Capítulo 46

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—Entonces lo saben —repitió Max viéndola comer su pizza.

—Sí, se los conté todo.

—Te ves emocionada.

—Lo estoy, creo que me gustó hablarle sobre ti a ellas.

Estaban en una pizzería cerca a la casa de ella. Tenía hambre, sus padres habían salido a trabajar y con sus hermanos no contaba para la comida, no quería cocinar así que ellos se fueron a donde sus amigos. Catalina lo que único que quería era ver a Max así que lo llamó y le dio la dirección. Y ahí estaba tan guapo como siempre.

—Vayamos a piscina —le pidió él sorprendiéndola.

—Cuando quieras.

—Ahora.

—¿Ahora? —cuestionó mirándolo—. No estoy lista.

—No importa, tu casa queda cerca, puedes ir por lo que necesites, esperaré por ti.

—Esta bien, puedes venir si quieres.

—¿En serio? —preguntó incrédulo.

—Sí. —Se encogió de hombros—. No hay nadie, acompañame a recoger el vestido de baño y ya, volvemos.

Max ni siquiera dudo en contestar, se puso de pie rápidamente pero volvió a sentarse cuando se dio cuenta que ella seguía comiendo.

—Comes muy lento.

—Así me va bien.

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