Capítulo XI. El juego de las mentiras

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Una gran parte de Thor se infló de orgullo, lo logró, se enfrentó contra enemigos poderosos y salió victorioso, pero otra pequeña parte de él temía por lo mucho que ahora le debía a su hermano. No solo lo ayudó a entrar a un mundo al que no estaba permitido, también utilizó magia negra por su causa.

[...]

El ambiente de regreso a Asgard no era de celebración, lo hicieron, pero el rostro de Hogun y Loki les recordaba lo cerca que estuvieron de fracasar. El primero parece desorientado a un nivel que incluso le cuesta evocar la razón de su existencia, el segundo va perdido en sus pensamientos, con el rostro demacrado y exhausto.

—¿Qué ocurrió con Atali? —susurró Fandral, consciente que no es el mejor momento para hablar, pero necesitaba saber qué pasó.

—Escapó —espetó Thor.

Quiso decir que eso lo tenía muy claro, que él se refería a cómo es que sucedió, pero en cambio preguntó: 

—Loki, ¿él está bien?

—Lo está, solo necesita descansar.

—Su magia es muy poderosa, siempre supe que era astuto y un gran hechicero, pero esta ocasión fue diferente, si lo que dijo es cierto, derrotó a varios Vanir expertos en artes oscuras. —No era fan del menor, pero jamás lo había visto actuar con tanta entrega en una misión, y a una especialmente difícil, eso le dejó sorprendido, y preocupado por lo mucho que debió exigirse.

—Fue una prueba para todos —no quería admitir frente a él que Loki la pasó mal, quería protegerlo y tenía que medir sus palabras si quería mantener oculto el hecho de que rompió un par de reglas—; lo importante es que no habrá más guerreros desapareciendo misteriosamente.

—Pero ella sigue por allí en alguna parte, ¿cómo estás tan seguro de que no lo volverá a intentar? —Esperó atento su reacción.

—Atali no es fuerte —dijo y luego se arrepintió—, tuvo la suerte de que Loki quedara inconsciente antes de poder atraparla —se apresuró a explicar. No era bueno mintiendo, más cuando entendía que decir una pequeña acarreaba una montaña de ellas.

Fandral que hasta el momento estaba al lado de Thor, que iba dirigiendo la nave, buscó con la mirada al menor de los Odinson.

—¿Crees que el rey nos recrimine por no capturar a la primogénita de Ymir?

—Créeme, mi padre será el primero en reconocer que hicimos más de lo que debíamos. Él nunca nos dio las armas necesarias para enfrentarla.

El espadachín meditó sus palabras y después dando razón a lo dicho asintió, no preguntó más al notar que Thor parecía incómodo, sabía que algo lo molestaba, sospechaba que tenía que ver con Loki, pero no tenía la certeza más que una corazonada.

—Fandral, al llegar dile a Volstagg que lleve a Hogun con los curanderos. —Le pidió con voz menos autoritaria de lo normal.

—Yo puedo hacerlo. —Se ofreció enseguida.

—No, quiero que tú te encargues de Loki, asegúrate de que vaya a su habitación a descansar —habló muy suave, al tanto que le pedía aquel favor como su amigo.

—¿Tú irás con Odín? —No quería dejarlo solo, todavía preocupado por la reacción del rey.

—Sí, cuando termine yo me encargaré de cuidar de Loki.

—Oye, también necesitas reposar —tocó su hombro en un acto más íntimo—, tu hermano actuó increíble, pero tú también lo hiciste, siempre lo has hecho, eso no significa que tu cuerpo no ocupe...

Excusas en tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora