Ella está aquí en mi habitación, lo cual es raro para mí porque sólo mi familia ha entrado en este lugar, eso incluye a los hurones. Está tocando todo, incluso mis espantosos apuntes del instituto y demás, no sé si podría acostumbrarme a esto, especialmente porque es su primera vez aquí y está curiosa acerca de todo lo que me rodeado todo el tiempo y nunca nadie ha estado tocando mis cosas tanto como ella.
La miro con atención mientras pienso en aquella vez en la playa, donde pensé que iba a romper conmigo y casi se me salen los órganos del susto, donde también pasaron varias cosas más. La razón por la que apenas mencionó sobre la graduación y yo aclarando de inmediato que no iba a dejarla se debe a que la mayoría de parejas se separan una vez que se han graduado ya sea por la universidad o cualquier otra cosa, pero yo nunca he sido parte de la mayoría y tampoco quiero dejarla.
—¿Es molesto para ti? —pregunta de la nada.
—¿Qué cosa?
Ella sonríe y se sienta frente a mí en la cama.
—Que venga a explorar tu habitación alguien que nunca ha estado por aquí.
—Es extraño, eres muy curiosa —le digo.
Su sonrisa me muestra que no le enoja lo que he dicho, ella siempre ha sido bastante entendible. Sabe que no he pasado por la mayoría de cosas que un adolescente normal, como una chica explorando mi habitación. Apenas me estoy poniendo al día en esto, ya que estoy recuperándome.
—Bueno, lo lamento —dice.
—No te disculpes.
Su mano se entrelaza con la mía mientras se acomoda mejor frente a mí, con una pierna encima de la otra. Mi otra mano va directo a su rostro para acunarlo y ella ladea la cabeza en esa dirección como lo haría un gato.
—Si hace meses hubieras hecho esto, definitivamente te hubiese dejado como una demente.
Ella se ríe de lo que digo.
—Tú ya me tenías en esa categoría.
—En mi defensa, es que siempre fuiste bastante natural y espontánea. Yo no lo era, sigo sin serlo quizás.
—Pero has mejorado mucho, Nate. El chico que conocí al principio del año jamás se hubiera atrevido a hablar con toda su familia nuevamente, ni mucho menos a volver con el psiquiatra para evaluar el caso.
—¿Te gusta como soy ahora?
—Me gustaba incluso como eras antes, me gustas ahora y estoy segura de que me gustarás después.
—¿Estás tan segura?
—¿Crees que te dejaría con lo mucho que me ha costado sacarte del cascarón y que ahora te tengo sólo para mí?
Me río de lo que dice y jalo su mano para que quede más cerca de mí, ella me abraza y sonrío.
—Sí me tienes sólo para ti —admito.
Ella, con su dedo, repasa cada facción de mi rostro con una sonrisa en el suyo. A veces me intimida la manera en la que veo como todo ha cambiado, como me siento respecto a ella y como ahora puedo estar tranquilo cuando está a mi lado. El Nate de hace unos seis o siete meses no podría hacer eso, le hubiese dado algo allí mismo.
—Nunca le pertenecemos a otra persona como un objeto, como algunos piensan. Honestamente creo que soy para ti porque lo mereces.
»Mereces a alguien que pueda darte la misma paz que lograste en mí, ni siquiera te rendiste cuando las cosas para mí iban mal. Mereces a alguien que pueda darte algo completo, nada a medias. Tú mereces cada cosa buena que yo pueda darte, antes sólo era para mi familia pero tú me tienes, te lo has ganado. Luchaste por mí, así que ahora es mi turno, incluso cuando se trata de la fobia social. Estoy seguro de que mi familia y tú merecen que luche. Y no voy a decir que mereces algo mejor que yo, porque cariño, definitivamente me voy a convertir en una mejor persona para merecerte. Y vamos así, a merecernos el uno al otro, para sentirnos bien con el otro, pero también para sentirnos bien con nosotros mismos.
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Complicado es sólo una palabra
Teen FictionNathan, con una infancia decente en casa pero que fue un asco en la escuela, cree en todo significado y sinónimo que tenga la palabra «complicado» por su fobia social. Complicado para la amistad, el amor y todo lo que conlleva una vida social. Lauré...