Vigésimo quinto chat

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Al llegar la noche, como Jayden dijo; fue a ver a su amiga.

Al llamar a la puerta, esperó unos segundos para que le abrieran. Una mujer de unos 35 años aproximados y cabello castaño se hizo ver -Hola ¿qué se te ofrece muchacho?- dijo amable la mujer, extrañada al encontrarse con un chico en la calle a las tantas horas de la noche.

–Disculpe ¿Esta Spencer?– preguntó él con la misma cordialidad, la mujer asintió –por casualidad ¿eres Roberto?– el pelinegro contuvo las ganas de reír por oír aquel nombre y negó –soy una amigo de ella. Me llamo Jayden, un gusto señora– se presentó cortés tendiendole la mano a la señora. La mujer sonrió y estrechó la mano al chico.

–El gusto es mío joven– expresó ella. El muchacho sonrió algo incómodo –oh pase, el cuarto de Spencer está arriba, es la última puerta del pasillo. La llamaría pero ha estado deprimida y creo que una compañía no le haría mal– le explicó la mujer. Jayden asintió y caminó por donde le indicó la mamá de Spencer.

La puerta del cuarto de Spencer se encontraba cerrada causándole a Jayden una gran vista de la decoración de la puerta, habían dibujo extraños hechos en ella y era demasiado llamativo para sólo una puerta.

Jay en línea.

Acosadora desconectada.

Jay: Estoy en la puerta de tu habitación ¿Me puedes abrir?

Jay se desconectó.

Unos pasos se sintieron al otro lado de la puerta, esta fue abierta pero no había rastro de Spencer, el pelinegro entró topándose con más decoración llamativa y una chica deprimida.

Su amiga estaba hecha un ovillo en la cama, su cabello ligeramente graso le tapaba el rostro y se encontraba hipando por tanto llorar.

Jayden no dudó en acercarse a la castaña, se puso al lado de ella fuera de la cama y con su mano le quita el cabello de la cara.

Una nariz roja, lágrimas escurriendo por sus mejilla y sus ojos levemente rojos e hinchados contrastaba una imagen deprimente de ella -Jayden- pronunció con voz quebrada.

–Shh tranquila pequeña acosadora– la calmó el chico, el llanto regresó a ella y Jayden sintió como se le encogía el corazón al ver a su amiga así –y yo tan estúpida esforzándose Jayden. Claro, ahora me sacan en cara que fui y soy una idiota– dijo ella llorando más fuerte.

El chico le dio palmaditas en la espalda –no digas tonterías Spencer– le riñó enojado –si fueran tonterías me estaría riendo pero no lo son, soy una idiota, una estúpida– la chica no pudo terminar de hablar porque Jayden le tapó la boca –sólo diciendo esto estás siendo estúpida. Ahora limpia esas lágrimas y cuéntame qué te pasó– declaró el.

La castaña con la vista entorpecida por las lágrimas observó a su amigo, él la veía con cierta ternura y sintió como su corazón dio un latido fuerte pero optó por pensar que era porque el le estaba brindando un gran apoyo... Quien sabe.

Jayden se sentó en la cama y ella se incorpora –Jayden, si te cuento esto no quiero que te enojes ¿ok?– le advirtió la chica, el pelinegro asintió algo confundido. Ahora, la chica comenzó el relato.

|Bueno, hace algunas semanas cuando tú estabas enojado conmigo, pues yo había logrado un progreso con Roberto y bueno, yo estaba muy feliz. ¿Sabes lo que ocurrió? un día no aguante mas y le dije lo que sentía ¿y qué pasó después? él me besó ¡me besó el chico que me gustaba! me dijo que me queria y yo le creí, así fue durante unas semanas. Todavía no salíamos ni nada de eso, pero él me besaba y se sentía genial, sin embargo lo que pasó después... Yo recibí una carta de la chica que me declaró la guerra ¿recuerdas?|

Jayden asintió.

|Ahí decía que ella había ganado, yo quedé perpleja aunque lo dejé pasar hasta el dia en que te conocí en person que de he hecho fue ayer. Yo pensaba que Roberto me quería, no obstante eso fue mentira (llanto) ¡Ayer lo ví con ella! y ahí estaba la estúpida de mi creyéndose que el me quería ¡Ja! fui y soy una imbécil pero ¿te imaginas lo que recibí hoy en la mañana? el me vino a ver. Joder, yo deseaba estrangularlo porque me seguía diciendo que me quería, como era de esperarse lo mandé a la mierda pero soy tan idiota porque ¡me sigue gustando Jayden! ¡sigo enamorada de ese imbécil!  no tengo ninguna dignidad, hasta si el me pidiera que sigamos como estamos ¡puede que lo aceptaría! porque soy tan fea  y lo único que conseguiría sería a tipos como Roberto. Soy un asco, me odio tanto como me quiero, me odio por ser tan estúpida, no resisto Jayden, no aguanto este dolor.|

Ante la finalización de la situación, la chica rompe en llanto de nuevo. Jayden la miró y pensó "maldita sea, ese idiota debería ver esta imagen para que se arrepienta" sin embargo pensó que sería una tontería porque ese imbécil no merecía ver las lágrimas de su amiga.

Sin dudarlo, el muchacho rodeó con sus brazos a su amiga, ella lloraba mientras le correspondía el abrazo -soy tan estúpida Jayden, tan estúpida- hipó ella.

–No lo eres tonta, no lo eres y lo digo no por ser tu amigo– expresó el.

|Tu sólo creíste ciegamente en él, eso es todo. Pero da algo por hecho, el no te merece ni ningún tipo como él lo hace Spen. Tú eres una chica sincera, nadie en este mundo puede ser digno para alguien como tu. Oh dios mío, y no digas que eres fea. Joder, no lo eres, te veo y eres la chica más linda y natural que puede haber, eres buena, eres única no entiendo porque gastas lágrimas en alguien así. Tú pudiste haber sido tonta por creerle pero él cometió un pésimo error, perderte. Si yo fuera él estaría terriblemente arrepentido por hacerte esto y ¿Sabes por qué eres una persona genial? porque no sólo eres sincera, me aceptaste a  mi y me ayudas aunque no lo creas, yo que soy alguien muy jodido, me aceptas como soy y eso me basta a mi para decir que eres una persona genial Spen, eres una gran amiga y juro que ese tal Roberto ni nadie merece lágrimas, nadie, ni siquiera yo. Te quiero pequeña acosadora y si vuelves a decir otra vez estas cosas, te golpearé en la cabeza para que recapacites.|

Cada palabra de su amigo hacían que Spencer llorara pero todo lo contrario a tristeza, sentía que su corazón se llenaba de ternecidad.

–¿Jayden?– le llamó ella mientras estaba acurrucada en el pecho de su amigo –¿mmm?– murmuró el.

–Te quiero– dijo ella –y yo a ti pequeña tonta– le respondió él sintiendo como su corazón daba un vuelco al escuchar las pequeñas palabras con grandes significados que le dió su amiga.







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