Max estaba tirado en la cama cuando la chica dejó de escribirle. Sonrió a la pantalla pensando en ella y en el hecho de que ya no le sorprendía que lo dejara en visto o lo tratara de cierta manera. Al fin logró sacarle el nombre y la edad. Se asustó un poco cuando le dijo que tenía 37 años, a él le gustaban un poco mayores, pero alguien de esa edad podría ser su madre.
Cuando le escribió a Juana para pedirle las fotos de la clase, no pensó que terminaría entablando una especie de amistad con una desconocida, una chica a la que le gustaba molestar. Aún no había visto una foto de ella, pero se la imaginaba pequeña y cascarrabias.
El día anterior, cuando le pidió que la llamara, se encontraba nervioso. Quería hablar con ella. Llevaba poco tiempo conociéndola pero le caía bien y la vio como una posible opción de buena amistad. Eso fue hasta que lo hizo y escuchó la voz de otro chico. Se sintió molesto y se preguntó el porque le pidió una llamada cuando estaba acompañada por otro muchacho.
Tenía pensando no volver a escribirle, pero fue ella quién lo hizo y de alguna manera no pudo ignorarla.
—¿Maximiliano? —Su madre tocó la puerta.
—Pasa.
—Tu padre llamó —empezó a hablar haciendo que Max se pusiera tenso—. En un par de días comprará los pasajes.
—Pensé que lo había olvidado —gruñó molesto ante la noticia—. Además, me faltan dos meses para salir de vacaciones.
—Lo hará con antelación. Sabes que quiere verlos a ambos y Kevin quiere que lo acompañes.
—Supongo que no me queda de otra.
Su madre salió de la habitación dejándolo solo.
Si no fuera por su hermanito, Max no tendría porque viajar a Medellín.
En una de las conversaciones que tuvo Kevin con su padre, éste le comentó que quería que sus hijos fuesen a visitarlo. Kevin no se negó. Por otro lado, a Max no le apetecía verle la cara al tipo que, cuatro años atrás, abandonó a su madre por irse a vivir con su amante embarazada. Y si algo podía rescatar de él, era que hizo lo posible por mantener el contacto con sus hijos. Pero eso para Max no era suficiente.
Buscó cientos de excusas para evitar el viaje, pero la insistencia de Kevin le hizo aceptar solo por querer verlo feliz. Además, Kevin tenía apenas seis años. Imposible que viajase solo.
Suspiró pensando en todo lo que le esperaría al finalizar el semestre.
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En línea
Short Story¿Qué puede impedir que te enamores de alguien con quien solo te comunicas a través de mensajes, llamadas o videollamadas? En realidad, nada lo impide. Hoy en día, las amistades a distancia pueden volverse sorprendentemente profundas. A través de con...