Capítulo veintitrés.

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Se me escapa una risa cuando leo el mensaje que papá me ha enviado desde el trabajo.

«Encontré un grupo de apoyo para adolescentes vírgenes como tú»

Me levanto de la cama y tecleo una rápida respuesta, para agarrar mi maleta y la comida para el viaje.

«Ya no pertenezco a ese grupo, papá. Gracias por la oferta»

«¿Debo ir a darte la charla?»

«No papá, no soy un niño, que horror :c»

«Tú ya no eres un niño y yo todavía no quiero ser abuelo, ojo con eso :)»

Me río de lo que dice y salgo de la habitación con la maleta al hombro, esperando por Channing, que está en el jardín con mi madre haciéndole preguntas sobre su embarazo como viejecita chismosa.

«¿Te imaginas que tu hermano y tus hijos tengan la misma edad? Que horror :o»

«Papá basta, no pasará nada, todo bajo control»

Guardo mi celular entre risas y voy al jardín para apurar a Channing y para decirle a mamá que es hora de que nos vayamos. Ella nos sonríe y nos repite mil veces que no nos olvidemos de la comida, y todas esas cosas.

Channing sube al auto entre risas y brincos porque está muy emocionado. Se suponía que este pequeño viaje iba a ser para ella y para mí, pero no podíamos dejarlo solo al pobre muchacho. Además, las mujeres de la familia están tensas por todo eso de la organización de su renovación de votos y honestamente necesitamos salir de ese círculo por unos días.

—Ten buen viaje, cariño —me dice desde la puerta.

Autumn sale al instante sonriendo.

—¡No olvides preguntar en el pueblo natal de Channing si la tía Pepper fue reina!

—No lo olvidaré —digo. Se acercan a mi ventana sonriendo—. Cuídate mamá, no te estreses y no andes decorando el cuarto del bebé tú sola. Aún ni sabes qué será y ya quieres decorar.

—Lo siento, cariño —dice—. Vayan ya, Laurélie debe estar esperando.

Me despido una vez más y salimos de ahí. Camino a la casa de Laurélie las manos me sudan como una reacción normal al pensamiento de que puede salir su padre y quiera hablar conmigo. Es normal sentir miedo del padre de tu novia, ¿verdad?

Ella nos sonríe cuando sale y sube al asiento del copiloto al instante. Dejo escapar todo el aire contenido al salir de la zona, rumbo a la carretera que nos lleva a nuestro destino.

—Hace mucho tiempo que no voy al pueblo en el que nací —dice Channing.

—¿Naciste en uno de los pueblos vecinos?

—Sí —responde—. Mis abuelos maternos siguen viviendo allí.

—Y tu millón de tíos —le recuerdo, porque en serio la tía Honey tiene muchos hermanos.

Channing ríe y asiente. Laurélie y su cara dan la sensación de que a ella le falta aún conocer parte de nosotros, de nuestras familias y de la manera en la que se enlazan cada una de ellas. Los Lawler, River, Rowe. Incluso la familia de la tía Anika está inmersa en todo esto.

—¿Cómo llegaste a la ciudad? —pregunta ella.

—Mi madre era estilista, de hecho, ella trabajaba preparando a las reinas del pueblo, así fue como conoció a Pepper y Baxter.

»Por ellos, mis padres se conocieron, yo en ese entonces tenía al menos dos años. Luego mi madre consiguió un trabajo aquí en la ciudad y vinimos acá. Por lo que sé, en la ciudad sucedieron muchas cosas. Entre esos sucesos está Mikael, mi hermano. Al final mamá se quedó junto a Kerrick, mi padre.

Ella asiente a todo lo que dice. Yo ya sabía todo eso. Si bien antes no hablaba con él (con nadie en realidad), yo era bastante observador y oyente, sé casi toda la historia de nuestra familia y por todo lo que ha tenido que pasar para estar donde está. Exceptuando el hecho de que mi mamá no lleva mi sangre, pero ya he dicho que ese tema es lo que menos me importa ahora. Summer River es mi madre.

—Conocí una vez a tu padre —dice ella, mirando a Channing—. Mi padre es su baterista en las giras, ya lo sabes, pero sólo lo he visto una vez y fue para el cumpleaños de papá. Tu padre se tomó la molestia de ir aún cuando su agenda es apretada.

—Créeme, papá hace esfuerzos sobrenaturales para estar con la familia, en los compromisos, la música.

»Hace años hubo un tiempo en el que de verdad se tomó un descanso de la música, y fue cuando mamá estaba embarazada de Savannah, mi hermana menor. Ella sufrió de depresión postparto y fueron épocas duras. Papá estaba perdido. Fue cuando mamá de verdad se arrepentía de habernos llevado a Mikael y a mí aquel día al parque, porque ahí fue cuando ese productor encontró a mi padre cantando para nosotros, para hacer que Mikael deje de llorar. Ahí fue cuando la voz de mi padre salió a la luz. Todo era una locura al inicio, la gente nos reconocía como los hijos de Kerrick River, fotos, etc. Pero la carrera de mi padre estaba en ascenso, eso nos hacía feliz. Y aquí nos ves, acostumbrados. Mi padre viene de una familia de artistas, excepto el difunto abuelo. Él era un empresario. Pero la abuela era una artista también, pintaba, era increíble. Y la mamá de tu novio también es buena cantando.

—El novio soy yo, sí señor —digo.

Ella sonríe y no se priva de darme un beso en la mejilla, se me escapa una sonrisa.

—¿Tu madre canta?

—Sí, lo hace —asiento. Estamos fuera de la ciudad ahora, hay árboles y más árboles, aire fresco y juventud. Me gusta esto—. Era mariachi en un bar antes de conocer a mi padre.

Detenemos la charla un rato al ver una granja que sólo habíamos visto en fotos.

La granja Lawler.

Estaciono el auto y bajamos con curiosidad, especialmente Channing y yo porque hemos escuchado muchas cosas de la granja en la que se crió el tío Baxter.

—Mujer, esta granja tiene historia —él le dice a Laurélie.

—Es linda —dice ella.

—La remodelan cada tres años —digo—. Aquí fue el inicio de todo.

—Honestamente, hermano —Channing se acerca a mí—. Creo que si no fuera por este lugar, tú y yo no estaríamos aquí y ahora, siendo primos.

—Coincido con eso.

La nana de mi padre, la mamá de Baxter, nos recibe con una sonrisa, como siempre. Ella es la dueña de la granja.

—No puedo creer que esta granja verá a la segunda generación de la familia.

Ella parece tan emocionada que no quiero recordarle que sólo estaremos por un par de días, es que Bernadette parece muy feliz con dejarnos disfrutar de su granja.

—Pueden ir a ver a los animales rescatados, también está el lago cristalino atrás de la granja, sólo sigan el camino —nos dice—. He llenado el refrigerador, además de que sí hay agua potable y demás servicios básicos. Sus padres tienen el número telefónico, así que estén atentos al teléfono, no vaya a ser que piensen que algo va mal.

—Muchas gracias —le decimos.

—Oh no es nada —ella sonríe—. Nada de actos impuros aquí, niños.

—Soy un hombre guapo y soltero —se excusa Channing, recalca soltero.

—Yo... estoy recuperándome de la fobia.

Gran excusa. Ella asiente sonriendo y finamente nos deja.

Hola, granja.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora