—¡Dios, te mueves tan jodidamente bien! —exclamó Max recostándose en la cama.—Te lo dije —se burló ella.
—Hablando de baile, ¿cuándo iremos a una fiesta?
—¿Ya quieres ir de fiesta? —Sonrió Catalina sentándose en una esquina de la cama.
—Pero contigo. Ir de fiesta yo solo es aburrido, no tendré a quien molestar cuando esté borracho —dijo con una sonrisa traviesa. Se echó hacia atrás apoyándose en el cabecero de la cama.
—Entonces quieres que vayamos de fiesta, luego te emborrachas, me molestas y para colmo me tocará lidiar contigo.
—Viéndolo así me vería como un desgraciado. Ahora enserio, no bebería tanto estando contigo.
—¿Por qué no?
—Porque te dejaría sola. Estando yo ebrio cualquiera se puede aprovechar de ti. Te tengo que cuidar. —La miró fijamente.
—Cuanta consideración.
Le gustaba que él le dijera ese tipo de cosas.
—Es parte de mi encantó. —Sonrió abiertamente.
—Claro —susurró apartando la mirada sin saber que hacer o decir.
—Cocinaré algo para ti. —Se levantó yendo a la puerta.
—¿Sabes cocinar? —inquirió Catalina sorprendida mientras lo seguía escaleras abajo.
—Hay muchas cosas que no sabes sobre mi, Cat. —La miró sobre el hombro con una mirada juguetona—. Ahora dime que quieres.
—¿Qué tal car...?
—Solo sé hacer pasta.
—¿Entonces para qué preguntas? —exclamó divertida haciendo que él riera.
Catalina podría empezar a acostumbrarse a su rostro tan sonriente. Al final terminaron pidiendo una pizza pues la esposa del padre de Max no tenía pasta en casa.
El resto de la tarde pasó entre risas y burlas con doble sentido por parte de Max que a veces dejaba salir su lado tierno y delicado, eso hacía que Catalina sonriera como una tonta pero tratando de que él no se diera cuenta. Vieron una película y siguieron conversando; el ambiente era relajado, ambos se sentían cómodos el uno con el otro. En ningún momento ella sacó cómo tema su relación o la no existencia de ello, pero pensó que aún le sobraba tiempo, de eso se encargaría después.
Salió de la casa de Max y se subió al taxi con una sonrisa estúpida en la cara.
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En línea
Short Story¿Qué puede impedir que te enamores de alguien con quien solo te comunicas a través de mensajes, llamadas o videollamadas? En realidad, nada lo impide. Hoy en día, las amistades a distancia pueden volverse sorprendentemente profundas. A través de con...