Capítulo 50

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—¿Por qué nunca terminas los helados? —inquirió Max observando cómo ella se limpiaba las manos después de ofrecerle a él casi la mitad.

—La verdad... —se notó pensativa un momento—, no lo sé.

Él sonrió negando con la cabeza mientras terminaba de comer, ella lo observó fijamente pensando en cómo era que ese chico podía comer tanto, siempre estaba comiendo, él solo se defendía diciendo que era un chico en crecimiento y necesitaba alimentarse.

—Por eso es que estas así flaca, casi no comes. —La miró mientras le pasaba una mano por los hombros para pegarla a su lado.

Catalina resopló molesta.

—Estas exagerando, además sabes que por más que coma no engordo.

—Oye, no me quejo —susurró contra su cabello—. Tienes buenas curvas, estas lo que se considera "buena" por delante y por detrás.

—Maax. —Se apartó un poco para mirarlo—, ¿Acaso estas conmigo por mi cuerpo? —preguntó con fingida indignación.

—Bueno... —dudo un poco haciendo que Catalina lo mirará mal—, también tienes una cara bonita.

—Eso es una ofensa —espetó haciendo un puchero—. ¿Qué, acerca de los sentimientos?

—¿Sentimientos? ¿Qué es eso?

Catalina soltó un jadeo mientras lo apartaba de un empujón, se molestó más cuando Max empezó a reír y después de un momento y sin mucho esfuerzo la tenía aprisionada contra el pasto.

—Eres un idiota —demandó.

—No, lo que pasa es que aún no te acostumbras a mis bromas —susurró mientras le sostenía ambas manos.

—Tus bromas de mal gusto.

—Te amo, Catalina —susurró contra sus labios cambiando de tema—. Me gustaste aún antes de saber como eras físicamente, tus mensajes me traían loco, incluso cuando la mayoría de veces me hacías Bullying.

—Tú me hacías Bullying a mi, Maximiliano —le dijo empezando a relajarse.

—Tú siempre me tratabas con indiferencia —le habló suavemente. Catalina hizo una mueca porque sabía que él en parte tenía razón—. Pero ahora no importa. Desde un principio supe que caerías ante mis encantos.

Eso fue suficiente para que Catalina sonriera, se mordió un labio viendo lo guapo que se veía Max arriba de ella mirándola de esa manera que le hacía hiperventilar, él sonrió juguetonamente mientras bajaba su cabeza para besarla duramente. Claro que alguien tuvo que gritarles "Busquen un cuarto" para caer en la realidad de que estaban en un parque a plena luz del día.

—Dios —murmulló haciendo que su novio se sentara alejándose de ella—, van a creer que vamos a darle algún espectáculo o algo así.

Levantó la cabeza para ver qué, aunque el lugar se encontraba casi vacío, las pocas personas que habían allí le lanzaban miradas de reojo. Escuchó a su novio riéndose y le lanzó una mirada de muerte.

—Lo siento —se calló cerrando fuertemente los labios pero con una expresión aún de diversión.

Ella sonrió genuinamente después de un momento pensando en cómo Max le podría alegrar el día a cualquiera con esa actitud de frescura y despreocupación. Pensó en él como un chico que sin importar qué, siempre estaba buscando un motivo para sonreír. Definitivamente se estaba enamorando cada segundo que estaban juntos.

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