El infierno a tu lado
Thomas
Ese viaje de luna de miel, cambió muchas cosas. Julia a pesar de ser tan insoportable y necia, mantenía ciertas debilidades por dentro, y lo que me cuesta creer es que yo no sea una debilidad para ella.¿Cómo es posible que ella a esta altura no se haya entregado a mi?
Hmm, eso me mantuvo pensativo desde esa vez que la lancé a la cama y nos besamos.Ahora que habíamos llegado, me sentía extraño. Al entrar a la casa de mamá, era como si su presencia me persiguiera. Temía demasiado. Mi madre siempre fue lo más importante para mí, y aunque no supe demostrarlo, dentro de mi corazón vivirá por siempre.
Sé que había tratado mal a Julia diciéndole que debía salir apenas llegando. Ella no conocía la casa bien, apena se estaba adaptando y yo pensaba dejarla sola, y si, lo hice. Le di el condón confiado de que ella no haría más nada..., pero lo hizo.
Cuando me había marchado simplemente acudí a un bar, en donde me encontré con mi viejo amigo Arthur, quién es dos años mayor que yo.
—¡Hey idiota! —como un honor de saludo me lanzó un golpe en el tronco de mi cabeza y yo respondí extendiendo mi mano, pero cuando él pensaba tomarla, le había lanzado una bofetada.
Y así somos nosotros dos. Amigos, hermanos y locos por el alcohol y las pu... bueno, ya estoy olvidando el asunto de seguir siendo mujeriego.
Antes de que el jodido problema sucediera con Julia, mi amigo me habia comentado que me notaba diferente.
—¿Diferente yo?
—Si hermano —se rió en tono burlón mientras toma su trago.
—No, estoy bien.
—Si, pero no sé..., es que es extraño que te hayas casado de la nada, aún me cuesta creer que tú, mi querido Thomas, te hayas casado "por amor" y le hago comillas porque puedo.
Giro los ojos, mi adorado amigo del alma, quién es pelinegro y suele vestir al estilo de rockero, se encuentra diciéndome lo que para él es extraño y para mi es algo casi normal.
—Pues hay que aceptarlo, Julia se ve bien, es linda, y además es decente, ¿cómo no adorarla?
Traté de sonar convincente, pero él me mira sin expresión alguna, serio, gritando con su mirada: ¿de verdad me crees estúpido?
—La odiabas.
—Pero... ya la amo.
Sigue mirándome serio.
—Dijiste que ella era una amargada y que jamas querrías semejante palo de escoba.
Frunzo el ceño.
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Hasta que la herencia nos separe
RomanceDespués de una carta de desalojo y una muerte que deja a un hijo al borde de la desesperación, Julia y Thomas tendrán que tomar una decisión para obtener beneficio propio. - Julia no era para nada paciente, se consideraba una chica con los pies s...