Capítulo final.

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Siete años después

—Sería estupendo, increíble, que te apures.

—Eso intento —respondo al celular.

El tráfico está horrible, el calor es otro nivel y lo único que puedo pensar es que mi prometida está esperándome junto a mi familia en la ceremonia de graduación, que casualmente, es donde debería estar.

—No lo intentes, Nate, hazlo.

Cierro la llamada cuando los autos avanzan como un milagro. Respiro más aliviado de que no voy a perderme mi propia graduación en la carrera de Medicina. No sé a dónde se fue mi tiempo y tampoco sé de dónde salieron tantos autos, pero al fin están avanzando. Channing me envía un mensaje de voz diciendo que él ya está allí, poniéndose la investidura de graduación.

"¿Dónde rayos estás? ¿Así de tarde vas a llegar a las consultas con tus pacientes? ¡Seré mejor doctor que tú, corre!"

Al llegar a la universidad corro al auditorio y antes logro ponerme la investidura. Me toca sentarme al lado de Channing por nuestros apellidos. River. Rowe.

—Los nuevos egresados de la carrera de Medicina.

El auditorio se llena de aplausos mientras busco a mis padres, a mis hermanos y a Laurelié con la mirada. Los veo. Están junto a los River... y junto a Crystalie. Channing la mira y le guiña un ojo, que la hace reír.

—En tus sueños serás mejor médico que yo, tengo el mejor promedio.

—Para ser honesto, primito, no sé cómo tenías buen promedio en el instituto si siempre faltabas a clases —él se ríe de mí.

—Mandaba las tareas por email, que no te sorprenda —le respondo y él ríe.

—Pues ya recibí propuestas de hospitales, primito —me cuenta, me rio de sus cejas que tratan de provocarme.

—También las he recibido, espero que no elijamos el mismo hospital porque nos hemos soportado por muchos años —le respondo y recibo un golpe.

Él está dispuesto a contestarme pero me nombran para dar el discurso por ser el mejor egresado, así que me levanto con una sonrisa en medio de los aplausos. Al subir al escenario, mi vista se fija en mi familia. Laurelié sonríe con orgullo junto a mis padres, mi pecho se hincha.

Me presento con mis nombres completos, suspiro un poco.

—Es un placer estar aquí —digo—. Estoy agradecido, de hecho, porque no pensé que llegaría el día en que me esté graduando de una carrera universitaria. Hace ocho años yo estaba sufriendo fobia social sin ir a clases regularmente, sin poder dar todo de mí en clases. Estaba en una etapa en donde todo era complicado y en donde no tenía esperanzas de llegar a algún lado. De hecho, pensé que no llegaría a ningún lado. Mi mente estaba cerrada por el miedo y la ansiedad.

》Respeto tanto las enfermedades físicas, como las mentales. Como una persona que pasó por trastorno de estrés post-traumático y por fobia social durante muchos años, aconsejo que jamás se tomen a la ligera las enfermedades mentales. Las personas ignorantes que nos rodean en ocasiones no tienen ningún derecho a minimizar nuestro dolor, nuestra ansiedad, nuestro miedo. Así que si sientes que no tienes ganas de levantarte de la cama para afrontar el día, o que la vida te está costando más de lo que te costaba hace meses, no te lo tomes a la ligera. Si sientes que necesitas ayuda médica, psicológica o psiquiátrica, no sientas vergüenza de ello. Si su mente les lanza señales sobre que algo no está bien, no la ignoren. No sientas presión o vergüenza sobre cómo te sientes, está bien no estar bien todo el tiempo. Pero no está bien darte por vencido y tomar todo por perdido. Después de todo, hay personas increíbles que nos respaldan para toda la vida, que nos cambian la visión que tenemos sobre el mundo y lo difícil que es ser parte de él. Gracias.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora