Capítulo trece.

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Me quedo al menos unos diez minutos en el auto, preguntándome cómo es que terminé aquí nuevamente. Llevo un buen tiempo fuera de aquí, pero no quiere decir que he sido un descuidado, he mandado a Chan para que presente todo por mí. Laurélie habla con unas porristas, ellas le sonríen y parece que en verdad se llevan bien.

La chica se acerca a mí, con su traje corto y tenis blancos, además de que carga atado su cabello en una cola alta.

—Estás aquí —ella murmura cuando está cerca.

Quito el seguro del auto y dejo que suba antes de que Channing aparezca y suba también para armar un escándalo porque ellos no sabían que yo regresaría.

—Estoy aquí, resulta que quiero graduarme.

Ella sonríe. Se acerca a mí, como siempre sin avisar, me besa lentamente. Está bien, no puedo quejarme, me gusta esto.

—Dime por el amor de Dios que medio instituto no nos está viendo mientras nos besamos en este auto —cierro los ojos con fuerza, queriendo esconder mi cabeza en la tierra.

—Comprendo, dejo de hacerlo —dice.

—Bueno, que dejes de besarme suena aún peor.

—Mírate, Nate —ella ríe—. Haciendo ese tipo de comentarios.

—Mujer, bésame ya —susurro.

Ni siquiera sé cómo es que estoy hablando así con ella, pero no se siente mal. Hago mi mejor esfuerzo para que esto sea de lo más normal, se siente bien. Demasiado.

Cuando se trata de Laurélie no se siente como si tuviera una fobia, debo admitir, me siento como alguien normal que está intentado ser algo romántico para una chica que al parecer lo merece.

—Podría besarte toda la mañana, aunque suene empalagoso pero aquí viene un Channing bastante enérgico —me avisa.

—¿¡Me explican cómo sucedió esto, amigos!?

Nos reímos y antes de que entre cierro todo con seguro para que él se enfade más.

—¡Y ahora se encierran en un auto! —él grita, las personas lo miran. Empiezo a sudar y ella sólo ríe.

Quito el seguro y él entra en el asiento de atrás. Faltan todavía algunos minutos para entrar. Resopla una y otra vez hasta que se calma.

—Laurélie, no debes encerrarte con Nathan en el auto, se ve mal —dice, por un momento pienso que habla en serio, hasta que dice: —Tú, amigo, debes ser el primero en todo nuestro linaje que llega virgen al altar. En serio, eres un buen ejemplo para que las mujeres se controlen y sepan que los hombres también son serios.

Laurélie ríe a carcajada limpia mientras yo sólo niego con la cabeza.

—Vamos ya, tenemos clases —les digo.

Pienso que cometí un error grande al entrar al colegio, porque ahora todos me conocen como al chico que golpearon en el partido de los de nuestro instituto. Laurélie sólo toma mi brazo y le da leves caricias, eso es nuevo. Channing ve que sus compañeros de equipo murmuran y ríe.

—Los cinco que están murmurando allí, espero que dejen de hacerlo a menos que quieran ganarse un castigo en el entrenamiento de hoy. Consejo sano como mariscal de campo.

—¡Sí, señor!

—Channing, basta —murmuro.

—Lo siento.

No quiero recalcar que el día fue pesado y que la profesora de literatura está tomando medidas y decisiones -palabras dichas por ella- para saber si soy apto para el papel de Romeo, pero espero que no sea así. No sé si sea consciente de que su estudiante sufre de fobia social.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora