Capítulo VI. Elfo de luz

1.2K 178 57
                                    

Lanzó con fuerza las dagas que antes mantenía ocultas tras su espalda, estas emitieron un zumbido particular al cortar el aire con velocidad e impactaron en los diferentes puntos repartidos en el campo de entrenamiento. Su mente se dividía en dos tareas; enfocarse en acertar a su objetivo, sin permitirse fallar ni por un centímetro; y pensar en motivos razonables del porqué Loki, su hermano, lo besó. Tenía que admitir que no era muy complicado hacer ambas cosas al mismo tiempo, el problema residía en que no encontraba respuestas coherentes a lo segundo y por más que lo intentaba parecía que caminaba en círculos, nunca llegaba a ningún lado, siempre terminaba donde empezó, ¿por qué lo hizo?

—No es momento para fantasear con doncellas —dijo una voz tras su espalda. Últimamente todos le interrumpían cuando solo buscaba un poco de soledad.

—No lo hago —contestó intentando no mirar su rostro y decidió ir por las armas para volver a meterlas en el tahalí de cuero que cruzaba su pecho y espalda.

—Entonces no te preocupes —su melodiosa voz resultó irritante para Thor que en ese momento se inclinaba para sacar una daga que se había incrustado profundamente en la madera—, tu buen y fiel amigo te llevará a que lo hagas realidad. Te ves patético y un poco de diversión te sentará de maravilla.

—Lo que me sentará de maravilla es tú regresando sobre tus pasos. Ahora estoy ocupado. —No estaba de humor para cortejar a nadie.

Fandral negó con la cabeza, no dejaría al rubio hundirse en aquel estado tan lamentable, por algo se hacía llamar su amigo y si tenía que obligarlo a socializar con criaturas nobles y bellas, no aquellas rudas y toscas con las que en los últimos tiempos convivía, exceptuando a Sif, entonces lo haría como si de ello dependiera su vida.

—De acuerdo, no pensaba confesar, pero Helga a preguntado constantemente por ti y estaba a un par de citas más de convencerla de que soy mejor que tú... —lo observó con cautela—, pero puedo rendirme si ahora vas y le invitas a tomar una copa.

Thor entornó los ojos, con un movimiento fluido del torso y su diestra, lanzó el afilado objeto que atravesó la madera y fue a encajarse al suelo. Demasiada fuerza.

Estaba agotado de mil formas que no sabía que eran posibles, quería dejar de pensar tanto y concentrarse solo en lo que tenía delante, pero no podía evitarlo. En ocasiones solo quería cerrar los ojos y regresar a otra época, quizá a aquella época donde él salía con Loki y Fandral, cuando con una inocencia que rozaba lo estúpido, asistían a bailes disfrazados para ocultar su identidad y con palabras impregnadas de dulzura conquistaban a tiernas Aesir, como un hechizo que se rompía cuando la luz volvía a inundar su mundo. Ahora un simple baile no disolvería sus problemas, ni una caricia más íntima, lo que necesitaba no se lo podría dar nadie, ni siquiera él mismo.

—Eres muy amable —lo rechazaría directo y sin vacilar—, pero...

—Fandral, Thor. —Los interrumpió con una sonrisa extraña, el recién llegado era el último ser que quería ver el rubio en ese instante. La situación no podía ser peor.

—Llegaste justo a tiempo, vendrás con nosotros, iremos a cautivar a las más bellas doncellas de esta prometedora velada.

El menor de los presentes elevó una ceja con interés, realmente le parecía una idea estupenda. Trató de fingir que no notó el desconcierto en la cara de Thor, quería confundirlo más si era posible.

—Tengo mejores cosas que hacer, pero los acompañaré.

—Asombroso. Te espero aquí —le dijo lo último al rubio y al ver que no salía de su trance suspiró exasperado—, vamos, si continúas oliendo así ni yo querré acercarme a ti.

Excusas en tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora