Capítulo catorce.

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Dejo caer un pedazo de ensalada de mi boca por las palabras de Spring, mi padre frunce el ceño y Autumn sólo rueda los ojos.

—No —es lo primero que digo.

—¿Por qué no? —pregunta.

—Eres una bebé, Spring, no —le digo.

Ella apenas tiene doce años, ¿en qué pensaba ese cretino maestro al mandarla con otro cretino a la biblioteca para hacer una tarea? No puedo dejar que Spring vaya sola con un niño por ahí, jamás. Me niego.

—Nathan, tengo doce —me dice.

—Yo creo que puedes ir —le dice mi madre.

Gracias, mamá —Spring le responde en español y sé que está emocionada porque es su primera vez saliendo sola.

Sé que está emocionada porque es la primera en levantarse de la mesa para meterse al baño a darse una ducha.

—No me parece —le digo a mi madre.

—Oh vamos, ella es sólo una niña y él también.

—Ese niño podría ser un desgraciado, mamá, podría intentar besarla —le digo.

—¡Nate, incluso yo tuve mi primer beso a los doce! —exclama ella.

Papá se queja de manera sonora mientras se cubre el rostro con las manos.

—Solecito, ningún hombre de esta casa quiere saber sobre tu primer beso —le dice.

—Iré a ver a Spring, ustedes se comportan como unos psicópatas.

Media hora después ella sale de su cuarto con un vestido color beige y unas zapatillas nuevas que mamá le trajo de su último viaje. Sonríe y sé que se siente bien por como se ve, me niego a creer que ella ha crecido.

—¿Quién me llevará? —pregunta ella.

Ha recogido su cabello castaño rojizo en una cola alta, sus pequeños y casi nulos rulos le hacen ver tan bonita. Ella es pequeña y delgada, pero con facciones angelicales y una que otra peca heredada de mamá. Sus manitos son de lo más bonito, Spring tiene manos realmente pequeñas.

—Papá, ¿estás llorando? —pregunta ella y me giro para ver a mi padre.

Se limpia la nariz y niega con la cabeza.

—No, cariño, es la alergia —miente.

Los mellizos suben al auto después de diez minutos de drama. Spring y su colonia inunda el auto y Autumn se desespera, no le gusta ese olor.

—Bien, haremos esto —anuncio—. Primero dejamos a Tumn es su entrenamiento de los viernes y luego te dejo en la biblioteca.

Ella asiente. Sólo me dedico a conducir hasta dejar a Autumn, quien baja con su maleta sin despedirse de Spring, ella pone una mueca pero después de anunciarle que vamos a dejarla vuelve a la normalidad.

—Gracias —me dice.

—Dame un abrazo —le pido.

Ella sonríe y en cuestión de segundos tengo su pequeño cuerpo entre mis brazos, bueno, tiene doce y no es tan pequeño, pero ella en general es pura ternura.

—¿Esto es una cita, Spring? —pregunto.

—Quizás —responde.

Casi se me pone tieso el corazón pero logro disimularlo.

—Ahora ve, que el fantoche ese te ha de estar esperando —le digo.

—Es lindo —aclara.

—No, no quiero oír eso, nena. Y no crezcas mucho hasta que yo regrese. Sigues siendo una bebé.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora