Capítulo veinticuatro.

4.5K 490 33
                                    

Laurélie

El río cercano a la granja en la que nos quedamos la noche pasada es realmente bonito y limpio. El clima acompaña nuestra estancia en la orilla mientras Channing hace ruidos raros en la espera de que Nate venga con el refrigerio.

—¿Por qué tienes ese ceño fruncido?

—Pienso —respondo. Él ríe por mi simple respuesta.

—Algo te molesta —está casi afirmando.

—No —digo—. No es eso.

Él me mira, está esperando a que hable como los amigos que somos. Lanzo un suspiro a la nada.

—No quiero que Nate se quede con su primera novia.

—Pero tú eres su primera novia —él dice con confusión. Ahora es él, el que tiene el ceño notablemente fruncido.

—Exacto —murmuro—. Chan, él nunca ha tenido otra novia, otros besos, experiencias con otras personas. Y no es que eso me moleste, es sólo que siento que al quedarse conmigo, su primera novia, le estoy y le quitaré el derecho a experimentar con otras personas.

»Es como si un día despertara, de aquí a unos quince o veinte años y no me quiera más, y se diga: oh vaya, ¿por qué no conocí a más personas? ¿realmente me quedé con mi primera novia y no fui por más? ¿y si ella no es la destinada para mí y así se fueron mis mejores años?

—Sientes que le estás quitando algo a lo que tiene derecho.

—Sé que suena a la típica situación del primer noviazgo en el primer año de colegio, pero, ¿y si sólo está ilusionado?

—¿Qué te hace pensar todo eso, mujer?

—No quiero que se quede atado a mí, sin saber si yo en verdad soy la correcta. He sido su primer-todo.

—Mujer, deja de pensar en esas cosas. Mejor ve a ver porqué se tarda tanto y deja de hacerte ideas en la cabeza.

Suspiro unos segundos más. Porque eso es realmente lo que pienso. Realmente lo quiero, es honesto, me inspira confianza, amor y cariño. Es la persona más fuerte y entregada que conozco, ama a su familia y respeta a sus padres sin juzgar. Pero no quiero pensar que un día despertará y se arrepentirá de no haber tomado las experiencias de la vida por quedarse con su primera novia por no querer afrontar su primer corazón roto. También me aterra pensar que en un futuro conozca a más personas, cuando las cosas sean más serias, y diga al ver a una nueva mujer: ¿por qué no la conocí antes? ¿fue porqué sólo me enfoqué en Laurélie, mi primera novia, en lugar de darme el lujo de conocer a otras personas?

No es nada nuevo que al pasar los años uno encuentra a su verdadera alma gemela, cuando ya hemos dejado pasar lo mejor de nosotros. Si yo no soy su destino definitivo no quiero se lo pierda por quedarse donde quizás no pertenece.

Me levanto dejando a Channing y cuando giro él está ahí, su rostro me dice que ha escuchado todo. Está rojo, sostiene con temblor las botellas de gaseosa y me mira fijamente, con los ojos que tanto me gustan. Está asustado, puedo decirlo.

¿Mis razones son injustificadas?

—Quieres terminar, es eso —me dice.

—Nate, no —murmuro—. Escucha...

—Quieres que experimente cosas nuevas por un miedo irracional a que no me quede conforme contigo, como si no te hubiera entregado suficiente de mí y de mis fobias. ¡Como si fuera completamente fácil para mí hacer amigos o conseguir una nueva novia!

—Nate, cálmate —la voz de Channing suena preocupada. Yo me siento preocupada.

—No, no —niega—. Dejé que entraras en mi vida, la vida de mi familia. Laurélie, dejé que me mostraras el lado bueno de la vida, dejé que me sostuvieras cuando la fobia estaba acabando conmigo.

»Y sé que sueno como una chica tonta a la que están dejando por primera vez, pero necesito que entiendas que no es fácil para mí. Y si dudas tanto de todo lo que logramos quizás es porque tengas razón. Quizás deba buscar a alguien que no dude en quedarse conmigo.

Pestañeo varias veces mientras veo como se aleja, dirigiéndose a la granja. Lo sigo con paso apresurado y lo siguiente que veo es que está empacando sus cosas. Toma todo en el desorden de su maleta y la lleva al auto. Piensa dejarnos aquí.

—¿Piensas dejarnos aquí? —me atrevo a preguntar.

Él me mira con dolor y antes de cerrar la puerta del auto frente a Channing y mi persona, dice algo que resonó en mi mente como un eco, fuerte y claro.

—Tú me dejaste primero.

—Sólo eran mis dudas, Nathan —lo llamo por su nombre y por sus expresiones, él no lo deja pasar por alto—. Deberíamos hablar de esto.

—No, ya le dijiste mucho a Channing. Supongo que ya no debes tener miedo. Se acabó.

—¿Qué?

—Se acabó —repite nuevamente.

El motor se enciende y vemos como el auto se aleja de nosotros. Mi pecho se contrae mientras veo como desaparece por la carretera vía a la ciudad.

—Una duda puede más que una razón —me dice Channing. Suspira—. Llamaré a mi padre para que traiga el auto e ir a casa.

—Sí —murmuro.

* * *

Nate

Mi cabeza duele cuando llego a casa y me quedo al menos diez minutos dentro del auto con el motor apagado. Mi pecho se contrae y es molesto sentir como las ganas de llorar se quedan estancadas. ¿Debo llorar porque es la primera vez que yo, un chico que está superando la fobia social, afronta una ruptura?

—¿Nate? —escucho la voz de mamá. Levanto la cabeza y ella está ahí con pasos cautelosos—. ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Laurélie?

—No está más.

—¿Cómo dices?

—Ella no está más, mamá. Terminamos.

Su silencio hace que llore contra el volante porque quiero hacerlo y ser hombre no me quita el derecho de llorarle a la chica que quiero y que ya no está conmigo.

—Debes entrar, cariño. Está empezando el frío.

—Odio la época que se acerca, la nieve me trae malos recuerdos.

—Lo sé, cariño.

Dejo que mamá me guíe dentro como un niño pequeño. Llego a la ducha y después me encierro en mi habitación, no es hasta después de un par de horas que Spring se acerca a mí para acurrucarse como los hurones y quedarnos así.

—¿Te duele? —pregunta.

—Sí, duele.

—¿Estarás bien?

—Las personas que han pasado por esto dicen que sí —respondo.

Y espero realmente que sea así.

Quizás es cierto que no he vivido mucho porque la fobia me tenía atrapado. Quizás es cierto que no es muy común que un chico se quede con su primera novia. Pero la quiero. La quiero honesta, sincera y profundamente sin duda alguna. No soy un idiota. Sé que muchas veces no es suficiente. Casi nunca es suficiente. ¿Pero puede serlo ésta vez? ¿Puede ser suficiente lo que siento por ella por ésta vez? Las cosas malas empiezan por una duda, y ella las tenía.

Las dudas no dejan vivir en paz.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora