—Juancha, esta bien. No llores, me duele verte así —le pidió Max acariciando su cabello mientras la sostenía en un abrazo.—Es imposible no hacerlo, te vas ahora —sollozó con la cabeza enterrada en su pecho mientras lo abrazaba.
—Volveré, el tiempo pasa rápido. Me verás de nuevo en un abrir y cerrar de ojos. —Le dio un beso en la cima de la cabeza para luego sostenerle la cara entre sus manos—. Sabes que si no fuera porque estoy estudiando me quedaría aquí contigo. Te amo, no lo olvides.
—Yo también te amo. —Le sonrió tristemente.
—¡Max, apurate! —le gritó su padre que estaba acompañado de su esposa y los dos niños.
Ella se separó de él casi a la fuerza. Max buscó rápidamente algo en sus bolsillos y cuando pareció encontrarlo se lo entregó. Era una fina cadena color plata con un pequeño corazón cómo dije, le gustó bastante y se apuró a darle un gracias y un beso como agradecimiento. Max río pidiéndole que viera bien el corazón, ella casi se echó a llorar cuando vio que en el pequeño corazón estaba escrita la palabra “Juancha” seguido de una fecha.
—Fue el día que te escribí al whatsapp, el día que nos conocimos —le explicó.
Su padre volvió a llamarlo diciéndole que iba a perder el vuelo. A Catalina no le importó, ella volvió a abrazarlo tratando de no llorar más de lo que estaba haciendo en ese momento.
—Gracias. —Le dio un beso—. Pero yo ni siquiera te compre algo, se me olvidó. Supongo que estaba demasiado ocupada lamentándome por esto, lo siento. —Lo miró avergonzada.
—Eso es lo de menos —susurró cerca a sus labios—. Este tiempo que he pasado contigo vale por mil regalos, te lo agradezco infinitamente. Ahora me tengo que ir, te llamaré cuando llegué.
—Gracias, eres un encanto, te amo —Catalina asintió dándole un beso.
Se separaron y Max caminó rápidamente hacía donde lo estaba esperando su hermano, Kevin, que al verla se despidió animosamente.
—¡Adiós cuñada! —le gritó sonriente.
Ella río ente lágrimas. Max giró para verla, le guiñó un ojo y le dedicó esa sonrisa que lo caracterizaba, sólo que esa vez se notaba más decaído.
Y se fue.
Agarrando a Kevin de la mano, desapareció entre el gentío que estaba en el aeropuerto. Catalina se secó un poco las lágrimas, cuando suspiró para darse fuerzas vio que el padre de Max la observaba fijamente, ella no quiso estar un momento más ahí. Se enderezó en su lugar, dio la vuelta y salió rápidamente de allí.
En ese momento lo único que quería era llegar a su casa, lamentarse y lo más importante: esperar la llamaba de su novio.
El próximo capitulo es el final.
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En línea
Short Story¿Qué puede impedir que te enamores de alguien con quien solo te comunicas a través de mensajes, llamadas o videollamadas? En realidad, nada lo impide. Hoy en día, las amistades a distancia pueden volverse sorprendentemente profundas. A través de con...