Los dos se quedaron un rato como estaban, no quisieron romper el abrazo, Spencer seguía llorando y hipando sin remedio mientras que su amigo le acariciaba la cabeza para tranquilizarla. Habrían pasado como una o dos horas estando de esa manera, ya que la chica no podía parar el llanto y la tristeza que sentía.
Después de un rato se soltaron al notar que la madre de Spencer se asomaba en el umbral de la puerta –oh disculpen, no quería molestar– se disculpó la mujer de cabello castaño –no te preocupes mamá, no molestaste, ¿Qué se te ofrece?– preguntó la chica –nada en especial, sólo quería saber si el joven se quedaría a dormir. Es muy tarde, así que sería lo mejor– expresó la mujer.
Spencer miró a Jayden y le sonrió –¿te quieres quedar?– el pelinegro se encogió de hombros –claro, si no es molestia– respondió cortés.
–Está bien, te pasaré una cobija y una almohada– manifestó la mujer saliendo de la habitación –¿no te molesta dormir en el suelo?– el pelinegro negó –no, claro que no me molesto o... ¿querías dormir conmigo?– expresó divertido él a ella –¡no! yo solo decía– murmuró sintiendo como sus mejillas se encendían –aaw se sonrojó– dijo riéndose Jayden a la vez que pellizcaba las mejillas rojas de su amiga.
–Dejadme– espetó ella inflando las mejillas –que adorable– comentó la madre entrando a escena –¡mamá!– se quejó la castaña, Jayden rió –pero si te ves linda sonrojada– inquirió sonriendo el muchacho.
–¡No digas cosas vergonzosas!– le reclamó la castaña, el rió –bueno Jayden, toma– dijo ofreciéndole la almohada y la cobija –Spencer te pasará algo más si es que lo necesitas. Buenas noches a los dos– les deseó la mayor saliendo nuevamente de la habitación.
Ambos quedaron en silencio por unos minutos –así queee...– empezó a decir Jayden –¿tuviste tu primer corazón roto eh?– agregó algo vacilante –si, algo así– respondió Spen limpiándose lo que dejaron sus lágrimas.
–Spencer– lo llamó su amigo, ella se giró hacia el topándose con sus ojos verdes pálidos, su mirada le transmitía confianza –¿qué sientes en este minuto?– la interrogó, su amiga dudó unos segundos pero contestó –algo de felicidad por verte y por tu apoyo pero por otro lado... Algo de tristeza– manifestó ella sincera.
En ese instante el tono del celular de Spencer comenzó a resonar en la habitación –¿quién será a esta hora– se preguntó la muchacha, tomó el celular y el nombre de Roberto se reflejó en la pantalla –¿quién es?– quiso saber Jayden preocupado por la expresión de su amiga –es Roberto– dijo ella.
Jayden soltó un pequeño ataque de risa a lo que Spencer lo mira mal –¿le contestó?– preguntó dubitativa, Jayden negro con una sonrisa de boca cerrada –no, mejor lo hago yo– dijo él quitándole el celular a la chica.
Conversación.
Roberto: ¿Hola? Spencer.
Jayden: No, no, no. No soy Spencer.
Roberto: ¿Eh? ¿¡quién eres?!
Jayden: Tu madre.
Jayden: Sólo bromeo. Soy un amigo de Spencer y ella no quiere hablar contigo.
Roberto: ¿Eh? ¡eso no lo decides tu! ¡pasamela!
Jayden: No y escúchame, no quiero que te vuelvas a acercar a ella.
Roberto: ¡No me alejaré de ella! ella es mía.
Jayden: ¿Tan cínico eres? escucha bien. Ella no te quiere ver, le has causado suficiente daño, ¿En serio tienes el coraje para decir que es tuya? eres un desgraciado y repugnante... púdrete.
Roberto: Ere un...
Fin de la conversación.
Jayden cortó la llamada y hizo lo siguiente.
Spencer conectada.
Spencer: No quiero que te acerques a mi amiga ¿entendido? o tendrás muchos problemas.
Roberto bloqueado.
–Creo que con esto no molestará más y si lo hace, avísame ¿si?– la chica asintió –lo haré– dijo sonriendo.
–Bueno, mejor vamos a dormir– dijo el pelinegro bostezando –jajaja si, ya es muy tarde– comentó ella riendo.
Jayden hizo la cama improvisada en el suelo y cogió el celular.
Jay conectado.
Acosadora en línea.
Jay: Buenas noches.
Acosadora: ¿Por qué me lo dices por mensaje en vez de sólo decírmelo?
Jay: Shh destroza momentos.
Acosadora: Si, como tu digas.
Jay se desconectó.
–Buenas noches tonta–
–Buenas noches chico suicida–
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Chats con ¿un chico suicida?
RomanceDesconocido en línea. Desconocido: Oye Dana, parece que me dejé mi navaja en tu casa ¿puedo ir a buscarla ahora?. Yo: ¿Quién rayos eres?. Desconocido: Dana, no estoy para tus bromas. Yo: ¿Quién es Dana? ¿y para qué necesitas una navaja?. Desconocido...