La chica seguía aferrada a la tumba de su amigo. No quiso ni ir a comer, su madre se tornó preocupada pero no tuvo valor de reclamarle nada, sabía que este no era un buen momento.
-Idiota, idiota ni siquiera te quedaste a decirme qué era lo tan importante que me tenías que decir, idiota- susurró la chica hipando. Había sido un día horrible para muchos, sin embargo la que se encontraba más destrozada era Spencer que no paró en ningún momento de llorar.
La mujer corrió y buscó el número de tumba del joven, recordaba su nombre ya que también salió en las noticias. Con su hijo en brazos, corrió hasta poder encontrarse a una sentada en la tumba del susodicho.
Jayden Collins.
Ese nombre se encontraba grabado en la lápida.
La mujer se acercó y bajó su cabeza dando tanto sus respetos como su pésame -disculpe ¿usted conoce a una señorita llamada Spencer?- consultó porque la carta se hallaba con ese nombre, la chica alzó la cabeza y respondió -soy yo ¿qué se le ofrece?-
-Oh muchacha, esto es tuyo- le entregó la carta. Spencer quedó maravillada al verla, curiosa la recibió y la inspeccionó a detalle.
Spencer alias acosadora.
Se encontraba escrita en cursiva y era muy linda por así decirlo.
El niño en los brazos de su mamá observó con curiosidad a la chica, entonces con mucha dificultad dijo lo que le habían encargado.
-T-te a-a-amo s-s-spen-
Ella al haber oído eso, agrandó los ojos y alzó la mirada hacia el niño.
... Jayden.
La imagen de su amigo fue a sus pensamientos y no resistió las lágrimas de alegría que habían desaparecido hace pocos días atrás -gracias- pronunció sollozando la muchacha.
-Gracias- reiteró soltando aquellas gotas saladas de sus ojos, la mujer asintió y se fue junto con su hijo quien se despedía agitando su mano, Spencer le devolvió el gesto y entendió que ellos se fueron para dejarla tranquila.
Querida Spencer.
Te escribí esta carta ya que no tengo ni idea de como decir lo que siento por ti en palabras, entonces decidí escribirte que era un poco más fácil.
Hiciste que todo mi pequeño mundo cambiara en un par de días, hiciste que la felicidad que alguna vez pensé haber perdido en un pasado, volviera nuevamente. Jamás se me pasó por la mente que una simple chica cambiaría mi día a día. Te estoy tan agradecido pero además de ese sentimiento de gratitud hay algo más.
Me he enamorado de ti irremediablemente. Te amo acosadora, amo que me sonrías cuando hace apenas unos segundos lloraste, amo tu maldita forma de ser que es tan optimista y que es demasiado empalagosa, amo cuando te enojas cuando suelo molestarte, amo esa forma rara que tienes de decir lo que piensas, amo el día en que te conocí, te amo tontuela y no sabes cuanto juro que me siento un asqueroso cursi en este momento.
¿Ves lo que me haces hacer pequeña tonta? me haces decirte lo que siento de la manera más cursi, te dejo esas dos rosas, roja y blanca porque simplemente no me decidía cual elegir. Te amo y necesito que tu me respondas.
Te amo y nadie podrá decirte lo contrario, te amo desde aquí hasta no sé donde.
Te amo Spencer, para mi eres la felicidad en persona.
Te amo
-Tu chico suicida.
La castaña no evitó romper en llanto.
-Yo también te amo chico suicida, también te amo- susurró ella. Tomó las dos rosas ya marchitas que estaban pegadas en la carta, las sacó y las dejó en la tumba.
-Te amo y ni siquiera lograste escucharlo- dijo ella frente a la tumba, brindándole una triste sonrisa.
Ahora ella salió del cementerio con la carta en mano y solo caminó, caminó sin rumbo alguno...
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Chats con ¿un chico suicida?
RomanceDesconocido en línea. Desconocido: Oye Dana, parece que me dejé mi navaja en tu casa ¿puedo ir a buscarla ahora?. Yo: ¿Quién rayos eres?. Desconocido: Dana, no estoy para tus bromas. Yo: ¿Quién es Dana? ¿y para qué necesitas una navaja?. Desconocido...