Capítulo diez.

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Mi padre estaba ocupado en su trabajo y mi madre estaba dándose un poco de tiempo para ella misma, eso significa que tenía que ir a recoger a los mellizos a la escuela. No me han dejado regresar al instituto y ya hasta me parece que voy a perder mi último año. Que desastre.

—Nos vemos, Jim —le digo al hurón que me mira desde el sofá.

Salgo de casa y subo al auto, tomo una bocanada de aire y enciendo el motor. Mi celular suena y contesto.

—¡Aquí tu único amigo, Channing!

—¿Quieres morir? —le respondo—. ¡No es necesario que recuerdes que eres mi único amigo!

—Lo siento, soy un desconsiderado.

—Te hablo después, debo recoger a los niños.

—Ellos no son más niños, Nate. Ni siquiera Mikael lo es.

—Mikael es unos meses mayor, nada más. Ellos siguen siendo unos niños.

Él ríe y casi lo veo negando con la cabeza. Dejo la llamada y sigo conduciendo con toda la precaución.

Al llegar a la escuela de ellos, me bajo y hay un montón de niños subiendo a autos, uno que otro padre que tiene cara de no ver a su hijo hace veinte años cuando ellos aún son menores.

—¡Nate! —escucho la voz de Autumn y se acerca corriendo—. Vámonos ya, ahí está la chica que me gusta.

Veo a la niña que le gusta a Autumn a lo lejos y ni siquiera puedo recordar su nombre, ella lo mira y se ríe. Agh, las niñas de ahora.

—Vamos, sube al auto —le digo.

Entonces veo a lo lejos algo que me espanta, me indigna, me mata. Un muchacho que es probable sea de bachillerato está dándole una flor a Spring. No una flor cualquiera, es una flor de cerezo. Spring. Primavera.

—¿Qué se cree poeta? ¡Está siendo un tonto por darle una flor refiriéndose a su nombre!

—Deja tus celos y vámonos, estoy colapsando ahora mismo —me insiste Tumn.

—¿Quieres que dejemos a nuestra niña en manos de un tiburón? ¿Qué clase de hermano eres? —le reprocho—. Vamos, grita su nombre. No puedo acercarme.

—¡Ellos son de primer año, eres más grande!

—No me reproches, llama a Spring.

Autumn rueda sus ojos y grita su nombre, ella gira en nuestra dirección, deja en el piso la flor y en la historia al chico que está intentado cortejarla. Esa es mi chica.

—Lo lamento —ella dice—. Eso es sólo...

—¿Desde hace cuánto ese chico anda detrás de tus huesitos? —le pregunto.

Tomo las mochilas de ambos y las meto en la cajuela. Subo al asiento de piloto y ella va a mi lado, Autumn va en el asiento de atrás recostado. Me muevo y ajusto en cuestión de segundos el cinturón de seguridad de Spring.

—Las cosas no son así —me dice.

—No soy ciego —le digo—. ¿Estás interesada en él? Es algo mayor.

—¡Dios, no! —exclama—. ¿Y tú estás interesado en Laurélie?

Me congelo y la miro con sorpresa. El mundo está al revés hoy.

—No —murmuro.

—¿Por qué has empezado a murmurar?

Ella está atacándome respecto a Laurélie y me viene a la mente el beso de hace días, todo esto es confuso y resulta un desastre.

Complicado es sólo una palabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora