19- celos malditos celos

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Camino a pasos lentos de un lado a otro. ¿Qué se supone que deba hacer en esta casa? Estoy sola, no hay nadie. ¿Cómo se le ocurre a este pendejo dejarme aquí, sola?

Esto es increíble. Thomas es increíble.

Bien, jugaremos.

Miro el preservativo, me acerco a mi armario y decido tomar un bolso.

Minutos luego tomo mi celular y rebusco el número de aquel chico que conocí en la disco, Josh.

Llamando a Josh

—¿Si?

—¿Josh?

—Si ¿Quién habla?

—Ah... Julia, me conociste en la disco junto a Ana.

—¡Oh Julia! ¿Cómo estás?

Mal.

—Bien ¿y tú?

—Bien, y más ahora. ¿Donde andas?

—Ah eso te iba a decir ¿crees que podemos vernos esta noche?

Se forma un silencio de segundos inmortales.

—Ah claro que sí ¿Te puedo invitar a cenar?

—Si, por favor. Me puedes esperar en barbacoa bar.

—Grandioso julia. Te espero allí, besos.

Cuelgo sonriendo. Entro al chat de Thomas y le escribo:

"Hola mi cielo, perdón si te molesto.
He pensado en pasar "la noche social",
Claro, también usaré el condón que me diste.
De verdad, gracias amorcito, porque necesitaba uno, aunque le diré a él que consiga más, no soy mujer de un solo polvo
Nos vemos mañana mi amor :)".

Sonrío con total felicidad. Ya sabrás Thomas.

De haber terminado de lucirme con un ajustado Jeans hasta la cintura, un top negro combinado con un abrigo de cuero por encima, decidí ponerme unas plataformas negras.

Sé que está lloviendo, pero vamos, no pienso salir como una loca.

Me hago una coleta, acepto que este no es mi estilo, pero no se ve tan mal.

Antes de que el taxi llegara, mi querido Thomas no cesó de llamar, pero yo apagué el teléfono.

¡Así se hace Julia! ¡Bravo!. Siempre intentando superar al Thomas, pero al final terminarás en su casa, en su cama y nada cambiará ese compromiso.

¡Cállate estúpida conciencia!

....

—¿Donde la dejo señorita?— me pregunta el taxista.

—Barbacoa bar.

—Bien.

Se hizo un silencio agradable hasta qué...

—¡Oh Dios mío! Ya van a poner la hora sad en radio guarachita punto nueve — fruncí el ceño, no sabía si el se expresaba para que yo respondiera o para sí mismo—. ¡Oh Dios baladas español! Yo sé hablar español, tenía un amigo dominicano y decía "qué lo qué mi loco, dame la luz", también una amiga venezolana y ella decía "ven pa' acá coño 'e tu madre, que te voy a dar tu tanda de coñazos".

Okay, yo no entiendo nada, así que sostengo la manija del auto. En cualquier momento saldré volando.

—Tambien a mi amigo mexicano que solía decir "No mames, estoy hasta la puta madre" ¡me encantan los latinos! Ohh suena la de cortarse las venas, porque ese chico no te quiere ni verga —giro los ojos.
—Vuelves qué sin ti la vida se me va... Ouuuu vuelve, nadie ocupará tu lugar.

Hasta que la herencia nos separe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora