Spencer no tenía un lugar al cual ir, sencillamente caminaba, nada más.
Los recuerdos que tuvo con Jayden le carcomían cada vez más y el dolor que sentía al ver lugares en los que estuvo con el, se hacía mucho más intenso.
Caminó, caminó y caminó hasta llegar a la cafetería donde conoció al chico suicida, el aroma a café se hizo presente y eso la hizo sonreír. Era el mismo fuerte olor que sentía Jayden cuando la vio esa vez.
Una risa escapó de sus labios y pasó de largo la cafetería.
Se encontró con el parque donde conoció a James. Ella rió recordando ese día e imitó la acción de pasar de largo. Vagó por las calles hasta que cayó la noche, no se tomó la molestia de llamar a sus padres, ahora quería estar sola.
Miró que más allá se encontraba el puente, aquel en donde casi se besa con Jayden.
Ella corrió hacia el y al percatarse que no era lo mismo ver esa vista sin Jayden, lloró sin consuelo.
Todavía yacía la carta en sus manos mientras lloraba. ¿Por qué no le había dicho antes? ¡¿por qué maldita sea no le dijo que el la amaba a ella también?!
–¡¿Por qué maldita sea no me dijiste?!– gritó Spencer al vacío, lloró y cayó al suelo de rodillas.
Quería estar con el. Quería sentir su calidez. No deseaba estar sin el.
A la chica se le pasó un disparate por la cabeza para llevar a cabo, ya estaba harta de no tener coraje para hacerlo.
Sin dudarlo, rompió la carta en pedacitos pequeños y los arrojó al agua para que el viento y la corriente hicieran su trabajo, luego tomó una gran bocanada de aire.
Lo volvería a ver, si es tan solo una vez, lo volvería a ver sin dudarlo.
¿Y si en realidad no lo veía? ¿qué tal si los paradigmas y las supersticiones del alma eran tan solo una peligrosa fantasía? o ¿si que hacía en verdad llegaba a el? ¿estarían juntos para siempre? en ese instante, nada de eso pasó por su cabeza, solo deseaba verle.
–Te amo Jay! te amo– exclamó ella agarrandose de la baranda del puente, rápidamente se pasó la baranda, quedando colgada de ella con sus brazos aferrándose a los fierros.
–Te quiero volver a ver Jay– susurró ella.
Y sin pensar nada más. La chica se soltó de la baranda, cayó gritando que amaba a su chico suicida y llorando igualmente. Su vida pasó frente a sus ojos pero ella solo lo quería volver a ver.
Solo quería ver a su chico suicida.
Quería nuevamente sentir sus manos, sentir su piel, su cálida respiración en su cuello cuando la abraza, quería eso y mucho más.
En algún lugar del otro mundo, un chico de cabello negro observó la escena desde donde estaba. Entonces no vaciló ni un segundo en buscar a esa persona.
El alma de la muchacha fue puesta en un cuerpo. Ella miró extrañada el lugar desconocido...
–¿Dónde estoy?– se preguntó ella confundida. Se levantó dubitativa y miró a su alrededor. ¿Qué había pasado? ¿estaba muerta? Desde donde estaba, pudo ver su funeral y lloró al ver como se encontraba su familia. Totalmente destrozada.
–Vaya que eres tonta– dijo una voz detrás de ella, se giró y la luz de sus ojos volvió.
–Jayden– murmuró ella sorprendida sintiendo como lágrimas salían sin su consentimiento de sus ojos –te dije que no me siguieras pero tu vienes y...– no pudo finalizar porque ella se había aproximado a abrazarlo –estas aquí– pronunció ella abrazando más fuerte al muchacho.
–¿Por qué lo hiciste tonta? ¿por qué? ¿acaso olvidaste que la vida es bella?– preguntó el envolviendola con sus brazos. Ella negó, topándose con la mirada de su chico suicida –no olvidé que la vida es bella...– lágrimas salían de sus ojos y el chico se sorprendió al verlas –pero mi vida ya no iba a ser bella porque no estabas tu Jayden– declaró la chica, pronunciando cada palabra con tanta dulzura que los ojos del pelinegro también brillaron al igual que los de ella.
–Si serás...– susurró el con lágrimas deslizándose por sus mejillas y tomó la cara de la muchacha entre sus manos para unir sus labios por primera vez.
Las palabras no eran necesarias, puesto que si eso era lo que ella quería, no había derecho a contradecirla.
Pero no podía negar que sentía supremamente feliz de tener a su acosadora junto a el.
Ambos sintieron una inmensa felicidad que daban por hecho haber perdido y solo por reencontrarse con la persona que más aman.
–Te amo Jayden– expresó ella apenas terminó el beso –y yo te amo más Spencer– dijo el volviéndola a besar.
Sus almas por fin estaban unidas de nuevo, puede que hayan muerto en el mundo real pero en este nuevo mundo estarán juntos para siempre, hasta siempre con su chico suicida.
***
FIN DEL PRIMER LIBRO
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Chats con ¿un chico suicida?
RomanceDesconocido en línea. Desconocido: Oye Dana, parece que me dejé mi navaja en tu casa ¿puedo ir a buscarla ahora?. Yo: ¿Quién rayos eres?. Desconocido: Dana, no estoy para tus bromas. Yo: ¿Quién es Dana? ¿y para qué necesitas una navaja?. Desconocido...