—Pero si eres un bebé.
Los labios de mi madre tiemblan una vez más y Autumn se ve en la obligación de consolarla... otra vez. Termino de subir la última caja con mis pertenencias, suspiro.
—¿Estás seguro de esto?
—Sí, papá —respondo—. Sólo quiero ver cómo saldrá esto, si hay algo que no me gusta, entonces no estaré en el campus y sólo iré a clases.
—Está bien —él responde—. Si necesitas algo, llámame. A la hora que sea. Cuando sea. Sólo llama a casa, hijo.
—Llamaré.
Primero abrazo a mamá, que parece no querer soltarme. Su cuerpo es bastante fino, así que puedo apretujarla con comodidad.
—Voy a estar bien.
—Tú... —murmura, me golpea el brazo antes de romper en llanto de nuevo—. Mocoso, ¿cuándo creciste tanto? ¿Ahora te irás a vivir lejos de nuestro nido?
—Solecito, es sólo el campus de la universidad. No irá a otra ciudad —le dice mi padre.
—Y luego se irán los mellizos, y luego August.
—¡Mamá, August sólo tiene dos meses!
Termino de abrazarla y luego paso a brazos de mi padre. Finalmente, llego a los niños, los petauros. Autumn apenas solloza pero se niega a llorar completamente.
—Vendré los fines de semana —le digo a Spring, que no se esfuerza en ocultar su cara larga por mi ida—. No pelees con Tumn.
Después de otros quince minutos subo a mi auto rumbo a la universidad. Suspiro y me concentro en el camino, con miedo a algo completamente nuevo.
Al llegar estaciono mi auto fuera del edificio en donde me toca estar, sólo estoy rogando para que me toque un buen compañero de cuarto. Saco las cosas con tranquilidad, rebusco las llaves de la habitación. La número 27.
Abro la puerta, entro mis pertenencias con calma. El chico no está a la mira, pero suena la ducha, así que supongo que se está bañando. La mitad de todo el espacio es mía, y se nota que el chico respeta eso porque hay espacio vacío para mí, así como el mini armario de cada uno, incluso la cama está limpia.
La puerta del baño se abre y sale el chico.
—¡Ay, ay!
Mi grito se confunde con el del chico que ahora no es tan desconocido. El muchacho se encarga de no dejar caer la toalla que lo mantiene vestido.
—¡Ya! —grito, señalándolo—. ¿Qué haces aquí?
—¡Yo debería preguntar eso! —grita Channing señalándome—. ¿No te tocaba con otro chico?
—¡Yo que sabré, loco, ahora vístete!
Él toma un par de calzoncillos de su cajón y algo de ropa, luego de un par de minutos ya regresa vestido. Me mira con rabia fingida.
—¿Por qué me miras así, cretino? ¡Yo no sabía nada de esto!
—¿A quién estás llamando cretino?
Nos reímos y de la nada lo tengo pegado a mí como un koala mientras siento alivio de que por azares de la vida, me haya tocado con Channing.
—Menos mal nos tenemos el uno al otro.
—Ya, ya —repongo—. No te pongas cursi.
Los estudiantes de nuevo ingreso, reunirse en el auditorio principal.
Salimos de la habitación mientras siguen sonando los altavoces de los edificios. La duda de dónde estará Laurelié me consume, pero me mantengo tranquilo.
Al llegar al auditorio me siento junto a Channing y no me detengo por las miradas que le dan al chico, pero mi primo sólo se dedica a ignorarlas. No por malo, si no porque creo que se ha cansado de hacerle caso a chicas que no van a significar lo que Crystalie significa para él.
—Bienvenidos a la Universidad... —aquí es donde dejo de escuchar.
Estoy en un auditorio lleno de personas sin sudar, sin entrar en pánico. Hay gente que no conozco a mi lado y no estoy temblando. El Nate del pasado hubiese estado llorando porque sabía que este lugar no es para él, de alguna forma me sorprende que esté en la universidad ahora.
Sonrío de repente por el orgullo que siento de ser yo, por primera vez en esta vida sé lo que se siente. No soy Nathan Rowe, el chico que casi fue abusado sexualmente, el chico que sufrió de fobia social casi toda su vida, el chico que sudaba y temblaba cuando se le acercaba una persona, el chico que parecía que no tenía una familia y cenaba en su cuarto en Navidad. Soy Nathan Rowe, estoy en la universidad, tengo una novia, un mejor amigo... y soy feliz.
—¡Nate!
Cuando salimos del auditorio me giro de repente al escuchar la voz de Laurelié. Sonrío cuando siento sus brazos rodear mi cuello y sus piernas mi cintura. Camino así con ella mientras Channing ríe.
—¿Qué tal tu compañera? —le pregunta.
—Es linda —dice y me regala un beso—. Es ordenada, eso es bueno.
—Sí, eso es bueno.
Le sonrío de lado mientras ella se acerca para besarme cortamente. Nunca voy a cansarme de esto.
—Dejen su miel, ya estamos en la universidad.
—Deberíamos llamar a tu prima —dice Laurelié.
Me río mientras Channing hace un amague de atraparla y ella sale corriendo. Nos reímos y salimos tras ella, corremos y corremos, siento la brisa del fresco día en mi cara y mi estómago me duele por reír mientras corría. Terminamos tumbados en el césped del parque cercano a nuestro edificio.
—Creo que nunca dejaré de sentir esto que siento por Crystalie —dice Channing sin sacar su vista del cielo.
—Pero no deberías quedarte clavado así, ahora estás aquí y conocerás gente nueva —le dice Laurelié mientras toma mi mano.
—Me estoy volviendo loco.
—Vas a estar bien —le digo. Los tres nos miramos fijamente—. Vamos a estar bien.
Nos quedamos un rato más en el césped antes de ir a descansar para el inicio de las clases, Channing no estará conmigo en clases así que estoy tomando esto como un reto, porque en ese aula estarán personas que en verdad no voy a conocer... y espero estar bien.
Cuando la noche cae recibo una llamada de mamá, abro esta y enseguida sale su rostro pecoso sin maquillaje.
—Hola, cariño.
—Hola, mamá.
Me empieza hacer un montón de preguntas mientras las contesto con paciencia y risa, Channing se ríe de mí mientras está con la vista fija en su computadora. Aparto un poco de mi cabello castaño de mi frente.
—¿Estás bien, seguro?
—Sí, mamá —respondo—. Gracias por preocuparte.
—Sólo soy una madre.
Asiento y verla por pantalla y no en casa me hace tener un nudo en la garganta.
—¿Mamá?
—¿Sí, cariño?
—Gracias por tenerme.
Si bien ella no me dio a luz, estaba destinada a ser mi madre. Nunca hizo distinción entre los mellizos y yo, siempre buscaron darme lo mejor y mi vínculo con ella jamás se rompió, incluso con lo difícil que era tenerme como hijo. Ella me tuvo.
—Gracias a ti por haber nacido.
La llamada se cierra mientras Channing dice que tía Honey está igual, que no puede creer que su bebé mayor esté en la universidad y que se haya ido del nido.
No hay nadie como ellas.
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Complicado es sólo una palabra
Teen FictionNathan, con una infancia decente en casa pero que fue un asco en la escuela, cree en todo significado y sinónimo que tenga la palabra «complicado» por su fobia social. Complicado para la amistad, el amor y todo lo que conlleva una vida social. Lauré...