perfectamente que a mí me gustaba Josh hace mucho y que todo lo que estaba pasando, para mí esto era como un sueño y a los que considero mis hermanos, no me estaban apoyando, me sentía de alguna forma, traicionada.

Pero Josh él... Nunca creí que se iba a fijar en mí, él es hermoso y tiene muchas chicas que se pondrían de rodillas por un poco de su atención. Y ni hablar lo que harían por un beso. Yo por él tengo sentimientos fuertes y creo -y espero-  que él también por mí. Todavía no estoy lista para decirle "Te amo" eso creo que lo tengo que decir cuando yo realmente lo sienta y no tenga vergüenza de gritárselo al mundo.

Lamentablemente los Delta no me la ponen fácil.

La razón por la que los Delta y especialmente Alexis sentían odio hacia Andrew, era porque hace uno o dos años -fue un tiempo después de que vine a vivir con ellos- a Alexis le gustaba una chica, Lorette era su nombre, pero ella era tímida, nunca se hablaban, ambos se gustaban y eso se podía ver a miles de kilómetros. Alexis se acercaba a hablarle porque él no tenía vergüenza ni nada, pero ella con su inseguridad lo alejaba. Pero luego, con el tiempo, esa inseguridad se esfumó y ya se hablaban sin miedos ni inseguridades. Alexis hablaba de Lorette como si fuera ella la que pone las estrellas en el cielo. Ellos estuvieron hablando por unos dos meses hasta que Alexis decidió pedirle de una forma muy romántica frente a todo el salón que sea su novia. Ese día nosotros lo planeamos todo, él "iba a llegar tarde", yo me iba a sentar junto a Lorette. Con todo el curso casi les rogamos que nos ayuden con esto. Aún la profesora no llegaba y eso era de gran ayuda. Cada uno tenía una letra escrita en una hoja, las letras que conformaban el "¿Quieres ser mi novia?" -Dos obviamente tenían los signos de interrogación también-. Unos cinco minutos después de estar en el salón. Todos nos paramos, y eso fue porque le di una mirada a todos de "Es la hora perras". Enseguida entendieron mi mirada y todos nos paramos frente al pizarrón, dejando a una muy confundida Lorette que estaba por seguirnos, pero le susurré "quédate aquí" la castaña obedeció un poco dudosa, pero lo hizo. Mis compañeros se pararon en el orden que lo practicamos y en nuestras espaldas yacía el papel con nuestra letra asignada, nosotros estábamos con las manos a nuestras espaldas sosteniéndolo. Evan y Nash me observaban mientras daban saltitos de emoción. Yo les sonreía con cierto nerviosismo por la respuesta de la castaña. En ese momento una de las chicas puso un tema lento y perfecto para la ocasión en su pequeño parlante, la reconocí al instante, era "A Thounsand Years". Lorette nos miraba con confusión y nerviosismo, ella me miraba y movía los labios diciéndome "¿Que está pasando?" Estos temblaban, y no era por el frío. A medida que la canción avanzaba ella se ponía más tensa, cuando la canción estuvo en su estribillo la misma chica que puso la música y que tenía el signo final de pregunta, abrió la puerta dejándonos ver a un Alexis con un ramo de rosas rojas en un brazo, en el otro tenía un globo rojo con forma de corazón, estaba súper nervioso y también temblaba al igual que ella, Ethan apareció detrás de él con un oso gigante de peluche color crema con un corazón en el centro y este decía "Te amo", casi me daba algo. Lorette se levantó y nosotros en ese mismo instante sacamos los papeles a nuestras espaldas, ella instantáneamente se llevó las manos a la boca, sorprendida, y en sus ojos verdes con café se veían cristalizados. Alexis le entregó lo que tenía en sus manos, luego Ethan le dió el osito y ella le susurró un "gracias", el pelirrojo le sonrió. Ambos se dieron un abrazo de lo más tierno, el rostro de la castaña quedó en dirección a nosotros, cuando abrió los ojos me sonrió de una forma que nunca había visto sonreír a nadie. Su rostro reflejaba felicidad.

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