Capítulo XV. Un digno rival

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Con el más solemne silencio de compañía, contempló los astros lejanos. Su fuerza y poder se repartía a lo largo de Yggdrasil, evitando así que enemigos indeseados hicieran sus jugadas.

—¿Qué pasa Fandral? —dijo sin despegar la mirada del espacio que se extendía infinito más allá de su alcance.

Padre de todos, he venido ante usted para informarle de un acto... vergonzoso. —Su voz salió trémula y mantuvo una postura sumisa consciente que había interrumpido un momento privado del rey.

—Habla —pidió girándose para observarlo.

Llegó a la conclusión de que lo peor sería mantener el secreto, tal vez mañana alguien más lo descubriría y los problemas serían mayores. No quería que castigaran a Thor, no deseaba que lo desterraran o cualquier otra cosa que Odín fuera capaz de hacer. Solo quería que parara, que su querido amigo entrara en razón e ignorara cualquier sentimiento que corrompiera su espíritu.

—He descubierto a Thor en una situación... —«Escandalosa, indignante, hasta repulsiva para algunos», pensó, pero eligió otras palabras—: comprometedora con Loki.

El rey de Asgard no se sorprendió, sabía que entre sus hijos sucedía algo y había llegado el momento de descubrir de qué se trataba. Escuchó atento al más joven.

—Lo que diré a continuación no es una acusación sin fundamento, usted mismo puede ir a comprobarlo ahora mismo. —Levantó la mirada y lo enfrentó con determinación gracias a la sensación de seguridad que le confería el saber que Thor estaba en la cama con su hermano.

Sí, lo sabía.

«Entonces puedes decírmelo en el camino» había dicho con descaro, con los pasos presurosos para encontrarse con Loki, con la mirada cargada de deseo por el hechicero, con un brillo incierto que pudo descifrar cuando el rubio salió de su vista y se encontró al menor de los Odinson observándolo con una expresión socarrona. Maldito. No temía ni un poco ser descubierto, confiaba demasiado en sí mismo, creía que él no hablaría; pero estaba muy equivocado, no se quedaría más tiempo con los brazos cruzados mientras observaba cómo jugaba con Thor, no lo permitiría. Loki engañaba a todos con esa apariencia traviesa y sus trucos de magia, ya era hora de que le pusieran un alto, y si con ello tenía que arrastrar al rubio también, entonces tendría que tomar el riesgo. Después de todo, Thor no era precisamente inocente.

—Están juntos, como amantes. —Terminó de explicar.

[...]

Una gota de sudor resbaló por su mejilla, sentía su cuerpo entero frígido y su corazón desbocado.

Odín estaba furioso, arremetiendo con todo su poder contra la habitación del mayor de sus hijos, pero esta no cedía, y por más presión que ejerciera a los muros y a la puerta misma, era como si una barrera impenetrable los protegiera.

Fandral casi se los podía imaginar escondidos, temerosos por ser descubiertos, pero cuando por fin Odín logró entrar, con una fuerte explosión de energía en los muros que los destruyó, lo que encontró fue lo más alejado de lo que esperó.

Tumbados, desnudos, aturdidos y con sus cuerpos unidos, mantenían sus manos entrelazadas y parecía que estaban en una realidad diferente, en su mundo no existía nada más que ellos; pero era solo una ilusión, porque perfectamente Odín logró penetrar su intimidad y tomar a Loki del brazo para alejarlo de Thor.

[...]

El hechicero cerró los ojos, la frialdad se coló por su cuerpo, no era precisamente por el suelo, se trataba de algo más, tampoco tenía que ver con su sangre Jotun, no, era porque había llegado el final.

Excusas en tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora