Capítulo dieciocho.

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Laurélie

Era una castaña de piernas largas y lindas, se le había acercado una la mañana porque estaban juntos en Química Superior, yo no tenía esa clase con él. De hecho, ella era nueva, porque era de intercambio y sabía al menos hablar cuatro lenguas.

Él estaba sudando sin saber a dónde ir, de hecho, yo sólo lo observo y no puedo creer que esté tan quieta pero es que los celos repentinos me habían petrificado de alguna manera. Yo jamás había sido insegura pero ella era muy bonita, y él me gustaba mucho, me encantaba... y lo consideraba alguien muy cercano a mí principalmente por los recuerdos en común que ahora teníamos.

—Tu rostro está tan rojo como tu cabello —me dice Channing sólo para burlarse. Salgo del estado en el que me encuentro sólo para golpearlo.

—Cállate, ella ha estado tras de él todo el día, sé que es nueva pero no pudo elegir a la persona menos indicada —digo.

—Ve por tu hombre, parece que va a sufrir de algún ataque, está siendo molestado y no, esa muchacha no le está haciendo bien.

—Por supuesto que no, yo le hago bien —me tomo el lujo de decir eso.

Camino hacia ellos y mi corazón late con una fuerza sobrenatural cuando el rostro de Nate se ilumina al verme. Me tiene mal... me tiene.

—Hola, cariño —le digo. Llego hasta él y me abraza, más bien, su brazo rodea mi cintura y, oh Dios, se siente tan bien tener una muestra de afecto por su parte—. ¿Estás bien?

—Sí —murmura.

—Disculpa, ¿él es mudo? —ella pregunta y casi quiero golpearla, porque de hecho, él acaba de murmurar .

—No, no lo es —le digo—. Sé que quizás no sabes ciertas situaciones pero te agradecería que no vayas preguntando ese tipo de cosas al azar. También agradezco si no te apareces frente a mi novio de esa manera, lo ofuscas.

Tomo la mano de Nate y nos vamos a otro lado del patio, la hora de receso está en su auge y todos están dispersos.

—¿Te encuentras bien? —pregunto y toco su cabello como de costumbre.

—Sólo... era muy incómodo —dice.

—Lo sé, hasta para mí.

Él asiente en silencio, se queda un rato así hasta que dice algo que me hace sonreír.

—¿Así que ahora soy tu novio?

—¿No quieres serlo? —pregunto divertida.

—Sí, definitivamente quiero serlo.

Sonrío y eso lo hace sonreír, casi quiero llorar por haber progresado tanto en estos meses, porque ya no huye de mí y porque ya no se estresa conmigo. Toma mi mano con naturalidad como ahora, puedo colocar mis piernas sobre las suyas y puedo darme el lujo de besarlo porque es mi novio ahora.

—Tú has progresado tanto, Nate —digo.

—Sí, creo que al fin veo luz después de tantas situaciones.

—¡Soy tu primera novia, Nate! —exclamo reaccionando.

—Laurélie Bass, eres la primera en todo para mí.

Eres la primera en todo para mí. Cada fibra de mi ser es feliz de sólo escucharlo.

—Ahora sí me siento parte de tu vida —me atrevo a admitir. Él me mira con curiosidad.

—Pero ya lo eras —dice—. Ya lo eres.

Tomo sus mejillas y planto un beso, porque él está plantando sentimientos sinceros en mí que no pienso dejar ir. Me gusta pensar que los sentimientos son como las plantas; les das agua, abono, crecen y florecen, tal como los sentimientos van creciendo con las muestras de afecto e interés. Esos dos son el abono y agua de mis sentimientos y él es el jardinero.

* * *

En casa mi hermana y mi madre se vuelven locas porque ella va a tener su primera cita con un cretino que no la merece pero ella no quiere verlo, porque él ha estado en el estira y afloja de «me gustas pero no, pero sí y vuelve a ser no». Yo en lo personal, creo que nadie merece ser la indecisión de una persona. Pero a algunas personas les gusta dar a medias y otras que se conforman con migajas.

—¡Papá! —exclamo cuando lo veo entrar.

Papá es baterista en las giras de Kerrick River, el padre de Channing. Aunque no está mucho en casa siempre es bueno tenerlo todo el tiempo que él esté cuando regresa. Las cenas son más divertidas y mi madre se ve más joven cuando él está aquí, la admiro mucho. Admiro mucho la manera en la que ella lo espera cada vez que él se va y como su rostro se ilumina cuando él regresa. Siempre está con los brazos abiertos, prepara la cena favorita y se toma días en el trabajo para hacer actividades en familia. Y mi hermana... mi hermana es tan feliz cuando él está aquí, es como si ella viera al hombre que aspira encontrar en la vida, porque él es nuestra fe en los hombres.

—¡Pero si son mis mujeres! —exclama desde la puerta.

Todas en casa somos pelirrojas, así que su barba y su cabellera castaña siempre hacen la diferencia y dice que las mujeres están al poder en esta casa.

Todo se vuelve gritos de felicidad y emoción familiar, él nos muestra regalos y recuerdos que nos ha traído al visitar Canadá, me trajo una hoja de arce intacta. Él siempre me trae una hoja de un árbol de cada lugar que visita.

—Además, he pasado por la cena —nos dice y muestras las piernas de pollo crujientes y deliciosas que amamos tanto.

—Bass... —dice mi madre.

—El amor de mi vida no se ensuciará las manos con la cena de hoy —él dice.

La cena es risas y mucha grasa, tomo al menos tres vasos de gaseosa y unas diez piernas de pollo. Es tan delicioso. Mi hermana le cuenta lo de su cita y a él no le gusta la idea, pero deja que ella viva. Nos deja crecer sin sobreprotegernos, pero aún así tienen sus preocupaciones de padres.

Cuando todos nos vamos a los dormitorios, me doy cuenta de que hay mensajes de Nate, así que me dedico a leer:

«Leí en internet que a las chicas les gustan que sus novios les manden mensajes al azar o cuando ven algo que les recuerda a esa persona. Aquí me tienes, aplicando consejos de Google. »

«Le conté a mamá que ya es oficial contigo y  enloqueció por unos momentos, está muy feliz porque dice que me haces bien. »

«Laurélie Bass, tú me haces bien. »

«Y me haces feliz, también es importante. »

«Spring no estuvo muy contenta pero son celos normales de hermana, es una bebé. »

«Me gustas, Laurélie, mucho. »

«Buenas noches, cariño. »

Estas sí son buenas noches.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora