Capítulo cinco.

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Me paro en pijama detrás de la puerta de la habitación de mis padres para oír como hablan sobre mi condición y un montón de cosas que ya han hablado antes, de verdad hacen que me sienta enfermo. No sólo mentalmente. Me vi obligado a hablarle a mamá sobre lo que pasó con Laurélie aquel día de lluvia en el campo de mini golf pero me regañó porque haberla tratado mal la última vez que la vi... y sí me siento mal por hacerlo, porque no soy ninguna clase de ejemplo.

—Solecito, deja de preocuparte —le dice mi padre a mamá—. Él sólo necesita algo de distracción en su vida.

—Debemos llevarlo con un psiquiatra.

El estómago se me revuelve al escuchar esas palabras otra vez, porque no quiero ver más doctores.

—Summer, él no necesito un psiquiatra. Sólo necesito afrontar su miedo por sí mismo.

—¡No puede! —mamá exclama tan alto, mis oídos y mi mente se aturden al escuchar eso. Porque sé que ella me ama, pero quizás no cree que yo pueda salir de esto—. Sólo quiero que esté bien.

—Sum, yo también quiero verlo bien —él le dice con lentitud—. Pero debes dejar que crezca, que explore el miedo y lo domine. Actualmente nadie le está haciendo daño, esto es sólo la secuela de todo lo que pasó y él necesita avanzar.

Mi padre tiene razón; debo y necesito dar un paso hacia adelante para vivir mi vida con normalidad. Estoy a un paso de graduarme y no podré hacer nada en la vida si sigo con esto, necesito decirle a mamá que puedo hacerlo, que quizás me llevará un tiempo pero que podré lograrlo.

He pasado una semana fuera del colegio y casi ni me acordaba que existía si Channing no me envía un mensaje indicándome que mañana los de mi clase irán a una pequeña excursión al bosque que está a las afueras de la ciudad. Creo que fuera de mi familia, él hace que me sienta mejor... o al menos no tan nervioso.

—¿Desde hace cuánto estás allí? —la voz de mi padre me hace dar un brinco.

Kaleb Rowe es un ser amoroso que siempre nos repite cuanto ansiaba tenernos cuando era más joven y conoció a mamá, pero cuando se trata de privacidad y disciplina él podría ser un militar encubierto.

—Hace... —dejo las palabras en el aire.

—Sabes que tienes prohibido escuchar conversaciones ajenas —repite—. En especial las nuestras.

—Lo siento, papá —digo.

No es como si nos ocultaran las cosas a mis hermanos y a mí. Porque no nos ocultan nada, ¿verdad?

—Iré a la excursión de mi curso —digo.

Sus rostros muestran sorpresa al principio, pero finalmente sonríen con algo que reconozco como orgullo. Es esa misma sonrisa que ponen cuando ven la cartilla de calificaciones de mi bebé Spring.

—¡Sí, es genial! —exclama mamá—. Oh, bebé, me haces tan feliz.

Me abraza. Soy más alto que ella, podría tener casi la altura de papá. Ella sonríe y dejo que se refugie en mis brazos, aunque en realidad no sé si soy yo el que está refugiándose en los de ella.

—Mamá está orgullosa de ti, no vas a una excursión de curso desde que estabas en primaria —dice.

—Sí, creo que podría tener una amistad con Channing —murmuro.

—Esa actitud es digna de un Rowe —mi padre sonríe orgulloso.

Mis ojos son algo más claros que los suyos, pero aún así tenemos las misma facciones y el tono del cabello. Esos ojos azules en tono oscuro me sonríen y me hacen sentir bien.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora